Cuando, animado por el Mundial de Fútbol que se juega en su país, un alemán se coloque el casco para patear penales podrá gozar ese juego virtual gracias a tecnología argentina. Lo mismo ocurre con todos los visitantes del emblemático portal latino de Disney o el de la propia Microsoft para Latinoamérica. La industria del software local exporta hoy 240 millones de dólares y, según asegura Carlos Pallotti, titular de la Cámara de Software y Servicios Informáticos de la República Argentina, hay chances de seguir conquistando mercados y expandiendo una actividad que ocupa más mano de obra que la industria automotriz.

Cuando se promulgó la ley de software, (Roberto) Lavagna dijo que en dos años se podría duplicar la cantidad de empleados del sector.

–La ley fue aprobada en el año 2004, aunque recién ahora se está poniendo operativo el sistema de promoción a través de la Secretaría de Industria. Más de 250 firmas se postularon para ser promocionadas y hasta ahora hay unas 30 aprobadas. La ley fue una excelente señal. Las empresas empezaron a invertir fuertemente antes de que la norma sea reglamentada. Por primera vez se vio a un gobierno que reconocía a este sector como estratégico.

¿Las transnacionales también se presentaron?

–Hay muy pocas porque ésta es una ley que promociona a quienes hacen industria y las extranjeras generalmente comercializan, traen productos que revenden aquí, sólo unas pocas hacen desarrollos en la Argentina.

¿Qué beneficios brinda la ley?

–La ley fija estabilidad fiscal por diez años: si en el futuro aumenta un impuesto, por ejemplo el IVA, tiene que ser compensado con una reducción de otro, porque la masa tributaria total que paga el sector no puede subir. Además, se dispone una reducción del 60 por ciento del Impuesto a las Ganancias y la posibilidad de computar a cuenta de ese gravamen el 70 por ciento de las cargas patronales. Desde que se sancionó, se aumentó la cantidad de personal del sector, que pasó de 20 mil en 2002 a los 35 mil actuales, y llegará a 40 mil en 2007. Hoy la cantidad de empleados en la industria del software duplica a los de la automotriz y los salarios son relativamente altos, ya que promedian 3000 pesos.

Hay reclamos de falta de profesionales para el rubro.

–Con la crisis se dejaron de estudiar carreras duras. Todas las especialidades técnicas ahora están siendo demandadas. En el sector hay una sobredemanda de profesionales. En 2005 se incorporaron 5000 personas, cuando de las Universidades Nacionales egresan alrededor de 3400.

Más allá de la cantidad, ¿cómo es la calidad de los profesionales egresados?

–No todos tienen que ser universitarios. Necesitamos doctorados pero también técnicos, egresados de carreras terciarias. En general, de las universidades egresan buenos profesionales. La Argentina tiene excelente calidad de mano de obra y puede competir con el resto del mundo.

¿También puede competir con India?

–India construyó una industria muy fuerte: de los centros de estudio, no todos universitarios, egresan 300 mil técnicos por año, mientras que en todo el sistema universitario argentino, privado y público, no hay más de 120 mil estudiantes. Argentina no tiene previsto ni quiere imitar el modelo de la India porque no quiere salir a ganar mercados gracias a la mano de obra barata. Además, el profesional argentino es muy creativo. Esto nada tiene que ver con el software factory, que impone procedimientos. El argentino medio es no sistémico, con gran creatividad, algo que hay que potenciar. Podemos producir cosas exclusivas que se distingan por su innovación.

¿Cuál es el destino de las exportaciones argentinas de software?

–El año pasado se exportó por 240 millones de dólares, monto importante si se considera que el 70 por ciento de eso es retribución a la mano de obra. Los cinco principales mercados son: España, Estados Unidos, México, Brasil y Chile. También Francia, Italia, Noruega, Canadá, China, Israel.