”Tenemos que recetar como nos enseñaron en la universidad”, sostiene Jorge Jañez, presidente de la Confederación Médica de la República Argentina (Comra). La aprobación de la ley de prescripción de medicamentos por nombre genérico implica generar un mayor compromiso tanto por parte de los médicos y los farmacéuticos, como de los pacientes. Después de la sanción, los representantes de los profesionales aseguran que será necesario un “cambio cultural” para lograr un pleno efecto. Y añaden que es sólo un primer paso que deberá profundizarse con políticas más amplias.
“En la cátedra de Farmacología de la facultad aprendemos a recetar por la Denominación Común Internacional (DCI) –dice Jañez–. La nueva ley será ventajosa, sobre todo en lo económico, ya que el paciente podrá elegir el medicamento que sea de la misma calidad y más barato”. En este sentido, Aldo Neri, diputado radical y ex ministro de Salud, considera necesario “un proceso de educación del médico que no está acostumbrado a recetar por la denominación científica, si bien así se lo estudia”.
Por el lado de los farmacéuticos, Daniel Alvarado, presidente de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) manifiesta el apoyo de la entidad a la ley, a la que considera como “un buen comienzo para luego profundizar hasta una ley de medicamentos acorde a las necesidades actuales, que en lo referente a genéricos incentive su producción local y las pruebas de bioequivalencia para garantizar la calidad”.
Por su parte, Jorge Coronel, presidente de la Comisión de Medicamentos de la Comra, coincidió al señalar que “los controles son perfectibles y deben ser mejorados”. “Esta ley favorece que todo el que necesita un medicamento pueda tenerlo, porque ahora nos encontramos con que recetamos remedios que la gente no puede comprar”, admite. También reconoce que “habrá algunas reticencias en la implementación, porque hay médicos a los que les cuesta habituarse a un nuevo método de trabajo”.
José Escudero es médico sanitarista y sociólogo, además de profesor en las universidades de Luján y La Plata. Opina que “hay que aplaudir la campaña de Ginés González García como un primer paso”. “Habría que haber aprovechado la declaración de emergencia sanitaria para producir localmente medicamentos sin pagar patentes –propone–. El asunto clave sería tener una política de Estado orientada a fabricar medicamentos más baratos y de igual calidad”. “El consumidor tiene que exigir que lo atienda un farmacéutico y si no está, que vaya a otra farmacia donde se le garantice lo que merece”, detalla Alvarado en relación a uno de los puntos más conflictivos de la norma. Y Neri concluye: “Este es un principio de una serie de transformaciones que tienen que darse para que realmente las cosas cambien”.