ALZA DE PRECIOS, PRODUCTOS DE CONSUMO MASIVO Y COMPETENCIA
La inflación desvela al Gobierno, que apunta a supermercados y a grandes empresas de bienes de la canasta básica. La posición de una multinacional de ese sector.
› Por Cledis Candelaresi
“Hasta que no se conozca qué decisiones toma, es preferible no hablar de la nueva ministra”, afirmó Carlos Paz Saldán, uno de los principales ejecutivos de Procter&Gamble cuando Cash quiso conocer su opinión sobre la flamante titular de Economía, Felisa Miceli. De cualquier modo, el recambio ministerial no parece ser desvelo de esta trasnacional productora de bienes masivos.
¿Cree que Argentina brinda seguridad jurídica?
–Creo que sí para una gran gama de inversiones. Pero estas cosas no son blancas o negras. Argentina está compitiendo con otros países por capitales de largo plazo y allí puede que tenga dificultades.
¿Por ejemplo?
–Tener muchas reglas complicadas que no se puedan sostener en el tiempo es un problema para empresas más grandes. Pero quizás el problema es mayor para las pyme. ¿Cómo se hace para que puedan empezar a operar rápido y en el sistema formal?
¿Dónde hay más oscuridad en las normas?
–Los temas regulatorios dependen de qué industria se trata. La clave para todas es, por ejemplo, que haya previsibilidad en el sistema tributario y que no se introduzcan cambios por decreto.
En el último tiempo hay quienes objetan la proximidad de Néstor Kirchner con el venezolano Hugo Chávez. ¿Cómo puede influir esa relación en el mundo de la economía y los negocios?
–No sé exactamente. Pero creo que las empresas hoy miran otro tipo de cosas. Básicamente el atractivo potencial de su mercado y el tipo de inversión que pueden hacer. Hay otros factores mucho más importantes a la hora de decidir una inversión, que la empatía política con otros gobernantes.
¿Argentina sigue siendo vista básicamente como una plataforma para exportar, o cree que el repunte del mercado interno justifica el desarrollo de productos y nuevos proyectos de inversión?
–Creo que ambas cosas son ciertas, pero todo depende de qué industria. Para nosotros el mercado argentino sigue siendo atractivo para desarrollar productos, porque el consumidor sigue siendo muy sofisticado para una empresa que está dedicada a añadir valor. En parte porque este cuadro también estimula la producción de ideas que nosotros luego transferimos desde aquí: no necesariamente se trata de exportaciones, pero sí de nuevas ideas o tecnologías.
¿Ese consumidor sofisticado pertenece al estrecho segmento del ABC1?
–No. La sofisticación del consumidor argentino se da en todos los niveles socioeconómicos. Apreciar un buen producto, entenderlo, es común a todos.
Para el gobierno, en gran medida, la suba de precios es imputable a los formadores de precios, y Procter entraría en esa categoría.
–A mi juicio el problema de la inflación no es microeconómico sino macroeconómico. Mirar el comportamiento de ciertas industrias o empresas no va a dar con la solución. Creo que hay que mirar la macro.
¿Aumentar las retenciones a las exportaciones de alimentos para controlar precios internos sería mirar la “micro” y no la “macro”?
–Correcto. Pero yo soy simplemente un hombre de negocios. Para encontrar la fórmula hay que buscarla entre economistas.
Procter es proveedor de los supermercados, a los que el Gobierno señaló como responsables de la inflación. ¿Cree que hay un problema de márgenes de comercialización excesivos en las grandes cadenas?
–En absoluto. El problema está en otro lado. Todo el negocio del consumo masivo es extremadamente competitivo. No sólo hay competencia entre los supermercados entre sí sino que compiten con otros formatos, como farmacias o autoservicios. A alguien que conoce el negocio no se le ocurriría simplificar las cosas pensando que ahí está el problema.
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