FUERTE SUBA DEL RUBRO ESPARCIMIENTO
Los alimentos y bebidas y la cuota del colegio no han sido los únicos precios que subieron mucho en lo que va del año. También lo hicieron los de esparcimiento.
En el primer cuatrimestre del año, la inflación golpeó de manera dispar según patrones de consumo. La fuerte suba de la canasta básica, por ejemplo, afectó en mayor medida a los hogares de menores ingresos, mientras que los aumentos de taxis, prepagas y colegios privados se sintieron más en los estratos medios. Un rubro donde la inflación impactó con más intensidad en los jóvenes sin distinción de clases sociales fue la diversión y el esparcimiento, en especial en el Gran Buenos Aires. Discotecas, bailantas, restaurantes, bares, recitales y gimnasios son algunos de los precios que se dispararon en lo que va del año, y que ya acumulan importantes subas desde la devaluación.
El mayor impacto que acusaron en los magros bolsillos de la juventud respondió fundamentalmente a dos factores: el cierre de discotecas y clubes nocturnos luego de la tragedia de Cromañón, que redujo la oferta y disparó el alza los precios, y la porteña “ley seca”, que dio lugar a importantes incrementos en las bebidas alcohólicas tanto en bares como en comercios a la calle. En el verano pasado, la cantidad de boliches en la ciudad se redujo de 280 a cerca de 60, y los que quedaron funcionan con restricciones horarias y operativas. Con el argumento de desincentivar el ingreso y evitar que se supere el límite de gente permitido, los dueños de esos locales aprovecharon para subir el precio de las entradas hasta un 50 por ciento. La migración de jóvenes porteños a los boliches del Norte y el Sur del conurbano también influyó sobre los valores que se manejan allí. Y en la Costa Atlántica los precios saltaron de 3 o 4 pesos a 12 o 15, por la afluencia de veraneantes ávidos de diversión nocturna.
“En la provincia las discotecas más grandes aumentaron muchísimo. Sunset de Olivos metía 2 mil personas el año pasado y ahora está en 6 mil, subió la entrada de 10 a 25 pesos y duplicó los precios de la barra. En Quilmes pasa más o menos lo mismo. Y la cantidad de lugares que abrieron en Ciudadela a una cuadra de la General Paz es infernal”, explicó a Cash el dueño de la disco Follía y presidente de la Cámara de Empresarios de Discotecas y Entretenimientos metropolitana, Daniel Vázquez. En el caso de las bailantas, cuyo público pertenece a sectores de menores ingresos, el valor de la entrada también aumentó, y se ubica en el orden de los 5 pesos para los hombres y 3 para las mujeres, con ligeras variaciones según el barrio.
A los aficionados a la música no les va mejor. Las entradas para los recitales de las bandas más importantes del rock nacional no bajan de 30 pesos, y para ver a artistas internacionales que visitan el país los precios son todavía más elevados. En este último caso, además, no está claro que los costos del evento sean muy superiores, con excepción del cachet en dólares de los propios músicos y las partes importadas de la escenografía. De hecho, el grueso del personal que contratan las productoras para cada recital es argentino, y no cobra en dólares precisamente. En el recital que ofreció el glamoroso rockero estadounidense Lenny Kravitz en marzo en el estadio de Boca Juniors, por caso, la AFIP detectó 426 empleados en negro, un 62 por ciento del total.
Pero como no sólo de noche se entretiene la gente, y dado el significativo presupuesto que destinan algunos a actividades recreativas como el gimnasio o el tradicional “picadito” de fútbol semanal, Cash recorrió también varios centros deportivos donde pudo constatar aumentos de precios. Alquilar una cancha de fútbol 5, por ejemplo, cuesta hoy entre 35 y 50 pesos según el barrio y la hora, unos 5 pesos más que un año atrás.
El Indice de Precios al Consumidor del Indec acusa desde la salida de la Convertibilidad una suba del 24 por ciento en el rubro “otros servicios de esparcimiento”, que explica un 1,30 por ciento de la evolución del costo de vida para la familia promedio. Aunque ese aumento es inferior a la inflación general acumulada del orden del 60 por ciento, el ítem que incluye cine, teatro, bares, discotecas y deportes registró en lo que va del año un incremento del 5,5 por ciento, superior al del IPC total. En definitiva, en relación con otros gastos, divertirse es cada vez más caro.
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