Cerca de 120 padres que perdieron a sus hijos hace casi seis meses en República Cromañón, se reunieron anoche en un club de Villa Lugano para “darnos fuerzas cuando empiece el Día del Padre”. El menú consistió en locro, para cuya preparación habían hecho vaquitas a lo largo de encuentros semanales regulares y también especiales, propiciados por la excarcelación de quien mencionan como asesino de sus hijos. Uno de los padres contó que “el único lugar donde me puedo reír es con el grupo de familiares. También el único lugar donde puedo llorar. Cuando me preguntan cómo estoy sé que van a entender mi respuesta. Hay un lazo de afinidad muy fuerte”. Esta suerte de plenario de los familiares tuvo lugar un día antes del Día del Padre “porque nos pareció demasiado fuerte hacer la reunión en el mismo día, que es de un gran dolor para casi todos”, dijo Daniel Rozengardt, que perdió a su sobrino Julián en el boliche de Once. Para el familiar, este tipo de encuentro “nos hace a todos muy bien. Juntos, podemos transformar el dolor puro en un espíritu compartido y encontrar esa especie de comunión profundamente humana”. El locro fue cocinado por “un familiar de un familiar” especialista en la preparación de este plato. Durante la cena “charlamos sobre cómo anda el juicio” y siguieron construyendo “un lugar solidario para enfrentar lo que nos pasa”, explicó Rozengardt. Para este fin, por el club rondaron guitarras. El tío afirmó que el encuentro motivó que pudieran “salir con más fuerza para buscar justicia y mantener esa legitimidad social que hemos conseguido”.