“En los países con un buen sistema sanitario, la trasmisión perinatal del VIH oscila entre el 1 y el 3 por ciento de los partos”, anunció Alejandra Compagnucci, médica argentina que organiza el área en la maternidad de Port Royal, París. La prevención se efectúa por tratamiento con AZT desde el tercer trimestre del embarazo. “Si la mujer ya está en tratamiento, se procura usar drogas con bajo efecto de toxicidad: los efectos dañinos para el bebé no superan el 0,5 por ciento de los casos pero, cuando los hay, son importantes, porque afectan el sistema nervioso”, precisó la especialista y señaló que “con estas precauciones, hoy casi no se justifica el aborto por riesgo de trasmisión del virus”. Cuando una mujer con VIH quiere quedar embarazada, “la acompañamos en ese proyecto”. Sin prevención, la trasmisión perinatal llega al 40 por ciento.
En la Argentina, “la trasmisión perinatal llega al 7 por ciento, lo cual es una paradoja porque el Estado provee AZT gratuito –señaló Pedro Cahn, jefe de infectología del Hospital Fernández–: el problema es que, a menudo, el VIH no se detecta en la madre porque en la mayoría de los embarazos no se cumple con los controles médicos necesarios, que deben ser por lo menos cinco; muchas mujeres llegan al parto con solo un control o ninguno”.