LA NEGOCIACION CON EL FONDO MONETARIO
No perder la memoria
Corresponsabilidad en la crisis y la propuesta Dubai a los acreedores son dos herramientas en la negociación con el organismo financiero.
Por Moises Resnick Brenner *
El primer significado de la memoria que da el Diccionario de la Real Academia es la “potencia del alma por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado” y en un segundo sentido la memoria sería un “recuerdo que se hace o aviso que se da de una cosa pasada”. Los argentinos perdemos la memoria muy rápidamente, pero por suerte quizá pronto se pueda resolverlo a través de una píldora ya que recientes estudios de científicos de la Universidad de Columbia encontraron una proteína que podría ser la clave para mejorar los mecanismos que utiliza el cerebro humano para almacenar sus recuerdos de largo plazo a través de sinapsis o uniones entre las neuronas.
Sólo la memoria puede evitar “tropezar con la misma piedra” a pesar de que el hombre es el único animal que lo hace, y para ello se debe mirar en perspectivas opiniones pseudoacadémicas de algunos personajes argentinos que desde cargos de importancia en el exterior –quizá decepcionados por no haber sido convocados– anticipan todo tipo de males que le sucederían a nuestro país, en la medida que no se sigan sus consejos, que por supuesto no son los propios del Gobierno de Néstor Kirchner.
Los resultados muestran que los países más exitosos del mundo son los que no han seguido esas recomendaciones, como lo muestra el crecimiento actual de la economía a valores que ha motivado el asombro de los mismos funcionarios del FMI. Y que el país terminó el año con un superávit comercial record del orden de 15.500 millones de dólares, donde la fuga de capitales se redujo en un 65 por ciento respecto del año anterior, lo que muestra una mayor confianza en el país, en su potencialidad para lograr el desarrollo y en el valor de nuestra moneda.
La oferta de pago
de la deuda
El Gobierno ofreció en la Asamblea Anual del FMI en Dubai una quita del 75 por ciento acorde con un superávit del 3 por ciento del PBI, y sobre esa base se firmó posteriormente el Acuerdo. La Argentina viene desarrollando una política autónoma, sin ningún ingreso de divisas financieras del exterior, lo que le está permitiendo un verdadero despegue de crecimiento genuino, que nunca imaginaron las autoridades del Fondo. En efecto, en junio pasado mientras Horst Köhler, el entonces Director General del FMI, afirmó estar asombrado del desarrollo de la economía argentina en los últimos seis meses, Anne Krueger se mostró “sorprendida” y Anoop Singh aseguró que el crecimiento de la Argentina fue mucho más favorable de lo que se esperaba.
Si bien estamos acostumbrados a las presiones del Fondo, no podemos salir del asombro al escuchar recientes declaraciones del economista argentino Claudio Loser –que por su tenor nos crea la duda de saber si es actual o ex funcionario del FMI–, quien acaba de afirmar que “el FMI y la Argentina estuvieron negociando cuando se pensaba que la economía iba a funcionar un poco peor” y ahora que el país está demostrando que tiene superávit, propone que se aumente el 3 por ciento concertado en el Acuerdo, restando de esa forma los recursos para el desarrollo de fuentes productivas que con el desarrollo resuelvan el desempleo y la pobreza. Debiéramos preguntarnos, siguiendo los conceptos del famoso jurista Rufolf Von Ihering: ¿Cuál es el verdadero interés para estas acciones?
Cómo salir del asombro al escuchar estos pedidos en boca de un argentino teniendo en cuenta las públicas manifestaciones del Gobierno que a través del jefe de Gabinete dijo: “No vamos a comprometer más de lo que hemos comprometido, aun cuando el país mejore”, aclarando que el gobierno nacional no tiene “nada que discutir” con el FMI respecto de un aumento en el superávit fiscal, ya que no va a “comprometer más de lo que ha comprometido, aun cuando la Argentina mejore”.
Corresponsabilidad
del auditor
Cómo olvidar que en sus numerosas y periódicas visitas a nuestro país, acompañado de otros funcionarios del FMI, auditaron las cuentas sin advertir que por lo menos desde 1998 el país estaba en un default no declarado, que surgía claramente de los balances y cuentas nacionales, consintiendo –a través de su famosa luz verde– que el país siguiera tomando más deuda conformando como exitosas operaciones como el blindaje, el megacanje y otras que sólo sirvieron para financiar la fuga de capitales y que para ser condescendientes debían encuadrarse en la figura de la mala praxis, pero que sin lugar a dudas los convierte en los partícipes necesarios para la debacle argentina.
Esto es lo que viene analizando la oficina de Evaluación Independiente del FMI en Washington, que investiga la responsabilidad del organismo y sus funcionarios, sobre lo sucedido en el país. En su reciente visita sus representantes Shinji Takagi e Isabelle Mateos y Lago, sin adelantar opinión, dejaron entrever que a fines de marzo darán a conocer las conclusiones de su investigación a través de un informe crítico con definiciones que no serán favorables al Fondo.
* Presidente de la Comisión de Economía del Centro Argentino de Ingenieros.