La Red Global del Trueque nació hace siete años y desde entonces no paró de crecer. Su alcance, sin embargo, se multiplicó como consecuencia del desempleo y la falta de efectivo que derivó del corralito: hoy se calcula que son cerca de 4 millones las personas que, en todo el país, están involucradas con el sistema.
Según estiman los organizadores, hay en la Argentina unos 5000 nodos o clubes del trueque, aunque la cifra es difícil de precisar pues cada día se incorporan 30 nuevas ferias. Ya casi no hay barrio o ciudad que no tenga su club del trueque.
Los asociados se denominan prosumidores: no son sólo personas que compran y venden como en un mercado sino que ofrecen un producto al que han incorporado un valor agregado. Los prosumidores comenzaron elaborando comidas o prendas de vestir, que trocaban por créditos, papeles emitidos por el club con los que podían adquirir otros productos y servicios.
Con el tiempo, la oferta se fue ampliando: hoy se construyen viviendas por el sistema del trueque, hay empresas que venden su producción en créditos y les pagan a sus obreros con la misma moneda; también se dictan cursos, hay una empresa de medicina prepaga y se pueden comprar autos, casas y hasta campos por este sistema.
Con el crecimiento también llegaron los problemas: el trueque de comestibles envasados, comprados en supermercados, y el aumento desmesurado de precios, coletazo de la inflación. Desajustes que, por ahora, son regulados por las leyes de la oferta y la demanda.