Mié 07.08.2002

SOCIEDAD • SUBNOTA  › UN AMIGO LE HABIA SUGERIDO HORAS ANTES QUE CAMBIARA EL AUTO

“Sos uno de los pocos con un BMW”

Como todos los lunes por la noche, la habitual reunión del comité ejecutivo de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (Uipba) tuvo su tercer tiempo en un restaurante del centro porteño. Más allá de los temas de distensión habituales que pueden darse entre pares, en la conversación de anteanoche se coló una cuestión que ya preocupaba a varios de los comensales: la de la atracción de los delincuentes por los autos caros, en especial los importados. “Jorge, vos sos uno de los pocos que sigue con un BMW”, fue el comentario premonitorio y disparador que se escuchó decir de la boca de Norberto Llubich, integrante de la junta, y cuyo destinatario fue el vicepresidente Fernández Prieto, quien horas después fallecería víctima de un balazo con origen aún incierto.
La paranoia por vender, usar poco y hasta no usar el auto si es que éste entra en los cánones estipulados como riesgosos por las nacientes empresas de seguridad, probablemente se vea exacerbada a partir del asesinato del vicepresidente de la Uipba en Avellaneda. Como reacción inmediata a los últimos hechos delictivos, ya se observan casos de quienes sólo recorren con sus autos determinadas zonas de la Capital Federal y la provincia, y de conductores que han dejado de serlo y prefieren movilizarse por otros medios, estacionando sus coches por tiempo indeterminado.
Este fue justamente el tema que surgió durante la cena del lunes entre los miembros de la junta directiva. Promediando la noche, Llubich recomendó a algunos de sus colegas vender sus autos importados y hasta subrayó el consejo haciendo hincapié en el caso de Fernández Prieto, quien aún se manejaba con su BMW 325, valuado en más de 40 mil dólares. “Son empresarios que andan mucho por el Gran Buenos Aires. Por eso la mayoría había decidido cambiar en el último tiempo los importados por otros de gama medio alta y nacionales, como el Renault Laguna o los nuevos Ford”, comentó a Página/12 el vocero de uno de los presentes en la reunión.
Sin embargo, el tema se diluyó en la noche y la cena, con sobremesa incluida, prosiguió hasta cerca de la una de la madrugada, cuando los siete miembros de la junta que habían asistido decidieron marchar para sus hogares. Fernández Prieto fue acompañado por Aldo Expósito a sus oficinas de Puerto Madero, donde había dejado el auto. A bordo del BMW, el industrial, que también estaba dedicado a la dirigencia del club Independiente de Avellaneda, se dirigió entonces solo a su casa de Avellaneda.
“Lo que pasó es una locura. A Jorge probablemente lo mataron porque se resistió a ser asaltado o secuestrado”, dijo al respecto Osvaldo Rial, presidente de la Uipba y diputado nacional, apenas se enteró del hecho. Tras recordar sorprendido los malos augurios formulados en la charla, Rial calificó a la víctima como “un tipo valiosísimo” que “tenía tres hijos de entre 7 y 12 años”. Y descartó que la muerte de Fernández Prieto estuviera relacionada con cuestiones oscuras: “En la cena estuvo tranquilo y no hizo comentarios de ninguna naturaleza. Descarto que lo que pasó sea por cuestiones personales”, concluyó.
Producción: Darío Nudler

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