El escándalo explotó en las últimas semanas en Estados Unidos, pero rápidamente se diseminó por México, Alemania, Polonia, Holanda, Canadá y Gran Bretaña. En Argentina, en cambio, la jerarquía eclesiástica eligió el silencio a pesar de la existencia, aquí también, de curas y religiosos pederastas. Es tal el incendio, por la gran cantidad de casos de sacerdotes norteamericanos que abusaron sexualmente de menores y de obispos que los encubrieron, que el tema llegó la última semana al Vaticano y el Papa presidió una inédita reunión cumbre con 13 cardenales estadounidenses y los principales ministros de la Curia Romana, en la que se acordó un plan de acción contra los paidófilos.
De aquí en más, según el compromiso asumido en Roma, los curas abusadores serán reducidos al estado laical cuando el hecho sea “establecido, notorio y reiterado”, pero también serán suspendidos de inmediato de sus cargos pastorales y sometidos a proceso canónico los religiosos de quienes el obispo “sospeche” que puedan amenazar a los niños y adolescentes que las familias confían a la Iglesia. Sólo en la diócesis de Boston existe medio centenar de casos denunciados desde enero, que significarán para la Iglesia el desembolso de unos 300 millones de dólares en indemnizaciones a las víctimas. Muchos altos prelados, entre ellos el cardenal Bernard Law, de Boston, están acusados de haber reaccionado preocupados por tapar los escándalos y no por defender a las víctimas y castigar a los culpables.
Al concluir la reunión cumbre con la cúpula de la Iglesia norteamericana, el martes el Papa consideró a los ofensores sexuales como “traidores a su misión” y expresó su “profunda solidaridad y preocupación” con las víctimas y sus familiares, “dondequiera que estén”. El escándalo no se circunscribe a los Estados Unidos. Estalló también en Polonia, Alemania, Holanda, Gran Bretaña, Canadá y México. En este último país, incluso, las autoridades eclesiásticas llamaron a los ciudadanos a denunciar los casos de abuso infantil que conozcan que hayan sido protagonizados por sacerdotes.