Por la resolución 504 del 2001, el gobierno bonaerense prohibió la pesca del sábalo. Los motivos fueron concluyentes: la especie se alimenta particularmente de la materia orgánica del barro, donde se concentran hidrocarburos, policlorados, peceves, metales pesados. Un estudio realizado por la Universidad de La Plata determinó que los niveles de contaminación alcanzados por el sábalo superaban los límites críticos. Se trata del único pez que se alimenta de ese modo, lo que dejaría a las otras especies fuera de riesgo. De todas formas, ya se solicitó la extensión de los estudios sobre el dorado: uno de sus bocados preferidos es, precisamente, el sábalo.
“Está bien claro que, desde Paraná hasta La Plata, los niveles de concentración de contaminantes son altos –describió el biólogo Juan Colombo, quien dirigió la investigación para el Instituto de Química Ambiental de la Universidad de La Plata–. Van en aumento y alcanzan su máxima expresión a la altura de Quilmes. Los efluentes industriales y emisores cloacales son las fuentes contaminantes más altas.”
Para el estudio se capturaron sábalos desde Tigre hasta la zona de Magdalena. En Berazategui, a la altura de la cloaca máxima, se detectaron los mayores niveles de contaminación en el sábalo. “Es la única especie que se alimenta directamente de la materia orgánica que se encuentra en el barro –señaló Colombo–. Otras especies, como el bagre, se arrastran por el lecho pero no se alimentan del mismo modo. Por eso se analizó específicamente al sábalo.”
Curiosamente, la misma zona (Berazategui, Quilmes) son consideradas por la División Pesca de la Prefectura Naval como las de más alto conflicto. Los prefectos llaman conflicto a la pesca ilegal. El objetivo de las patrullas son las barcazas dedicadas a la pesca comercial. Los botes a remo y las líneas tiradas desde la costa pasan desapercibidas por sus cantidades ínfimas. Pero el sábalo, sea un producto comercial o un trofeo para la supervivencia, es el mismo.
En el estudio realizado por Colombo, los pcb fueron los que mostraron los valores más altos, excediendo las cifras aconsejables para el consumo. Se trata de los bifenilos policlorados, utilizados como regirigerantes y considerados cancerígenos. En febrero de este año, el gobierno bonaerense prohibió el uso de esas sustancias. También se detectaron concentraciones importantes de hidrocarburos, pesticidas clorados como el DDT y metales. “En el sábalo se encuentran entre 40 y 50 clases de contaminantes, algunos son cancerígenos”, detalló Colombo.
Ahora el mismo equipo de investigadores trabaja sobre otra especie, el turístico y deportivo dorado, un manjar que tiene en su cadena alimentaria otro manjar: el sábalo.