CONSECUENCIAS DEL ALZA DEL PRECIO DEL PETROLEO
Cierren los surtidores
Los precios del crudo no cesan de tocar nuevos records históricos. La incertidumbre gana al mercado y también a la economía mundial.
› Por Claudio Uriarte
Esta vez fue Yukos, el gigante petrolero ruso cuya pulseada con el Kremlin produjo primero el cierre de sus ventas exteriores de petróleo y luego el disparo del precio del crudo a su record histórico el jueves, 42.75 al cierre del Texas Intermediate en el mercado de Nueva York. Pero el Kremlin aflojó en la pulseada, permitiendo las ventas al exterior, y aun así el viernes el mismo crudo llegaba a nuevos records de 43,85 dólares en sesión y 43,80 al cierre. Previamente, lo que había hecho saltar la barrera psicológica de los 40 dólares el barril había sido una ola de atentados ligados a Al-Qaida en Arabia Saudita, primer exportador mundial; que acontecimientos como el de Yukos en el segundo dispararan un nuevo aumento tuvo su lógica, pero lo cierto es que el mercado parece una bomba de tiempo dispuesta a explotar a la menor excusa. Y excusas no faltan: el 15 de este mes hay un referéndum revocatorio sobre el presidente Hugo Chávez en Venezuela; dentro de un mes, con la Convención Republicana en Nueva York –y cerca del aniversario del 11-S–, la campaña electoral estadounidense entra en su recta final; los inversionistas pueden temer que el triunfo de John Kerry o la reelección de George W. Bush compliquen los mercados de una manera u otra; y, por supuesto, siempre está Irak, dueño de la segunda reserva petrolera del mundo, pero que está permanentemente jaqueado por el terrorismo, uno de cuyos blancos es precisamente una infraestructura de petróleo que bombea sólo una sexta parte de su potencial real debido al extremo grado de deterioro en que la dejaron Saddam Hussein, sus guerras y las sanciones internacionales. “La tendencia es realmente al alza –resumió el viernes Marshall Steeves, analista de Refco–. Se diría que el mercado tiene ahora por objetivo los 45 dólares, e incluso podría superarlo.”
Lo que plantea una situación interesante. Aun si se descuentan las compras especulativas (casi todas, ya que las cotizaciones son para remesas a entregar en septiembre), hay dos factores estructurales que están movilizando el crecimiento del precio: el despegue económico chino, y la recuperación económica norteamericana. Pero si el precio del petróleo sigue aumentando, eso mismo tiene el potencial de limitar el crecimiento en China y Estados Unidos, poniendo un freno al conjunto de la economía mundial. “Evidentemente no es una buena noticia en momentos en que la economía mundial se encuentra en una fase de recuperación. Pero si el alza es temporaria, se la podrá manejar y no hará descarrilar el crecimiento”, sostiene Nigel Pain, economista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. “Sin embargo, la situación será diferente si los precios continúan en forma duradera por encima de los 40 dólares”, agrega. Según algunos economistas, como Antoine Brunet, jefe de Estrategia de HSBC-CCF, la situación podría prolongarse: si no se trata de un shock como el de los años ‘70, podría ser un movimiento más largo, llamado a extenderse “quizás hasta los 50 dólares por barril hacia 2005”.
Irónicamente, la zona euro, donde el crecimiento ya es más bajo que en otras regiones del planeta, se encuentra en parte protegida actualmente por el valor alto del euro frente al dólar, según explica Anne Beaudu, economista del banco francés Crédit Agricole. También irónicamente, los países asiáticos, pese a su dependencia de las exportaciones petroleras a raíz de su enorme necesidad de energía, disponen de una gran capacidad de resistencia sustentada en sus importantes reservas de divisas y sus excedentes comerciales. En cambio, Estados Unidos se encuentra más directamente expuesto, en un momento en que la Reserva Federal no descarta un alza de las tasas de interés en caso de inflación, tras una leve revisión a la baja de su previsión de crecimiento del PBI –ahora estimado entre 4,50 y 4,75 por ciento para 2004, antes de una desaceleración más marcada en 2005 entre 3,5 y 4 por ciento–. La serpiente empieza a morderse la cola.