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Domingo, 5 de septiembre de 2004

Chaucha y...


La decisión de subir el piso salarial de los trabajadores formales vía el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil ha puesto en debate las posibilidades de las empresas de pagar un aumento y el impacto que éste tendría sobre la economía. El Gobierno busca alentar la demanda para incrementar el consumo y mantener el crecimiento. Los empresarios, en cambio, afirman que no están en condiciones de otorgar mayores subas, sostienen que primero se debería impulsar la generación de empleo y advierten sobre el riesgo inflacionario de un incremento salarial. Junto a los economistas de la city insisten con esa Teoría del Derrame, que como se sabe no derrama nada desde la opulencia a los miserables. Cash realizó un relevamiento en los principales sectores económicos y pudo comprobar que los aumentos de sueldo otorgados desde la devaluación, efectivizados por la intervención del Gobierno, se mantienen por debajo del incremento de las ganancias empresarias, habiéndose reducido la incidencia salarial en los costos. Exportadoras, compañías que operan en sectores de sustitución de importaciones e, incluso, empresas de servicios y vinculadas al mercado doméstico han contabilizado utilidades crecientes y una sustancial mejora de la productividad. Pese a ello, el salario no se enteró de esa bonanza y sólo recuperó un poco el terreno perdido gracias a la intervención del Estado.
En algunos casos las compañías se limitaron a otorgar el aumento decretado por el Gobierno pese a haber mejorado notablemente su situación económica. En otros rubros los aumentos fueron más altos, pero sólo sirvieron para “blanquear” en el salario básico sumas que ya se venían cobrando a través de diversos adicionales y hasta hubo empresas que financiaron los aumentos casi exclusivamente con subsidio estatal. Pese a las subas, la mayoría de los salarios básicos siguen siendo sinónimo de pobreza. Un informe del Instituto para el Modelo Argentino, al que accedió Cash, sostiene que la incidencia salarial es tan reducida que una suba generalizada de 100 pesos produciría un aumento del costo laboral para el conjunto de la economía de sólo 2,2 por ciento. A continuación una recorrida por los principales sectores:

Electricidad y gas
Las empresas eléctricas se limitaron a otorgar el aumento de 224 pesos que fijó el Gobierno por decreto, llevando el salario básico promedio a cerca de 600 pesos, según informaron en el Sindicato de Luz y Fuerza de Capital. La austeridad demostrada al momento de otorgar aumentos desentona con las ganancias declaradas por las compañías. Entre el primer semestre de 2003 y 2004 Edesur incrementó sus utilidades de 864 mil pesos a 11,6 millones de pesos, Edenor declaró ganancias operativas por 23,3 millones de pesos, Central Costanera aumentó sus ingresos operativos de 70 a 94,3 millones, mientras que Central Puerto facturó entre enero y junio 213 millones de pesos, un 78 por ciento más que en el mismo período del año anterior. Entre las gasíferas la situación es similar porque Metrogas y Gas Ban sólo otorgaron el aumento establecido por decreto pese a haber incrementado sus utilidades durante el primer semestre 327 y 17 por ciento, respectivamente.

Construcción
Desde la salida de la convertibilidad, el salario medio remunerativo declarado en el sector de la construcción aumentó de 396 a 626 pesos (58 por ciento), según datos de la Unión Obrera de la Construcción. Sin embargo, si se descuentan los 224 pesos otorgados a partir de la suba salarial dispuesta por el Gobierno el aumento fue sólo de 1,5 por ciento. La reticencia a aumentar por fuera de lo obligatorio, contrasta con lasutilidades declaradas por las principales cementeras. La española Dycasa obtuvo 27 millones de pesos de ganancias en el primer semestre del año luego de incrementar un 27 por ciento su facturación, mientras que la empresa Juan Minetti aumentó sus utilidades de 53 a 82,2 millones de pesos entre los primeros semestres de este año y el anterior.

Telefonía
Los empleados de Telefónica y Telecom lograron en agosto de 2003 un incremento salarial de bolsillo del 29 por ciento en promedio por sobre los 224 pesos otorgados por decreto. El salario de una categoría media subió de 756 a 1130 pesos. Además obtuvieron una suma fija de 600 pesos por única vez y 50 pesos en ticket canasta. Sin embargo, la incidencia de la masa salarial sobre las ventas cayó del 25 al 13 por ciento en los últimos catorce años dejando en evidencia que, pese a la recomposición, los salarios todavía están rezagados con relación a las ganancias que obtienen las empresas. Entre los primeros semestres de 2003 y 2004 Telecom pasó de un quebranto de 7 millones de pesos a declarar una utilidad operativa de 132 millones de pesos, mientras que Telefónica obtuvo 491 millones de pesos, 34 por ciento más que en el mismo período del año anterior.

Alimentos
En septiembre del año pasado los trabajadores de la alimentación actualizaron su salario por primera vez desde 1994. El nuevo convenio colectivo elevó el básico de 260 a 660 pesos, incluyendo el aumento de 224 pesos que dispuso el Gobierno. Los trabajadores de las pocas empresas que se habían limitado a pagar lo mínimo establecido por ley tuvieron un fuerte incremento salarial. Sin embargo, las grandes compañías multinacionales como Arcor, Terrabusi, Bagley y Molinos ya venían pagando cifras promedio cercanas a los 600 pesos a través de adicionales por presentismo y productividad que representaban casi el 40 por ciento del sueldo de bolsillo. Por lo tanto, la mayor parte de la suba consistió en la incorporación al básico de esos adicionales. La situación de los trabajadores mejoró porque se redujo el porcentaje variable del ingreso y la antigüedad y las horas extras pasaron a calcularse sobre un básico más alto, pero el salario de bolsillo se incrementó sólo entre 15 y 20 por ciento. Héctor Morcillo, secretario general del sindicato de trabajadores de la Alimentación de Córdoba, afirmó a Cash que “las grandes empresas son las que menos impacto han tenido por los aumentos de los convenios y son las que están en condiciones de pagar más”. En la industria molinera la situación es similar pues, según fuentes sindicales, sólo se consiguió un aumento de 14 por ciento por encima de lo decretado por el Ejecutivo.

Siderurgia
La Unión Obrera Metalúrgica consiguió en noviembre de 2003 un 32 por ciento más de aumento por sobre lo decretado por el Gobierno. Pero en grandes empresas como Acindar, Siderar y Tenaris-Siderca los trabajadores ya venían cobrando anticipos a cuenta del convenio, por lo que el aumento sirvió para convalidar en el básico ingresos ya percibidos. Fue por ello que los trabajadores siguieron negociando y en algunas empresas como Siderca consiguieron un 15 por ciento más de aumento, llevando el salario de un oficial ingresante a cerca de 1200 pesos. Pese a los incrementos conseguidos, las fuentes sindicales consultadas por Cash afirmaron que siguen negociando porque las grandes siderurgias exportan casi el 80 por ciento de su producción obteniendo ganancias notables al mismo tiempo que redujeron la incidencia de los salarios en sus costos. Tenaris-Siderca, por ejemplo, comercializa tubos de acero para explotaciones petrolíferas a 1800 dólares la tonelada, pero desde la devaluación el costo en dólares delos salarios se había reducido a un tercio posibilitando la ampliación de sus ganancias. Según un informe reciente de la UADE, en la siderurgia los precios se incrementaron un 79 por ciento por encima de los costos. Esa situación se refleja en los balances. Tenaris-Siderca declaró en el primer semestre 202 millones de pesos de utilidades operativas (24 por ciento más que el mismo período del año anterior), Siderar obtuvo 602 millones de pesos de utilidades operativas (33 por ciento más), y Acindar 77 millones (67 por ciento más).

Textiles
En noviembre del año pasado se firmó un nuevo convenio colectivo que elevó el básico de 200 a 534 pesos, incluyendo los 224 pesos decretados por el Gobierno. El salario promedio de los trabajadores quedó en 744 pesos, según informaron en la Asociación Obrera Textil. Sin embargo, la mayoría de las empresas pagaban por encima del básico. Por lo tanto, el mayor porcentaje del aumento consistió en el pasaje al básico de sumas que los trabajadores ya venían cobrando a través de adicionales. La recomposición resulta escasa si se toma en cuenta que la rentabilidad del sector durante los últimos dos años alcanzó el 16,5 por ciento, posicionándose por encima del promedio de la industria manufacturera.

Trenes
Los trabajadores de las principales líneas urbanas de pasajeros consiguieron negociar importantes aumentos por sobre el monto decretado por el Gobierno. En el caso de TBA, en septiembre de 2003 la categoría más baja subió de 232 a 690 pesos. Recomposiciones similares lograron los empleados de las otras líneas. Sin embargo, Rubén Sobrero, secretario general de la seccional Oeste de la Unión Ferroviaria, señaló a Cash que “la mayor parte del aumento es pagado por el Estado a través de subsidios”. Entre mayo de 2003 y abril de 2004, TBA recibió 46,2 millones de pesos del Estado sólo para pagar salarios, Ferrovías 38 millones, Metrovías 48,8 millones y el Ferrocarril Roca 25,3 millones. Quienes todavía no percibieron aumentos son los trabajadores de Ferrovías, Metropolitanos y Tren de la Costa afiliados a Apdfa quienes denuncian discriminación por las posiciones críticas que tiene el gremio que los representa.

La situación de los trabajadores formales evidencia una mejoría con relación a pisos salariales muy bajos. Pese a los incrementos otorgados aún no han podido recomponer el poder adquisitivo previo a la devaluación y en el sector informal la situación es peor. La modificación de los precios relativos le permitió a varias compañías recuperar posiciones a partir de la exportación o la sustitución de importaciones e incluso las empresas de servicio público siguen obteniendo cada vez mayores utilidades. Sin embargo, el salario permanece como la variable de ajuste pese a los lamentos empresarios.

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Salarios/ aumentos

El Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil ha puesto en debate las posibilidades de las empresas de pagar un aumento y el impacto que éste tendría sobre la economía.

El Gobierno busca alentar la demanda para incrementar el consumo y mantener el crecimiento.

Los empresarios, en cambio, afirman que no están en condiciones de otorgar mayores subas.

Cash realizó un relevamiento en los principales sectores económicos.

Pudo comprobar que los aumentos de sueldo otorgados desde la devaluación se mantienen por debajo del incremento de las ganancias empresarias.

Exportadoras, compañías que operan en sectores de sustitución de importaciones, en servicios y vinculadas al mercado interno han registrado una sustancial mejora de la productividad.

El salario no se enteró de esa bonanza y sólo recuperó un poco el terreno perdido gracias a la intervención del Estado.

 
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