Tal vez con la idea de reafirmar que el dinero de los jubilados es sagrado, se eligió una iglesia católica en Belgrano para el pago de jubilaciones. No fue el único lugar extrabancario que ofreció su sede para esta actividad: también clubes de fútbol, centros culturales y hasta una calesita fueron escenarios propicios para llevar a cabo el trámite. Sin embargo, numerosos bancos –los públicos y luego los privados que se sumaron a la operatoria– abrieron ayer las puertas de sus sucursales para atender a los jubilados. Hoy atienden de 12 a 17 para seguir con el pago a los que hayan quedado sin cubrir y también los planes de empleo.
Del total de beneficiarios que debía cobrar esta semana, un 80 por ciento había resuelto su situación el miércoles y los restantes pudieron hacerlo ayer. De acuerdo al vocero de la Anses, “la operatoria fue prácticamente normal y no hubo inconvenientes en este operativo de emergencia”. Pero muchos jubilados se sorprendieron al llegar a su banco y no encontrar ningún cartel indicador para orientarse sobre a dónde ir.
Entre idas y vueltas, varios beneficiarios pudieron al fin cobrar en una calesita ubicada en la plaza central de Ezeiza. Otros tuvieron un destino más “culto”: en Burzaco habilitaron un teatro y en Adrogué un centro cultural. Para los amantes del fútbol, el Club Unión de Santa Fe y Racing de Avellaneda también prestaron sus instalaciones. Los mayores problemas tuvieron que ver con que los domicilios alternativos de pago estaban lejos de la sede original y presentaban dificultades para su acceso.
La Anses había advertido a los bancos que aquellos que no abrieran o no habilitaran los lugares alternativos a menos de 300 metros, serían sancionados. “Los bancos eran el problema, y también el nivel de insensibilidad que tienen sus directivos”, señaló Eduardo Adelinet, gerente de comunicaciones de Anses.