CRISIS ENERGETICA, INVERSIONES, TARIFAS Y SUBSIDIOS A CONSUMIDORES
El gas y el petróleo son recursos estratégicos no renovables, que en un contexto de incremento de demanda y precios en alza requieren de una estrategia de largo plazo.
› Por Cledis Candelaresi
Experto en temas energéticos de la Fundación Bariloche, Roberto Kozulj, afirma que no es posible superar la actual crisis sin aumentos de precios, que atiendan en alguna medida la aspiración de los productores de hidrocarburos y de otras empresas que intervienen en la cadena. La estrategia esbozada en diálogo con Cash se completa con un aumento en las tarifas de los usuarios residenciales con más capacidad contributiva, a los que identifica como responsables por los picos de demanda que hacen que en el invierno sea necesario apelar a los cortes.
¿El marco legal es propicio para forzar a las empresas a invertir en exploración o es necesario pensar en estímulos económicos adicionales?
–El marco legal está conformado por los decretos de desregulación petrolera que se superponen con la Ley de Hidrocarburos que aún rige y por eso resulta confuso. Quizás una fórmula para solucionar esto podría ser la de fijar un precio para el gas viejo, en 1,40 dólar el millón de BTU, y otro para el nuevo, de 1 dólar. Una especie de mix que contemple las dos realidades.
Por ahora las tarifas residenciales de luz y gas no tendrán ajuste. ¿Cuándo impactará el sendero de precios que llevó el gas boca de pozo a 1 dólar, cerca del precio anterior a la Emergencia Económica?
–Esa suba recién se trasladará a los usuarios residenciales en el invierno del 2006. Hay que tener en cuenta a los distintos tipos de consumidores. Los sectores más equipados de la sociedad son los que tienen más responsabilidad. Y es obvio que los altos consumidores residenciales están en condiciones de pagar un aumento porque sus ingresos han crecido. La cuestión es proteger con una tarifa social a los más pobres. También hay que incentivar el uso racional de la energía no sólo en relación con el consumo pasado sino cambiando la segmentación de la tarifa. En Gas del Estado había un diseño que hacía que los consumidores bajos e intermedios pagaran mucho menos y el resto mucho más. Es un subsidio cruzado. Pero, si se subsidian tantas cosas, ¿por qué nos rasgamos las vestiduras ante un sistema como ése? Un país sin energía no es viable, y un país con precios energéticos que tengan impacto inflacionario tampoco. Hay que buscar un equilibrio entre las aspiraciones de los productores y la población.
¿Está hablando de un reacomodamiento de precios que tiene que ver con lo que cuesta hoy producir la energía y no con la pretensión de las empresas de ser compensadas por la desdolarización de las tarifas?
–Son cosas distintas aunque complementarias. Cualquiera sabe que multiplicar por tres las tarifas que cobraban las empresas antes de la devaluación es inviable.
¿Entonces no tienen fundamento los reclamos ante el Ciadi?
–No. Reclaman cosas que no les corresponde. Tampoco corresponde la jurisdicción internacional. En el caso de Transportadora de Gas del Sur, al que yo conozco de cerca (va a oficiar de testigo por el Estado en el juicio arbitral), puedo decir con certeza que los conflictos entre los accionistas deben dirimirse en territorio nacional y no veo por qué esta idea no pueda hacerse extensiva a las diferencias entre accionistas y el Estado.
¿Por qué si el marco legal es tan categórico y nítido en ese sentido ya hubo un fallo a favor de la norteamericana CMS (socia de TGN) y en contra del Estado?
–Es que los tribunales no son imparciales. Son tribunales del Banco Mundial con reglas atípicas.
Usted sostiene que la crisis energética del 2004 fue sobreestimada. ¿Cuál es la perspectiva para este año?
–Las posibilidades de que se produzca una crisis en lo inmediato son pocas.
El costo fiscal de la crisis por importación de gasoil es un dato que juega en definitiva a favor de la recomposición tarifaria: pagan los usuarios o pagan los contribuyentes.
–Si la crisis es pequeña los paliativos se justifican. Si empeora el escenario, lo que más conviene es recomponer el sendero de precios y tarifas. Si no hay inversión en energía se frena el crecimiento. Claro que si para calmar presiones sectoriales hay aumentos desmedidos, el país tampoco es viable. La clave es un camino intermedio, de ajustes graduales y que pague el que tiene más capacidad.
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