› Por Fernando Krakowiak
La economía argentina atraviesa una fuerte recuperación. Durante
2003 creció un 8,7 por ciento y en enero sorprendió al acumular
un 9,9 por ciento. La modificación de los precios relativos generada
por la devaluación y el precio record de la soja y el petróleo
explica una parte fundamental de esa reactivación. El ministro Roberto
Lavagna anunció durante la semana que “si se sigue por este camino
la recuperación continuará” y decidió prorrogar la
reducción del IVA a las compras con tarjeta de débito y crédito
y el reintegro del 14 por ciento sobre las ventas de bienes de capital fabricados
en el país. Así buscó desmentir a aquellos que afirman
que sólo se preocupa por la deuda y la relación con el FMI. Sin
embargo, esas medidas parecieran ser insuficientes para un Gobierno que busca
diferenciarse del modelo de valorización financiera y concentración
de capital vigente en la década del 90.
Hasta el momento, los grupos más concentrados de la economía conservan
sus ventajas mientras la desocupación continúa cerca del 20 por
ciento. En febrero de 2002, el ex presidente Eduardo Duhalde creó una
comisión para renegociar los contratos de 59 empresas de servicio público
privatizadas y se fue del gobierno sin dar a conocer una conclusión sobre
el tema. Las discusiones siguieron con Néstor Kirchner, pero el descongelamiento
tarifario comenzó sin que todavía se conozca un dictamen definitivo
que permita saber cuáles fueron los incumplimientos contractuales y cuáles
serán las reglas de juego de aquí en adelante. Se anunciaron distintos
proyectos de reforma del sistema previsional, pero hasta el momento no hubo
modificaciones que favorezcan un mayor control sobre el negocio de las AFJP.
Se aumentó el impuesto a los cigarrillos y se prometió una baja
del impuesto al cheque, pero no se conocen proyectos de reforma del IVA ni del
Impuesto a las Ganancias. El crédito bancario sigue sin recuperarse y
no hay medidas gubernamentales que ayuden a impulsarlo. Los salarios estatales
continúan congelados y los jubilados apenas se vieron beneficiados por
una recuperación del haber mínimo. La política monetaria
evidencia como prioridad exclusiva el control de la inflación. Mientras,
en el Gobierno evalúan la posibilidad de elevar la meta de superávit
fiscal acordada con el Fondo Monetario.
Para superar algunas de las concepciones de política económica
ortodoxa que siguen vigentes, Cash le pidió a un conjunto de economistas
progresistas que sugirieran una medida sencilla para posibilitar un desarrollo
con mayor equidad. A continuación los resultados.
Mercedes Marcó del Pont
“Emitir pesos para reactivar”
“El Banco Central no tiene que tener como prioridad exclusiva el control
de la inflación. Debería fijar metas de expansión monetaria
incorporando otros objetivos clave como el crecimiento económico y el
empleo. Para lograrlo hay que independizar la política monetaria de la
evolución de las reservas internacionales. La creación de dinero
no tiene que ser dependiente de la necesidad de salir a comprar dólares
para sostener su cotización. Si la Argentina decide mantener un tipo
de cambio real competitivo y fortalecer sus reservas apropiándose de
las divisas generadas por el excedente comercial, tiene que generar mecanismos
complementarios de esterilización para absorber los pesos sobrantes o
de inyección de liquidez frente a shocks externos negativos. El Banco
Central debería impulsar una política de emisión que garantice
redescuentos a los bancos a una tasa baja con la obligación de que sean
canalizados a la inversión o el capital de trabajo.”
Eduardo Curia
“Elevar el tipo de cambio real”
“El Ministerio de Economía y el Banco Central deben explicitar
una política de Estado tendiente a mantener un tipo de cambio real alto
durante los próximos años para garantizar el desarrollo. Esa decisión
supone ir ajustando la paridad nominal según algún índice
de precios. Hoy el valor nominal del dólar debería estar por encima
de 3,20 pesos. El Banco Central debe aplicar una batería de medidas para
que el tipo de cambio nominal recupere una tendencia ascendente. Se deberían
ampliar los mecanismos de control de capitales, subir el grado de dolarización
de las tenencias líquidas de los bancos, pactar con los exportadores
ampliaciones revocables de los márgenes de disponibilidad de divisas,
concertar la aplicación de divisas a bonos que tendrían tasas
de interés menores y otorgar líneas de redescuentos directas que
estén ligadas con demanda de dólares. Si el dólar sube
no va a haber más inflación porque los precios están calculados
sobre una cotización superior a la actual.”
Jorge Carrera
“Regular el flujo de capitales”
“Una vez que se estabilice la situación económica se deberían
buscar mecanismos para reducir la volatilidad que ha tenido la economía
argentina. La mayor inserción internacional no es mala, pero se debe
reducir la vulnerabilidad a los shocks externos. Para ello es importante regular
los flujos de capital privados de corto plazo y el endeudamiento del sector
público. Especialmente los flujos oportunistas que arriban en los momentos
de auge y se van en los momentos de recesión ya que no aportan crecimiento
genuino. Sería importante que estas medidas formen parte de un mecanismo
de coordinación regional del Mercosur porque con la integración
nuestros países se ven afectados por decisiones de sus vecinos. Para
regular los capitales se podría optar por fijar tiempos mínimos
de permanencia o impuestos diferenciales.”
Claudio Lozano
“Disolver el régimen privado de pensión”
“Es necesario recapitalizar al régimen público previsional
y ampliar la cobertura del sistema para resolver las dos grandes cuestiones
que puso en crisis el proceso de privatización iniciado en 1994. Para
ello proponemos la disolución del régimen privado de fondos de
pensión. Esta medida posibilitaría la obtención de 3900
millones de pesos anuales procedentes de la reapropiación, por parte
del régimen público, de los aportes de los trabajadores activos.
En el nuevo esquema las AFJP podrían conformar un segmento del régimen
previsional ligado al aporte y la capitalización voluntaria. Además,
creemos necesario elevar las contribuciones patronales al 33 por ciento del
nivel salarial, salvo para el caso de las pymes de hasta 40 empleados, para
obtener otros 3000 millones de pesos. Lo recaudado con estas dos medidas permitiría
incrementar el haber mínimo jubilatorio y financiar una asignación
universal para los mayores de 65 años que no tienen cobertura previsional.
Ambos grupos pasarían a cobrar 300 pesos.”
Alan Cibils
“Bajar el IVA”
“Se debería formular un rediseño del sistema tributario
argentino para comenzar a revertir una estructura altamente regresiva. Una de
las prioridades debe ser la baja del IVA porque es un impuesto al consumo que
impacta con mayor dureza en los sectores de menores ingresos. En Estados Unidos
si bien la estructura impositiva es cada vez más regresiva, el impuesto
a las ventas tiende a no superar en promedio el 7 por ciento, con exenciones
para la canasta básica, y existen impuestos a la renta financiera que
acá no se aplican. La estructura impositiva actual es demasiado dependiente
del IVA porque no hubo voluntad política para cambiarla pese a las promesas
de campaña. Es más fácil hablar de impuestos distorsivos
cuando se habla del impuesto al cheque o las retenciones que cuando se habla
del IVA porque la tendencia siempre apuntó a beneficiar a los sectores
de más altos ingresos.”
Félix Herrero
“Regular el precio del petróleo”
“El precio interno del petróleo se debe regular en función
de los costos más una utilidad razonable y no tomando como referencia
el precio internacional. Desde que se desreguló el sector en 1989 los
argentinos pagan el petróleo y el gas a valores internacionales como
si el país fuera importador de crudo, perdiendo una ventaja comparativa
que debería hacerse valer frente a países importadores. En la
Argentina los costos promedio de YPF cuando era estatal no superaban los tres
dólares por barril. Ahora los costos deben estar cerca de cuatro dólares
por barril. Sin embargo, las petroleras les venden el crudo a las refinerías
a 28,50 dólares y lo exportan a 38 dólares obteniendo una renta
extraordinaria. Para revertir esta situación se deben derogar los decretos
desreguladores de 1989 y crear una empresa pública petrolera que sirva
para fijar un precio testigo en el mercado local como lo hacen Petrobrás
en Brasil, Pemex en México, ENAP en Chile y Ancap en Uruguay.”
Javier Lindemboim
“Combatir el empleo en negro”
“Se debe comenzar a combatir el proceso de creación de empleo en
negro que se difundió en los ‘90 y que no se ha detenido. El incremento
en el nivel ocupacional registrado en el último año tiene una
proporción demasiado alta de empleo informal. Se deben revisar las normas
para permitir que el gobierno nacional avance en las tareas de vigilancia y
cumplimiento de las leyes laborales, en coordinación con las provincias.
Eso no va a ser sencillo porque a escala provincial se visualiza la inspección
del Ejecutivo como una invasión del poder central. La discusión
de la ley laboral incluyó un debate sobre las potestades del Ejecutivo
y se estableció que el Ministerio de Trabajo tenga injerencia en la medida
que acuerde con las provincias. También tiene que haber una supervisión
unificada de los impuestos y de los aportes patronales de una empresa porque
hasta ahora la inspección de los aportes va por un lado y la de los impuestos
por otro.”
Jorge Schvarzer
“Impulsar el compre nacional”
“Se debe implementar una ley de ‘compre nacional’ para que
el Estado y las empresas concesionarias de servicio público estén
obligadas a tener proveedores locales. Sólo deberían comprar afuera
insumos que no se fabrican en la Argentina o cuando la diferencia de precios
es muy alta. Estos tipos de normas son comunes en el resto del mundo. En Estados
Unidos existe una Ley de Compre Americano que no permite comprar insumos en
el exterior. En los países europeos ocurre lo mismo. Recién ahora
se está discutiendo una norma de ‘compre europeo’ a partir
de las quejas de los alemanes que no le podían vender a Francia. En la
Argentina la ley estaba vigente, pero el gobierno de Carlos Menem la derogó
en 1989. Para revertir esa situación alcanzaría con un decreto
que ratifique la vigencia del compre nacional. Esta medida es central para el
desarrollo junto con la creación de un Banco Industrial y la ampliación
de políticas de apoyo tecnológico.”
Alejandro Vanoli
“Reestructurar en pesos la deuda”
“Para lograr una reestructuración sustentable de la deuda pública
se debería elevar la composición del peso en el total adeudado.
No es conveniente cerrar un acuerdo que obligue a pagar un alto porcentaje de
la deuda en moneda extranjera porque ante crisis externas o devaluación
de la moneda la deuda se vuelve impagable. En 2001 el 97 por ciento de la deuda
estaba en dólares, euros o yenes. Mientras que en Brasil y México
la deuda en moneda extranjera está cerca del 50 por ciento. Incluso en
Chile el 70 por ciento de la deuda es en moneda local. Para lograr este objetivo
los bonos en pesos deberían tener algún atractivo adicional. A
los acreedores privados les podrían interesar los bonos en pesos si son
ajustables por CER porque la tasa de interés y la inflación pueden
llegar a crecer más que el tipo de cambio. Además, la nueva deuda
que emita el Gobierno debería ser crecientemente en pesos.”
Salvador Treber
“Aumentar el Impuesto a las Ganancias”
“Es imprescindible impulsar una mejor distribución de la riqueza
a través de una reforma tributaria. Para ello es necesario reemplazar
los ingresos provenientes de impuestos al consumo con recursos obtenidos a partir
de la aplicación de una sobretasa del 20 por ciento en el Impuesto a
las Ganancias que paga el 20 por ciento más rico de la población.
Los contribuyentes individuales que deberían pagar este impuesto son
los que han declarado una utilidad imponible mayor de 100 mil pesos por año
y las empresas que declararon una utilidad superior a 500 mil pesos anuales.
Serían 50 mil personas sobre un padrón de 2,5 millones de contribuyentes
y 15 mil empresas. Esto posibilitaría una recaudación anual aproximada
de 2650 millones de pesos, un poco menos de la mitad de lo que se recauda con
las retenciones a las exportaciones. Este impuesto no es un invento argentino.
Bill Clinton lo aplicó cuando asumió la presidencia de Estados
Unidos para revertir el déficit fiscal.”
Jorge Gaggero
“Preservar el superávit primario”
“Lo primero y central en el tema fiscal es preservar el tope ya definido
para el superávit primario consolidado de 2005 y 2006 en las próximas
fintas con el FMI (3 por ciento del PIB). No hay que innovar en este punto;
sólo ser tenaces. El tope es consistente con el máximo esfuerzo
fiscal exigido a Brasil por el FMI hasta la asunción de Lula (3,75 por
ciento del PIB), dado que la diferencia con el tope argentino (0,75 por ciento
del PIB) se explica por las transferencias previsionales (que aquí van
a las arcas de las AFJP y en Brasil son embolsadas totalmente por el Tesoro).
Además, para ser consistentes: 1) no debe atrasarse el tipo de cambio
(la política de inflation targeting del Banco Central no parece servir
para ello); 2) hay que aprovechar la ‘bonanza’ fiscal para concretar
una reforma tributaria progresiva; y 3) una vez cubiertos a satisfacción
el gasto social, la inversión pública y los pagos de deuda que
se convengan (‘dentro’ del tope), los excedentes deben ir a un ‘Fondo
Anticíclico Federal’ bajo el gobierno de la administración
nacional y normado por una ley cuasi constitucional (la futura ley-convenio
de coparticipación y responsabilidad fiscal).”
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