“No leo las encíclicas pero sé lo que hizo Cristo y ante una situación similar, él hubiera ayudado a que una adolescente no cargara con el hijo de su padrastro”, dice la jueza de Menores de Mar del Plata, Silvina Darmandrail. Devota de la Virgen de Lourdes, Darmandrail firmó a mediados de febrero la sentencia de primera instancia que autorizó a abortar a la jovencita de 14 años –identificada como V.O.– violada por la pareja de su madre y a la vez padre de dos de sus hermanitos. En diálogo con Página/12, la magistrada reflexionó sobre la posición de la Iglesia Católica frente al aborto y el dilema que el tema les plantea a creyentes como ella.

“Creo en Dios”, subraya Darmandrail. Fue bautizada, tomó la comunión y se casó en una ceremonia religiosa, aunque después se divorció y formó una nueva pareja. “Me crié en la Iglesia”, afirma. Fue alumna del Colegio Nuestra Señora del Carmen de Mar del Plata, iba a las clases de catecismo y hacía retiros espirituales. “Ahora no soy de ir a la iglesia, pero a veces voy a ver a ciertos párrocos que me hacen conectar con Dios”, cuenta, para dar una idea de su compromiso religioso.

Por una enfermedad inmunológica, estuvo en cuatro oportunidades al borde de la muerte. Sufre un trastorno hemorrágico que se caracteriza por la presencia de muy pocas plaquetas en la sangre. “Es como vivir con la espada de Damocles. En cualquier momento se puede tener un brote de la enfermedad y se rompen vasos sanguíneos, son situaciones en las que ves muy de cerca la muerte”, cuenta. “En esos momentos en los que he estado muy mal, me sentía unida total y absolutamente a Dios.”

La decisión sobre el aborto de la adolescente V.O. no le generó ningún dilema. “Cuando una menor es violada no tiene que haber dudas del daño psíquico que significa llevar ese embarazo. ¿Cómo se la va a obligar a continuarlo? Los que dicen que tiene que tener la criatura y darla en adopción, ¿lo hacen pensando en la menor violada o en los matrimonios que no tienen hijos? ¿Por qué no adoptan a chicos más grandes? No leo las encíclicas, pero sé lo que hizo Cristo y ante una situación similar, él hubiera ayudado a que una adolescente no cargara con el hijo de su padrastro”, opina la magistrada. La decisión de Darmandrail fue ratificada por la Cámara de Apelaciones en lo Civil de Mar del Plata. Mientras esperaba un fallo de la Suprema Corte bonaerense, V.O. sufrió un aborto espontáneo como consecuencia de una situación de estrés. “Algunos dijeron: ‘fue la mano de Dios’. No estoy de acuerdo, fue el resultado de un sistema que no funcionó. Hubiese sido mejor que se le practicara el aborto para que ella se sintiera respaldada, escuchada”, opinó.

–¿Cree que hay un divorcio entre los preceptos morales que sostiene la Iglesia Católica y lo que piensan creyentes como usted?

–La Iglesia somos todos. El Vaticano también está en contra de la píldora del día después, del divorcio... El tiempo ha demostrado que la sociedad ha seguido avanzando.

Darmandrail tiene planificado volver a casarse con su actual pareja, con quien convive hace varios años y han formado una familia de cuatro hijos: cada uno tuvo dos en su primer matrimonio. La jueza quiere que la boda sea bendecida por un sacerdote, aunque sabe que no le resultará sencillo conseguir un cura que quiera bendecir la unión de dos divorciados.