EL IMPACTO EN EL MERCOSUR DE LA AMPLIACION DE LA UNION EUROPEA
“No tienen que temer”
Diez países se sumaron a la Unión Europea abriendo interrogantes sobre el efecto de esa ampliación en el comercio con la Argentina.
› Por Cledis Candelaresi
La Unión Europea, que formalizó la integración de otros diez miembros, negoció la semana pasada con el Mercosur un acuerdo de libre comercio. Y anunció la donación de 6 millones de euros al Instituto de Tecnología Industrial para que la Argentina desarrolle sistemas de control de calidad de los productos que le vende. El griego Angelos Pagkratis, titular de la delegación local, cree que todas son buenas noticias para Buenos Aires. En diálogo con Cash añadió otra: en pocos años se diluirá el peso de los subsidios con que Europa protege su producción agrícola.
¿La ampliación de la Unión Europea es una posibilidad comercial para la Argentina o va a restringir más el acceso al mercado europeo?
–Las exportaciones argentinas son básicamente de productos primarios que tendrán 75 millones de nuevos consumidores. Además, la producción argentina es muy competitiva y no tiene que temer la competencia de los países del Este. Finalmente, la integración de esas naciones ya se hizo, porque hubo un período de transición bastante largo. No tienen que temer. Quizás el mayor impacto se dé dentro de unos años, cuando los nuevos miembros hayan desarrollado debidamente su agricultura.
¿Es cierto que los recursos globales que la Unión Europea destina a subsidiar la agricultura se mantendrán, pero para repartir entre mayor número de productores, con lo que ese apoyo tenderá a disminuir?
–Es así. Y a esto hay que sumar la tendencia a bajar el apoyo público a la agricultura. En el 2013 habrá caído casi al 0,33 por ciento del PBI, cuando en 1993 era de 0,66. Al mismo tiempo, hay un cambio en el destino de los subsidios. Parte de esta ayuda hoy se utiliza para protección del medio ambiente o reconversión de la actividad.
¿La Unión Europea está desplegando una estrategia de seducción hacia el Mercosur aprovechando el estancamiento de las negociaciones por el ALCA?
–Nuestros proyectos de cooperación forman parte de una estrategia a largo plazo que no tiene interacción específica con el ALCA. Claro que la cooperación, que es social y no sólo económica, acompaña el esfuerzo de cerrar un acuerdo ambicioso con el Mercosur.
¿Por qué insisten en que ese acuerdo será “más amplio” que el que supone el ALCA, ya que alcanza aspectos también políticos y no sólo económicos?
–Nuestro objetivo no es crear exclusivamente una zona de libre comercio. Lo que queremos es fortalecer al Mercosur y para hacer ello necesitamos construir una zona de libre comercio. El acuerdo tiene muchas otras dimensiones, como reglas de control de calidad, normas de respeto a los derechos humanos o de lucha contra el narcotráfico.
¿El interés en el Mercosur no se centra en la apertura del mercado brasileño de servicios?
–En todas las relaciones internacionales hay un costado sano, que es el interés mutuo. La Unión Europea y la Argentina tienen muchos puntos comunes, empezando por la complementariedad que hay entre sus economías, no sólo en el sector agrícola sino de pymes industriales. También tenemos vínculos históricos y culturales muy fuertes.
Ante situaciones prácticas prima el interés económico: los países europeos no sostuvieron una posición amistosa en el directorio del FMI cuando se analizó el caso Argentina porque hay tenedores europeos de bonos en default y empresas con tarifas congeladas.
–No tenemos la misma visión sobre todos los temas, pero eso no disminuye la amistad. En general, tenemos muchos intereses comunes bien concretos. La Unión Europea es el principal socio comercial de la Argentina y nuestras empresas son los inversores de mayor presencia en el país. Cada mes hay un centenar de empresas europeas que muestran interés en la Argentina y quieren invertir aquí.
¿No hay una contradicción entre la política de afianzar lazos y la conducta de inversores europeos que acudieron al Ciadi para demandar al Estado argentino?
–Esa decisión es parte de la política empresaria.
¿Le parece realista la aspiración de que estados europeos cubran una parte de la pérdida padecida por sus bonistas?
–No sé en qué está basada esa expectativa. La cuestión es que la Argentina no será un país normal si no soluciona el problema de su deuda.