- Largo recorrido. La Deep Impact 1 recorrió 431 millones de kilómetros desde que salió de la Tierra hasta el cometa.
- Ajustes de última hora. El proyectil de la misión, con un sistema de autoguiado que entró en funcionamiento en el último tramo del viaje, realizó tres maniobras de corrección de la dirección 90, 35 y 12,5 minutos antes del impacto.
- Cámara con problemas. La nave Deep Impact 1 lleva una cámara de alta resolución con un telescopio de 30 centímetros de diámetro, uno de los más grandes que se han embarcado en una misión planetaria. Tras el lanzamiento de la nave, los especialistas comprobaron que no funcionaba perfectamente el foco, incluso después de intentar solucionar el problema permitiendo que se calentara el instrumento para eliminar la humedad que podía ser la causante. Pero se cree que el problema es que el espejo se curvó ligeramente en las últimas pruebas de la nave. Para compensar el defecto, los especialistas utilizan técnicas de procesado de imagen utilizadas en el telescopio espacial Hubble.
- Cambio de velocidad. Se calcula que el impacto del proyectil cambiaría la velocidad del cometa en 0,0001 milímetros por segundo, disminuyendo la distancia de su punto de máxima aproximación al Sol en unos 10 metros y la duración de su órbita, menos de un segundo. Estas alteraciones se consideran insignificantes, en comparación con la influencia que Júpiter ejerce en Tempel 1: cuando el cometa se aproxima al planeta gigante en la fase de su recorrido más alejada del Sol, el perihelio (la distancia máxima de la órbita del cometa respecto a la estrella) se modifica en 34 millones de kilómetros.
- 625.000 nombres. Con el proyectil de la Deep Impact 1 se vaporizaron 625.000 nombres de personas que iban grabados en un mini CD y sujeto en el artefacto. Eran los nombres que la NASA recibió en respuesta a la campaña de divulgación “Envía tu nombre a un cometa”.

* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.