SOCIEDAD
• SUBNOTA
La guerra de los cruzados
Por M. C.
En el año 2002, una presentación judicial de El Portal de Belén, una entidad católica de Córdoba, para prohibir la venta del fármaco por considerarlo “abortivo”, llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La “mayoría automática” menemista en aquel momento le dio la razón, sin ningún fundamento científico y utilizando como argumentos definiciones del ex rector de la UCA y sacerdote Domingo Basso, vocero de la Iglesia Católica en materia de bioética. Pero el fallo, que ganó la portada de los diarios, prohibió la comercialización de un producto que ya no existía en el mercado, porque el laboratorio que lo fabricaba había cambiado la fórmula, mejorándola, y el nombre de fantasía del anticonceptivo de emergencia. También hubo presentaciones judiciales en Rosario, para impedir la distribución del fármaco después de que en diciembre de 2001 el Concejo Deliberante sancionara una ordenanza facultando a la Secretaría de Salud Pública a incorporar al menú de anticonceptivos la anticoncepción de emergencia. Pero los cuestionamientos en los tribunales finalmente no prosperaron.
“Durante años los obstetras y ginecólogos hemos tratado la amenaza de aborto con progesterona, porque esta hormona es protectora del embarazo al evitar que se produzcan contracciones en el útero y favorecer la anidación del embrión. Y resulta que ahora hay sectores que nos quieren hacer creer que la progesterona, principal componente de la anticoncepción de emergencia, es abortiva. Es ridículo”, consideró la médica Alicia Figueroa, tocoginecóloga del Hospital Durand e integrante del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam).
Nota madre
Subnotas