SOCIEDAD • SUBNOTA › GRUPOS DE PACIENTES QUE BUSCAN CONTENCION
› Por Pedro Lipcovich
“¿Por qué no hacés como yo, que puse las pastillas al lado del salero, así cuando preparo la cena me acuerdo?”, propuso un ama de casa a un compañero, en el grupo de autoayuda, y funcionó. Es uno de los recursos –junto con un equipo multidisciplinario que incluye psicólogos y farmacéuticos– del Programa de Adherencia del Hospital Ramos Mejía. Su coordinador –Leonardo Perelis, psicólogo– dialogó con Página/12.
–Tomar la medicación antirretroviral equivale a recordar una, dos, tres veces por día, que uno es portador del VIH. Y ésta es una razón para olvidarse de tomarla –observa Perelis–. Pero otro factor es el cansancio: supongamos, una persona que tiene que tomar un antibiótico por ocho días por una enfermedad menor, al quinto día, cuando ya se siente bien, es fácil que lo olvide. Y, tratándose del VIH, mucha gente debe empezar tratamiento cuando todavía no ha tenido ningún síntoma, y en los primeros días de tratamiento la medicación suele caer mal. Hace falta una abstracción intelectual para entender que, a la larga, ayuda.
–¿Qué puede hacerse ante tantas dificultades?
–Nuestro equipo es interdisciplinario. El psicólogo trabaja sobre las representaciones inconscientes vinculadas con la medicación, que se ligan con representaciones sociales negativas sobre el VIH. El farmacéutico, con tiempo, le ayuda al paciente a ordenar cuándo y cómo tomar la medicación de acuerdo con su estilo de vida; es el que sabe decirle que esa pastilla la puede tomar disuelta en jugo de naranja pero no disuelta en Coca-Cola.
–¿Qué otros recursos incluyen?
–Son muy importantes los grupos de autoayuda de pacientes. Hay personas que van al grupo un tiempo y lo retoman si se sienten flaquear con la adherencia. Por ejemplo, en el grupo, una señora sugiere a otro integrante: “¿Por qué no hacés como yo, que puse las pastillas al lado del salero, así cuando preparo la cena me acuerdo?” Y estos intercambios funcionan. En otros casos, el problema es la plata para pagar el boleto hasta el hospital: se le entrega ese dinero (el servicio recibe recursos del Fondo Global contra el Sida) y el problema se resuelve.
–¿Cómo se detectan los problemas de adherencia?
–Por ejemplo, mediante los “carnets de medicación”, donde se registra cada medicación que la persona recibe. Si hay dificultades, se toma la iniciativa de ir a buscar a la persona.
–¿Hay poblaciones con más dificultades de adherencia?
–No. Ningún estudio de los muchos que se hicieron mostró que alguna población tenga más dificultades que otra. A usuarios de drogas, por ejemplo, acostumbrados a tomar cantidades de pastillas, les resulta bastante fácil acostumbrarse al tratamiento. Tenemos, por otra parte, casos de amas de casa que, a sus hijos, les dan la medicación puntualmente pero olvidan las de ellas mismas.
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