¿EXPORTACIONES VERSUS SUSTITUCION DE IMPORTACIONES?
Unidas o divorciadas
Ciertos economistas plantean el dilema referido a que con un elevado tipo de cambio se debe alentar las inversiones para vender al exterior, en desmedro de las destinadas al mercado interno. Otros piensan lo opuesto. Aquí se presentan las dos posiciones.
› Por Natalia Aruguete
La diferencia entre los efectos proinversión de impulsar las exportaciones antes que priorizar la sustitución de importaciones son claras. En el último caso se genera-rían inversiones para servir a un mercado de 37 millones de personas, la mitad de las cuales dispone de ingresos inferiores a 250 pesos por mes”, expresa un estudio de la Fundación Mediterránea. Y agrega que las exportaciones ofrecen una mayor rentabilidad a la inversión, permiten más capacidad productiva y mejores condiciones frente a mercados externos más competitivos.
Según un estudio del Area de Economía de la Flacso, después de caer un 3 por ciento con la crisis del 2001, las exportaciones argentinas tuvieron un repunte del 15 por ciento el año pasado respecto del anterior. En forma paralela, las ventas al exterior de las 100 primeras exportadoras del país crecieron un 11 por ciento entre 2001 y 2002 y un 20 entre 2002 y 2003. Dentro de esa tendencia, la participación de esas empresas pasó de representar casi el 70 por ciento de las exportaciones totales en 2001 a más del 80 por ciento dos años después. Es más: las diez primeras del ranking –Repsol, Cargill, Bunge Argentina, Molinos Río de la Plata, Louis Dreyfus, Aceitera General Deheza, Vicentín, Nidera, La Plata Cereal, A.C. Toepfer– dieron cuenta de más del 40 por ciento de las exportaciones totales el año pasado.
El tipo de cambio alto no garantiza un crecimiento que resuelva los problemas sociales, apuntó el integrante del Plan Fénix, Jorge Schvarzer. En el mismo sentido, un informe de la Fundación Crear destaca que no siempre los mayores montos exportados tienen implicancias directas significativas sobre la creación de puestos de trabajo: los rubros que más se exportaron desde 2001 tienen escasos requerimientos directos e indirectos de trabajo. Concretamente, la extracción de petróleo requiere 12,4 personas para generar un millón de pesos de producción, el cultivo de cereales y oleaginosas, 27,7 y la elaboración de aceites, 28. Mientras que la industria textil necesita 57 operarios, la industria maderera 58, y el calzado 50, muestra el estudio de Crear.
El grueso de las exportaciones del país está concentrado en cinco sectores: la agroindustria, el petrolero-minero, el automotor, el químico y el siderúrgico. Los especialistas consultados coincidieron en que se trata de sectores con pocos efectos multiplicadores sobre el resto de la economía y el empleo: escasamente dinámicos en el largo plazo, dependientes de las oscilaciones de los precios y el deterioro de los términos del intercambio y cuyos beneficios se concentran en unas pocas empresas.
El investigador de la Flacso Enrique Arceo explicó a Cash que “Argentina ha experimentado un feroz proceso de reprimarización, es decir, desaparición de las actividades industriales tecnológicamente más complejas y más empleadoras de trabajo calificado. La inserción en el mercado mundial exige un proceso de reindustrialización asentado en activas políticas industriales”.
En cambio, desde la ortodoxia económica, José Luis Espert coincidió con la posición de la Fundación Mediterránea: “Hay que elegir una o la otra. Argentina no puede sustituir importaciones si quiere apuntar a las exportaciones. El Gobierno no está siguiendo una política adecuada: no puede pedirles a otros países que abran sus economías si protege los sectores que deben competir en el mercado mundial. Si nosotros nos cerramos, ningún país se abrirá”.
Por otra parte, la Mediterránea explica que la redistribución del ingreso de los trabajadores hacia las empresas con capacidad de exportar generó un crecimiento en la tasa de ahorro, que saltó del 16 al 20 por ciento del PIB. Según el documento, esto permitiría alcanzar tasas de crecimiento sostenido. Desde una mirada opuesta, para el asesor de la Unión Industrial Argentina Miguel Peirano, “después de consolidar las variables macroeconómicas, el Gobierno debe apuntar a recuperar el salario real. Este modelo debe dar señales de una mejor distribución del ingreso y generar políticas activas para que crezcan las exportaciones de las empresas con mayor valor agregado. Pero sólo se puede apuntar al crecimiento de las exportaciones si se consolida el mercado interno”.
Por su parte, Schvarzer criticó la política del Gobierno por sus contradicciones: “Por un lado, estableció políticas activas protectoras de algunos sectores (como los electrodomésticos), pero por otro no impulsó políticas promotoras del crédito y no reimplementó los desaparecidos instrumentos de promoción industrial ni la Ley del Compre Argentino”.