Lun 06.12.2004

SOCIEDAD • SUBNOTA  › POR QUE GERMAN BERGER (Y SU HERMANO)

Dos muchachos a pata

Por A. G.-Y.

Hora de la siesta, un sábado en noviembre. Una ambulancia se detiene en la calle principal del pueblo frente al centro cívico. Dos jóvenes sacan un ataúd y lo dejan en el medio de la calle, frente a la puerta de la despensa. El vehículo se va. Silencio.
A los pocos minutos llegan dos coches, de los que descienden varios jóvenes y un hombre mayor. Son el director de cine Germán Berger, de 28 años, su hermano Guillermo, de 20, el escenógrafo Aldo Guglielmone, técnicos y actores. Se reúne gente del pueblo. Primero llegan los “no actores”. Entre ellos Marcelo Mansilla, ex hachero, ex bombero, albañil, pescador, actual fabricante de pickles, que tiene el rol de detenido en el destacamento policial. Algunos curiosos se instalan en las puertas de sus casas, que dan al centro cívico de Pueblo Liebig, una villa a diez kilómetros de Colón, sobre el río Uruguay, que quedó en la quietud y semiolvido luego del cierre de un frigorífico inglés.
En primer momento, la “actuación” principal pertenece al féretro depositado en medio de la calle, que atrae a la gente. “Ese ataúd así en la calle va a dar que hablar”, comenta una señora. “No es fácil mirar una cosa así en el pueblo.” Alrededor del cajón se prepara el escenario para comenzar la filmación de la película Todo para mí, con guión de los hermanos Berger, fundadores y directivos de la empresa El Buey Solo Producciones.
El buey proviene de la frase “buey solo bien se lame”. Un nombre anterior para la productora era A Pata Producciones. Ambas marcas, actual y descartada, denotan la decisión de los hermanos de seguir adelante con el proyecto de hacer cine en su pueblo en el interior. “Hubo tanto rechazo que al final cada rebote nos daba fuerzas, más decisión para seguir como sea.”
Este diálogo con el director Germán Berger, con el aporte de su hermano, Guillermo, tuvo lugar en una noche tormentosa con el féretro de cuerpo presente en una casa, después de la filmación en el pueblo. Es alentador porque refleja el esfuerzo de gente joven y activa. Empezaron a leer textos de cine hace años, pero comenzaron a encarar la actividad hace dos años. Su desarrollo refleja la confianza y la resolución para “hacer cosas”, que existe en la gente fuera de Buenos Aires.

Nota madre

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