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Preceptos papales contra los gays
“La Iglesia, en el más profundo respeto de esas personas, no puede admitir al seminario y a las órdenes sagradas a aquellos que practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente radicadas y apoyan la llamada cultura gay”, afirma el documento del Vaticano. Se titula: “Sobre los criterios de discernimiento vocacional de las personas con tendencias homosexuales en vista a su admisión al seminario y a las órdenes sagradas”.
El papa Benedicto XVI lo aprobó el 31 de agosto pasado. Preparado especialmente para la Congregación de la Educación Católica, fue presentado oficialmente el martes pasado. Se trata de la primera instrucción concreta en torno de cómo filtrar a los seminaristas que muestren tendencias homosexuales en las puertas del sacerdocio.
Precisa la distinción que hace el catecismo entre “actos homosexuales” y “tendencias homosexuales”. Los actos serían pecados graves, intrínsecamente inmorales y contrarios a la ley natural. “Por ello no pueden ser aprobados en caso alguno.” Aclara entonces que las tendencias homosexuales “profundamente radicadas que se manifiestan en un cierto número de hombres y mujeres”, son consideradas “desordenadas”, pero dice que ellos y ellas tienen que ser acogidas con respeto y delicadeza y no ser objeto de “injusta discriminación”.
Es el punto de base para luego argumentar contra la homosexualidad en los ingresantes al seminario. En la Iglesia, el sacerdote representa sacramentalmente a Cristo y debe entregarse al servicio de ella y de la caridad pastoral: por eso “debe alcanzar la madurez afectiva, que le haga mantener una correcta relación con hombres y mujeres”.
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