SOCIEDAD • SUBNOTA › LOS ASESINATOS Y SUS SIGNIFICADOS
Desde Montreal
La lectura que de los discursos del narcotráfico persigue Paola Ovalle ha incluido no sólo las entrevistas, sino la de los propios cuerpos en los que se inscriben los mensajes de las redes en su dinámica fatal. En un trabajo titulado “Ajustes de cuentas: muertes violentas y narcotráfico en Baja California”, Ovalle analiza 53 imágenes fotográficas de homicidios narcos y evidencia los códigos cifrados que esos cadáveres comunican. A saber:
u Tiro de gracia: “Son cuerpos limpios acostados boca abajo con un tiro en la cabeza. Remite a una muerte rápida, sin dolor, sin sufrimiento. Demuestra cierto respeto hacia el muerto en tanto la ropa está limpia. No se ven charcos de sangre. Es una gracia dentro del mundo del narcotráfico que mueras así. Son ciertas personas que tenían cierta jerarquía dentro de la red. Son muertos que generalmente le duelen al que la está ejecutando. La actitud es: Ah, qué lástima, ¿por qué la cagaste? O: ¡Qué huevón! ¡Por qué la cagaste! El razonamiento es parecido al de una mamá que no te quiere pegar, pero como te la cagaste, pues te pega nomás. O sea, ya no le queda otra”.
u Ejecuciones: “El uso de las F15. Autos, grandes camionetas abandonadas en la escena del crimen. Reguero de balas, y muchos charcos de sangre, porque el sicario va a morir al tiroteo, o sea en el escenario te encuentras víctimas de los dos lados porque el atacado se intentó defender. Esta también es una muerte de gracia porque es una muerte rápida sin mucho dolor ni sufrimiento. Sin embargo, también te remite a que el cuerpo queda expuesto de una forma diferente, y es mucho más doloroso para los familiares. La espectacularidad de este fenómeno es toda una construcción de discurso. Demuestran que tienen una capacidad económica para hacer este tipo de ataques. Mientras los cuerpos de los tiros de gracia nunca tienen más de cinco perforaciones de bala, en las ejecuciones son habitualmente más de 20”.
u Encajuelados y encobijados: “Los encajuelados están envueltos en bolsas de plástico dentro de los baúles de autos abandonados. Los encobijados son cuerpos envueltos en cobijas. En ambos casos son cuerpos que ya no hablan de una muerte rápida, han sido torturados: generalmente no tienen dedos, les han quitado las uñas, muchos fueron calcinados. Ese tipo de muerte puede tener muchos más mensajes encriptados. No he estudiado por ejemplo la geografía del cuerpo, porque es un trabajo que debería ser interdisciplinario. Pero lo que es al menos evidente es que usan la boca y los dedos para hablar de soplos. Mis entrevistados que trabajan en seguridad dicen que no sobreinterprete porque suelen explicarse más por el sadismo del asesino contratado”.
u Decapitaciones: “Cuando se ritualiza y la sociedad puede ponerle nombre a esta muerte extraña que está siendo recurrente, se naturaliza. Al naturalizarse ya no tiene el mismo impacto, por lo tanto los medios ya no le van a seguir el juego de estar transmitiendo el mensaje que ellos buscan dar. Llegamos así a las decapitaciones, que aún no son formas ritualizadas, no son recurrentes ni aun recopiladas. Sí se utilizó la idea de narcomensaje: el escrito con la advertencia. En cierto contexto se les hizo necesario llegar a esto para subrayar con el horror. El poder se instaura a través de signos que se reiteran en el tiempo y donde es muy importante la teatralización. Es el caso de las cabezas cortadas de Michoacán lanzadas a una pista de baile en una discoteca”.
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