SOCIEDAD
• SUBNOTA
De las impresoras a las bolsas de aire
Por L. M.
–La verdad es que ustedes deben sentirse como en una frontera, ¿no? Porque primero fue lo cotidiano, después lo micro y ahora lo nano. ¿Se sienten como microcientíficos, como nanocientíficos?
Alberto Lamagna: –Las dos cosas, y es verdad lo de la frontera tecnológica. Para tener una presencia importante en esta tecnología hay que dominar los microsensores, ya que estas narices son sensores más microelectrónica más inteligencia artificial. Estos proyectos son uno de los tantos que se insertan en el Centro de nanociencia y nanotecnología que creó la Conae.
–Usted me habla de “micro” y de “nano”. ¿Por qué no cuenta, ya que estamos, las diferencias y las relaciones?
–Bueno, micro es lo que se ubica en el orden de las millonésimas de metro, esto es, de las milésimas de milímetro y nano es mil veces más chico, es decir, las millonésimas de mm. Pero fíjese que los microsensores, las micromáquinas, es decir, las que son micro, abren la puerta para el mundo nano, mil veces más chico. Del mismo modo que los dispositivos del mundo común, como las pinzas o los destornilladores, del orden del metro, permiten manejar cosas del orden del milímetro, es decir, mil veces más chicas, los microdispositivos permiten interactuar, manipular y medir objetos que están en el rango de lo nano, del orden de los nanómetros.
–Déme un ejemplo de micromáquinas.
–Mejor le doy dos: las dos más vendidas en el mundo son el cabezal de la impresora y el acelerómetro del air bag.
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