LA DEVALUACION, LA FORTALEZA DEL EURO Y EL BOOM DEL TURISMO
“El tipo de cambio no alcanza”
La construcción y remodelación de hoteles vino a satisfacer la mayor afluencia de turistas. Mejores servicios y oferta cultural.
› Por Cledis Candelaresi
Los casi 5 millones de turistas extranjeros que llegarán este año a Buenos Aires duplican a los de hace dos años y son un 25 por ciento menos de los que se estima la visitarán en el 2007. A esta prosperidad apostó la cadena española NH cuando desembolsó 19 millones de dólares en el reciclaje del tradicional Hotel City. Jorge Melero Blanco, director de operaciones y responsable del área Sudamérica, explicó en diálogo con Cash por qué el país ofrece buenas perspectivas.
¿Se arrepintieron de invertir justo antes de la debacle?
–No. La Argentina sufre ciclos económicos que empiezan y terminan. Y en el 2002 simplemente apostamos a que comenzaría uno positivo. El negocio de la hotelería es de muy largo plazo.
Se supone que una empresa europea toma algún recaudo antes de invertir en un país económicamente inestable. ¿No contrataron acaso un seguro por una eventual devaluación?
–Por supuesto, calculamos el riesgo país. Pero no sólo vemos los índices macro clásicos sino que consideramos lo específico del sector. Y vimos claramente que la hotelería tenía muchas posibilidades.
Seguramente habrán estimado una tasa de retorno alta, mucho más que para cualquier emprendimiento en Europa.
–Nuestra primera inversión en la Argentina fue en 1999, cuando la crisis ya estaba afianzada y por eso en los primeros años la rentabilidad resultó magra pero ahora está mejorando. Este país ofrece una excelente plaza que puede crecer mucho. La Argentina es un muy buen país para hacer inversiones, tanto por la situación geo-política como por la relación entre el precio de los bienes y la calidad de los servicios. Existe una oferta turística y cultural muy importante. Además, la devaluación del dólar frente al euro ayudó más que la propia depreciación del peso para atraer turistas europeos.
¿Por qué focalizaron la apuesta en la Argentina donde tienen siete hoteles contra sólo uno de Brasil y uno de Chile?
–A la Argentina le faltaba oferta de hoteles de cuatro estrellas con calidad internacional, que es nuestro rubro. El crecimiento en Buenos Aires es estratégico para nosotros. La productividad del empleado argentino es mayor que la de los países limítrofes y fue mucho más fácil aplicar aquí nuestro modelo de gestión.
¿Esa mayor productividad significa que los empleados argentinos ganan más que los de la región?
–Los sueldos están igualados en términos de poder adquisitivo. Un chileno gana más en dólares, simplemente porque en ese país hay más costos dolarizados. Pero más importante es el valor de esta ciudad, que tiene una capacidad importante para atraer turistas. Además, la Argentina está muy relacionada con empresas españolas.
Con muchas de ellas, la relación es muy conflictiva, en particular las que invirtieron en privatizaciones. ¿Esto los afecta de algún modo?
–No. Somos una empresa de capital español pero que opera en la Argentina, con empleados argentinos. Vinimos con inversiones genuinas por más de 100 millones de dólares.
¿El turista que llega a la Argentina tiene un buen nivel de gasto?
–Quien viene de Europa dispuesto a estar más de 7 días, gasta. Además, el perfil de viajero fue cambiando y al turismo de compras que promovió la devaluación del peso le siguió otro con visitantes de mejor poder adquisitivo y buen nivel cultural.
¿Los cimbronazos políticos, como un cambio de ministro de Economía, condicionan de algún modo el planteo del negocio?
–No pensamos que el cambio de personas cambie el ciclo. Y el actual ciclo económico en la Argentina es claramente alcista. El país seguirá creciendo y, en el caso del turismo externo, proyectamos un aumento del 25 por ciento en el ingreso de viajeros para los dos próximos años.
¿Todo gracias a la devaluación?
–En absoluto. En 1994 los hoteleros de la Argentina esperaban que llegaran los aviones llenos de brasileños y con eso les bastaba. Después de la devaluación de Brasil, la situación se complicó y empezaron a pensar en una mejora de los servicios que permitiera conquistar a otros turistas. Sólo con un tipo de cambio favorable no alcanza. Nadie va a un país sólo porque es barato si no tiene un buen servicio.