SOCIEDAD • SUBNOTA › EL PROCEDIMIENTO, SEGUN LA ESPOSA DEL DETENIDO
› Por Pedro Lipcovich
“Tengo fotos: nos rompieron todo lo que teníamos en casa. A mí me tiraron de la escalera, me bajaron el pantalón. A mi marido le pegaron”, contó a este diario Vilma Marleni Puma Ari, esposa de Irineo Mora Sandi, refiriéndose al allanamiento que la Policía Bonaerense efectuó el 30 de marzo del año pasado, luego del cual su marido quedó preso por tenencia de hojas de coca. Además, según un allegado a la familia, la detención de Irineo sería “una maniobra para proteger a un vecino, que sí vende cocaína y tiene vinculaciones”.
Todo empezó “el último jueves de marzo del año pasado –recordó Vilma, que tiene 23 años–. Eran las diez y media de la noche. Habíamos estado trabajando todo el día, llegamos a las nueve y media. Mi marido estaba muy cansado, se bañó y se acostó. Yo también me tiré en la cama y nos quedamos dormidos. Nos despertó el ruido en la puerta, escuché cuando rompieron la reja. ‘Irineo, son chorros’, le dije a mi marido. El salió descalzo, bajó por la escalera. Sentí que lo agarraban. Bajé yo también. Me tiraron al suelo y me bajaron el pantalón. ‘¡No la toquen, está embarazada!’, pidió mi marido, y lo empezaron a golpear”.
Sin embargo, “cuando vi que eran policías, me puse contenta. Yo pensaba que eran chorros y nos iban a matar. En la puerta había esos coches grandes como colectivos, y policías con esas pistolas que te apuntan y aparece una lucecita en tu cabeza. Me dijeron: ‘Dame lo que tienen, ¿dónde está?’. ‘No sé qué buscan, no tengo nada.’ ‘Vos sabés muy bien qué buscamos’. Mi marido estaba en el piso, tirado”.
“Después empezaron a romper todo lo que había en la casa –continuó la mujer de Irineo–. Tengo las fotos: rompieron toda la mercadería que tenía; todo rompieron.” La pareja almacena alimentos que vende en dos ferias de Lomas de Zamora. “Entre policías y testigos que trajeron, rompieron las bolsas, se comían las papas fritas, los chizitos. Mi marido les decía que no tenía nada, lo estaban golpeando. ‘Lo único que tengo es esto’, les dijo, y les alcanzó las hojas de coca que teníamos. El se las mostró.”
“Subieron a nuestra pieza. Eran dos policías y dos testigos que habían llevado. No nos dejaron subir, ahí fue que me pusieron la granada. Pusieron una granada entre la ropa de mi hijito. Eran las tres de la mañana y seguían rompiendo mi cuarto. Se reían”, agregó Vilma.
Según un allegado a la familia, el allanamiento a los Mora Sandi y la detención de Irineo constituyeron “una maniobra para proteger a un vecino, que sí vendía cocaína, estuvo a su vez detenido 15 días y lo largaron”, y que tendría “vinculaciones”.
“Nosotros trabajamos en las ferias de Olimpo y de La Salada. La casa la usamos como depósito y vivimos en la parte de atrás –explicó Vilma–. Vendemos condimentos, orégano, papas fritas, chizitos. Todo eso vendo.” En el allanamiento, “mezclaron los chizitos con los pimientos. Todo se fue a la basura. Yo después saqué fotos; tengo las fotos”.
Vilma fue varias veces al consulado boliviano en busca de ayuda: “Fui con mis dos niñas, llorando. Les conté todo, pero dijeron que no se puede hacer nada, que tengo que ser paciente”.
La hija mayor de los Mora Sandi “va a cumplir tres añitos” y “la llevé a Bolivia, con mi familia, porque yo no la podía mantener”. Hace casi cuatro meses, con el padre preso en Marcos Paz, nació la segunda hija. A Marcos Paz “no puedo ir todas las semanas porque no tengo plata. Quiero que me ayuden a sacarlo, no sé hasta cuándo va a estar ahí. Gracias a Dios, no le pegan”.
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