Dom 14.03.2004
cash

LA SOJA COMO MONOCULTIVO, BOLSAS BLANCAS Y EL BOOM DEL CAMPO

“El agro salvó al país”

Los productores de semillas transgénicas se quejan de la utilización de bolsas blancas por los pools de siembra. Buscan estrategias para garantizar el cobro de royalties.

› Por Cledis Candelaresi

Se puede pensar que las empresas dedicadas a la provisión de insumos rurales están hoy en la gloria. Sólo el negocio de la semilla, que representa 500 millones de dólares al año. Sin embargo, las multinacionales dedicadas a la provisión de insumos no dejan de quejarse y, en algunos casos, hasta se automarginaron del mercado. Antonio Aracre, director regional para América latina de la trasnacional de agroquímicos suiza Syngenta Seeds, y presidente de la Asociación de Semilleros de la Argentina, explicó a Cash los motivos de los lamentos.
Están gozando del boom de la soja.
–Más bien lo estamos sufriendo. El agro salvó al país del aislamiento en el que quedó con la última crisis gracias al aporte de divisas por exportaciones. Pero su rol no fue reconocido.
¿Ese fue el aporte del agro al país o el beneficio que obtuvo con un cambio de política que lo ubicó entre los sectores privilegiados?
–La política del tipo de cambio fue una casualidad. En realidad no se devaluó para beneficiar al campo. Fue por la presión de la UIA, de Ignacio de Mendiguren, y no del campo. Es cierto que el sector se benefició. Pero no es menos cierto que ese aporte nunca recibió un reconocimiento. Si yo fuera estadista trataría de promover el campo. ¿Qué capacidad tiene la industria automotriz de competir con Japón o Estados Unidos? Pocas. ¿Qué capacidad tiene el campo de competir con esos mismos países? Muchas.
¿Quiere decir que el Gobierno no tiene políticas de apoyo al agro?
–Este es el único país en el que no se promueven las exportaciones. Ni siquiera hay indicios de que se esté planificando reducir las retenciones.
Con el tipo de cambio y nivel de precios en el mercado internacional, ¿el agro no tiene renta para celebrar?
–Hay que mirar a largo plazo. El campo es como la educación: lo que no se hace hoy se paga con grandes problemas en el futuro. Ahora la soja tiene un precio espectacular. Por eso hay una sojización en el país, que en un sentido es bueno y en otro es preocupante.
¿Por qué es preocupante la sojización?
–Pone en riego la sustentabilidad ambiental y económica. Más del 50 por ciento de los terrenos sembrados están en manos de contratistas o pools de siembra, que no son dueños de la tierra. En algún sentido son comparables con los capitales golondrina. ¿Qué les importa sembrar soja hasta agotar el suelo? La sojización exagerada puede producir nuevas plagas, desconocidas y difíciles de combatir.
¿El Estado puede hacer algo que hoy no hace?
–En muchos países los contratos de arrendamiento de campos incluyen cláusulas de rotación obligatoria de cultivos, en particular en los europeos. La clave es cambiar la ecuación económica para que no sea tan diferente el rendimiento de sembrar soja en lugar de maíz.
¿Cuál es el principal problema los proveedores de insumos?
–La soja y el trigo son plantas autógamas: el grano se puede volver a usar como semilla. La ley permite a un productor usar su propio grano. Pero muchos también lo venden a otros productores, y en negro, generando un mercado desleal: el de las bolsas blancas (sin marca).
El uso de la semilla propia es legal.
–Pero el espíritu de una norma que permite su uso era ayudar al productor pequeño y no a los grandes pools, que siembran hasta 50 mil hectáreas, propiciando la compra de semillas sin pago de patente, en desmedro de la investigación y el desarrollo. Con un 80 por ciento del mercado de la soja y el trigo fuera de nuestro alcance no tenemos recupero de la inversión.
¿Cómo enfrentan esa situación?
–Tenemos una categoría de productos bajo el régimen de regalías extendidas. El productor que los compra se compromete por contrato a pagar por el uso de la semilla en sucesivos años. Creo que el Gobierno ha tomadoconciencia, quizás porque algunas empresas se retiraron del mercado (Monsanto suspendió la provisión de semillas de soja), y está trabajando en el sistema de “regalía global”. Cuando el productor vende pagará una tasa tecnológica. La recaudación se reparte entre las empresas en relación a su participación en el mercado.
Así se garantizan el cobro de un royalty aun sobre las semillas que no hayan vendido.
–La idea es que al productor que demuestre que compró semillas legales se le devolverá la tasa que pagó.

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