ENTREVISTA A WALTER STEINER, PRESIDENTE DE ZANELLA
En el 99 estaba al borde de la quiebra. Hoy Zanella fabrica más de 3000 unidades al, con un 90 por ciento de piezas nacionales.
Como el “commendatore” Juan Zanella, que abrió la tradicional fábrica de ciclomotores de Caseros casi seis décadas atrás, el suizo Walter Steiner habla castellano con acento gracioso y tanteando las palabras. En 1999, luego de pasar 30 años viajando por el mundo como ejecutivo de una multinacional cementera, Steiner decidió afincarse en la Argentina y compró por cinco millones de dólares la firma heredada por los descendientes de Zanella, al borde de la quiebra. Aunque los primeros años fueron duros y llegó a producir sólo dos motos en mayo de 2002, el empresario recuperó en pocos meses el nivel de actividad previo a la crisis, y despachó en enero último un total de 3075 unidades, fabricadas con un 90% de piezas nacionales. En estos días –según adelantó en una entrevista con Cash– prepara también el lanzamiento de un avión ultraliviano para fumigación agrícola, que se sumará a varios nuevos modelos de cuatriciclos y kartings.
¿Cuánta gente emplea en total?
–Hoy tenemos una situación como para ser muy optimistas a futuro. Estamos en alrededor de 300 trabajadores pero queremos llegar a mil, que fue el máximo que tuvo esta fábrica en 1993 y 1994. La capacidad instalada alcanza para entre 10 y 12 mil ciclomotores por mes, y cubrimos apenas el 25% de eso, así que la inversión ya está hecha.
¿Cuánto de su recuperación cree que se debe a la devaluación?
–Si no se hubiera hecho la devaluación estaríamos muertos, porque habríamos quedado fuera de competencia en pocos meses más. Yo pienso que la devaluación ayudó a levantar la economía y a que la gente tuviera plata para comprar una moto.
Es decir que si baja el dólar se diluye el negocio.
–Sí. Lamentablemente si el dólar bajara a 2 pesos o 2,50 tendríamos que recortar muy fuerte la producción, salvo que el Gobierno hiciera algo para ayudarnos. A Brasil, por ejemplo, también fue el presidente chino, pero cuando se fue, pusieron salvaguardas. ¿Acá por qué no renuevan las salvaguardas? Cuando se venció la nuestra hicimos los trámites para renovarla pero cada vez que vamos a la Secretaría de Industria nos piden algo nuevo.
¿Cree que falta una política industrial más orgánica?
–Yo no estoy para criticar a nadie. Tenemos un ojo optimista y otro atento. Me parece que Kirchner y sus ministros tienen mucho deseo y voluntad de cambiar y han logrado muchas cosas. Pero de ahí para abajo muchos funcionarios son los mismos de la época de Martínez de Hoz, Cavallo, Menem... Lo único bueno por ahora es la devaluación, pero eso no lo hizo el Gobierno sino las circunstancias del mercado.
¿Usted aumentó los salarios desde la devaluación?
–Sí, claro.
¿Cuánto?
–Bueno, nosotros nos consideramos una empresa en crecimiento, así que la prioridad es tomar nueva gente antes que mejorar los sueldos. Pero para los operarios de nivel más bajo habrán subido un 40% en promedio, y los más altos un 20%.
¿Hacia dónde exportan?
–Estamos exportando a Alemania chasis de motos que ellos arman con motores chinos. Los chinos son bastante poco flexibles, necesitan volúmenes muy grandes, así que nosotros podemos ofrecer precios competitivos para cantidades chicas. En Uruguay somos muy conocidos y también estamos exportando bastante a Chile, pero el mercado a desarrollar es Brasil. El problema es que la japonesa Honda ocupa casi todo ese mercado, aunque en realidad casi no competiríamos, porque el modelo más caro de los nuestros es más económico que el más barato de ellos. Ahí lo que nos falta es un socio local para entrar con una cantidad importante.
¿El Mercosur les sirve para entrar a Brasil o genera más obstáculos?
–En realidad no hay reciprocidad. Si nosotros vamos para allá tenemos todo tipo de impuestos que el fabricante de la zona franca de Manaos no tiene, y si ellos vienen para acá no sólo no pagan impuestos sino que además se les subvenciona todo el transporte porque dicen que Manaos está muy lejos de la frontera. Además, como es una zona franca, pueden importar las partes que quieran sin pagar aranceles y vender acá más barato.
Entonces su principal problema es la integración con Brasil...
–No. En toda la importación hay dumping, subfacturación y evasión de impuestos. Necesitamos que el Gobierno nos dé igualdad de derechos frente a los importadores, porque hoy puedo comprar una moto terminada en China más barato de lo que me cuesta acá la materia prima solamente. Y los materiales están aumentando violentamente. La chapa y el aluminio están más caros en dólares que antes de la devaluación. Acá todo el mundo sube los precios: Techint de cada peso que vende gana cuarenta centavos, y eso lo paga el fabricante nacional.
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