El hombre sandwich
PRECARIZACION LABORAL EN LA PUBLICIDAD
Por Alejandro Bercovich
Mediodía tórrido en una esquina de Flores. Cuando el semáforo corta el tránsito, Sabrina sale a bailar vestida de empanada ante la mirada sorprendida de los automovilistas, junto a otras cinco promotoras que completan la media docena. Son todas chicas, de unos 20 años, que bailan uno o dos turnos diarios de tres horas para una conocida franquicia de delivery. En un mercado publicitario tan golpeado por la crisis como el resto de la economía, cada vez son más las campañas que se montan en vivo, con actores y disfraces, para evitar los costos de afiches y pautas radiales o televisivas.
Aquí también, después de la devaluación, la caída del salario real marcó el rumbo a seguir a los empresarios. Además de las empanadas bailarinas, cualquiera que frecuente la zona de Recoleta habrá visto a los hombres sandwich que promocionaban un pasquín. O a los empleados de una cadena de hamburguesas que simulan hablar por celular cerca de los transeúntes. Un pancho, un pollo al spiedo, un tacho de pintura y un cartucho de tinta son otros de los personajes que pueblan el nuevo gremio, marcado en buena medida por el empleo inestable, precario y en negro.
“Hay un crecimiento fuerte de este tipo de empleos en publicidad, que se plantean como una alternativa más barata a las campañas clásicas. Y es indiscutible que eso se debe a la baja brutal que hubo en el costo laboral”, evaluó ante Cash el abogado laboralista Héctor Recalde.
La reciente tendencia está más difundida en países con mano de obra históricamente más flexible que la local, como Brasil. En las calles de la city paulista hay hombres sandwich que cobran unos pocos reales por cada aviso que colocan en su cartelera, de desocupados ofreciendo sus servicios o empresas que reclutan personal. Al igual que sus colegas argentinos, algunos usan música estridente y ropas de colores para llamar la atención de peatones y automovilistas.
Pero la alegría del baile no se corresponde con lo que cobran los bailarines. Según el último convenio colectivo firmado por el Sindicato Unico de Publicidad (SUP), la categoría más baja de empleados con base en la vía pública debería percibir en este mes un básico de 612,63 pesos, en virtud de la traslación al sueldo del incremento no remunerativo dispuesto por el Gobierno. Recalde estima que los sueldos en negro –la mayoría– apenas llegan a la mitad de esa suma. “Nosotras cobramos por semana según las veces que venimos y podemos acomodar los días a la facultad u otras cosas, así que no será mucho, pero viene bárbaro”, se sinceró “la empanada” de Flores, que todavía no tuvo nunca un empleo estable con salario y horario fijos.