Sáb 13.10.2007

SOCIEDAD • SUBNOTA

“El cambio ya no se discute”

› Por Federico Kukso

Nadie sabe muy bien cuál es la fórmula para ganar un Premio Nobel. Y aunque a veces pueden fallar, siempre hay algunas circunstancias que ayudan: ser hombre, estadounidense y tener más de 50 años. En el caso del Premio Nobel de la Paz de este año la clave estuvo en la repetición incansable de dos palabras: “cambio climático”. Al ex vicepresidente norteamericano Al Gore al parecer le funcionó perfectamente. Con un look cada vez más similar al de los personajes de Los Soprano, este hombre que alguna vez quiso hacerle creer al mundo que había sido él quien había inventado Internet se volvió la cara reconocida en la cuestión del calentamiento global de la mano de su documental Una verdad incómoda, que ya se llevó un Oscar y un Emmy. Sin embargo, el Comité Nobel noruego estuvo atento y vio el bosque detrás del árbol al decidir otorgarle también la medalla de oro, el diploma y la mitad del cheque de millón y medio de dólares a la voz científica del asunto: el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas. “Fue una grata sorpresa. No tenía idea de que les dieran el Nobel a organizaciones científicas. Era hora de que el tema del cambio climático tomara relevancia”, expresó a Página/12 la meteoróloga Matilde Rusticucci, investigadora del Conicet, profesora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA e integrante de este organismo multinacional creado en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial y la Oficina de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente para evaluar el riesgo del cambio climático originado por las actividades humanas.

–¿Qué importancia tiene este premio?

–Considero que es una consecuencia muy importante de la gran repercusión que tuvo este año el tema del cambio climático, a raíz del 4º informe de evaluación que se ha dado a conocer desde comienzos del año. Es uno de los mejores reconocimientos a los que podríamos aspirar.

–¿Cuál es el objetivo puntual del IPCC?

–El IPCC es un organismo de las Naciones Unidas creado para entender el cambio climático a nivel global. Tiene la tarea de realizar informes sobre el estado del conocimiento sobre el tema. Este año saldrá el 4º informe, que por su gran calidad y su riqueza de trabajos científicos que lo avalan tiene como frase distintiva que el calentamiento del sistema climático es “inequívoco”, debido a la inmensa evidencia sustentada por una gran cantidad de trabajos. Nuestra tarea es hacer informes sobre el estado del conocimiento en el tema. Relevamos los cambios ocurridos en el clima que se dan cuenta en todo lo publicado: aumentos de temperatura, deshielos, aumento de precipitaciones... Es una especie de estado de situación donde se evalúa también la validez científica de las investigaciones.

–¿Y cómo funciona?

–El IPCC tiene tres grupos de trabajo: El Grupo 1 se encarga de evaluar el conocimiento sobre las bases científicas del cambio. El Grupo 2 se centra en los impactos de este cambio. Y el Grupo 3 se expide sobre la mitigación del cambio. Cada grupo tiene un conjunto de autores principales que son los encargados de escribir el informe en un proceso que duró más de dos años.

–Un trabajo de hormiga.

–Sí. Yo soy una de los 150 autores principales del Grupo 1. En el transcurso de estos dos años se elaboraron varios borradores que fueron revisados por otros científicos, los que elevaron sus comentarios, que fueron respondidos uno por uno. Sólo en el Grupo 1 hubo aproximadamente 30 mil comentarios.

–¿Ahora en qué etapa se encuentran?

–Entre los resultados de los tres grupos se está elaborando un informe síntesis de cuyo grupo de escritura también formo parte (somos unos 30 autores, de entre los 500 autores totales del informe). Esta síntesis se dará a conocer a los gobiernos, que aprueban palabra por palabra el informe, en la ciudad de Valencia en noviembre. Los gobiernos europeos están más atentos al tema que los subdesarrollados, aunque se está instalando de a poco.

–¿Qué papel juega la Argentina en el panel?

–Aportamos con un número significativo (para un país en desarrollo) de trabajos que forman parte de este informe, especialmente en el área de las bases físicas del cambio.

–¿Cuál cree que es el principal mérito del panel?

–El de lograr un informe que ha sido elaborado con un rigor científico no fácil de igualar en otro tipo de informe. No es la opinión de un pequeño grupo, es la opinión de una gran comunidad científica.

–Se lo tengo que preguntar. ¿Qué opina de Al Gore?

–Que hizo una tarea importante en difundir el tema. Salvo en algunos detalles, su documental está bien hecho. Sin embargo, hay que reconocer que está en plena campaña y que también es un documental político. Tomó el tema como su bandera de batalla.

–¿Y de los escépticos que consideran que el ser humano no es responsable de tanto ajetreo climático?

–Siempre hay algunos, pero por suerte cada vez son menos. Lo bueno del último informe del IPCC es que tiene un alto grado de certeza científica. Cada vez son más los valores de certidumbre. Es un trabajo de mucho rigor científico, coordinado por autores de primer nivel. Y se ha logrado una representatividad de casi todos los países. El cambio climático es un hecho y no se lo puede discutir.

–Además es muy difícil de refutar.

–Exacto. Lo que se advierte es un aceleramiento del calentamiento global. Los campos de hielo retroceden, hay más precipitaciones en Buenos Aires (y menos en Cuyo y Norte de la Patagonia). En los últimos años aumentó la temperatura mínima, que refleja la temperatura de la noche (por lo que de acá en más las noches van a ser menos frescas).

–En el último tiempo, el cambio climático se incorporó al sentido común.

–Sí. Tampoco hay que echarle toda la culpa al cambio climático. Pero está a flor de piel: los inviernos no son como antes. Y lo que hay que entender es que esta situación no se puede cambiar; sí se puede desacelerar.

–Lo curioso del asunto es que en esto perdemos todos.

–No todos. Mire lo que está ocurriendo con los acondicionadores de aire. Hay un boom. Ellos son los que salen ganando.

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