Si el proyecto de ley nacional sobre anticoncepción quirúrgica recibe media sanción en Diputados y posteriormente se aprueba, habría igualdad legal y efectiva entre las mujeres y los varones de distintas regiones del país, ya que en catorce provincias hace tiempo se autorizan ambas intervenciones. En el caso de la ciudad de Buenos Aires, no existe una ley específica sobre estos aspectos, pero cuenta con una resolución del Ministerio de Salud que no siempre se aplica. En ese sentido, la directora general de la Mujer de la Ciudad de Buenos Aires, Virginia Franganillo, expresó que “esta ley nacional va a fortalecer” esa situación de igualdad.

“La resolución del Ministerio de Salud tiene escaso nivel de implementación. Estamos trabajando para instalar capacidad en los hospitales para que se implemente”, explicó Franganillo. Por eso “esta ley va a fortalecer la situación”, estimó la funcionaria a Página/12. En este contexto, “nos parecía oportuno, frente al tratamiento de este proyecto, dar nuestro apoyo a los legisladores”, mencionó durante una conferencia de prensa con legisladoras y especialistas: las diputadas nacionales Juliana Marino, Juliana Di Tulio y Graciela Rosso, las legisladoras porteñas Inés Urdapilleta y Ana Suppa, la directora del Hospital Teodoro Alvarez, Diana Galimberti y el médico Carlos Nicolini.

Galimberti indicó que “cuando se habla de ligaduras tubarias tiene que haber honestidad en los profesionales para que le cuenten a la mujer qué implica esto. El equipo tiene que decir que esto es permanente”. La ligadura tubaria es reversible en el 80 por ciento de los casos y la vasectomía en el 50 por ciento. También la especialista manifestó que la incorporación de la ligadura y la vasectomía no afectará en absoluto el presupuesto de la salud de ningún distrito, porque se trata de operaciones de “baja complejidad”, y “son mínimos los insumos que se utilizan en ellas”.

En cuanto a la posibilidad de arrepentimiento de las pacientes y el miedo actual a los juicios por parte de los profesionales, Nicolini relató que “no existe un solo juicio en Argentina en que haya habido una persona que se hiciera una ligadura y se arrepintiera posteriormente”.