NOTA DE TAPA
En los últimos seis años cerraron 60 compañías de seguros. En los balances anuales que acaban de presentar, las ganancias globales equivalen a 10,8 por ciento del patrimonio neto total. La mayoría de las 188 aseguradoras mostró utilidades. Sólo existen 39 ovejas negras. De los 5,2 millones de automóviles que circulan en el país, sólo la mitad se encuentra asegurado. En el último año, los autos abarcaron seis de cada diez pesos de facturación, a pesar de que es el segmento menos rentable de todos.
› Por Claudio Zlotnik
Las compañías de seguros vienen acompañando el crecimiento económico. Este año, la producción trepará a los 15.000 millones de pesos, contra 13.300 millones del año pasado. Significa que, desde la crisis, la facturación se duplicó. En total, el sector administra 24.500 millones de pesos. En los balances anuales que acaban de presentar ante la superintendencia del sector publicaron ganancias totales por 685,6 millones de pesos. Esa cifra equivale a 10,8 por ciento de su patrimonio neto global. Confirmaron que, en promedio, dejaron atrás la crisis. La mayoría de las 188 aseguradoras (pertenecientes a 117 grupos económicos) mostró utilidades. En el sistema existen 39 ovejas negras. Son las que registraron quebrantos, y casi todas se dedican a los seguros generales y al rubro automotor. En esta investigación, Cash revela cuáles son las compañías a las que mejor les va y cuáles están perdiendo plata. También, las claves de un sector que en los últimos años no escapó a la regla de la concentración.
A mediados de los ’60, en la Argentina hubo una explosión en la creación de compañías de seguros. Había unas 350 que se habían armado al calor del congelamiento de los alquileres. Los propietarios de edificios, que buscaban sacarles una mayor rentabilidad a sus activos, formaron aseguradoras poniendo los inmuebles como capital inicial de las empresas. Desde aquella época, el mercado no paró de achicarse. El último cimbronazo ocurrió durante la crisis de 2001. En los últimos seis años cerraron 60 compañías, un número que se eleva a 100 si se toma en cuenta la última década.
Desde los lejanos años sesenta, el sistema se fue profesionalizando. Se alejaron los empresarios de otros rubros que buscaron una oportunidad para ganar dinero en el sector asegurador y llegaron las empresas extranjeras, sobre todo inglesas. Con el paso del tiempo, el sector quedó repartido entre grupos locales (en su mayoría cooperativas) y del exterior.
En el mercado asegurador se dio el fenómeno de la concentración, aunque en un menor nivel que en el sistema financiero, donde los primeros diez bancos del ranking reúnen el 90 por ciento de los depósitos y de los créditos. En los seguros, el segmento que más dinero mueve, el de las denominadas pólizas generales, hay más participantes. Un centenar de empresas están en actividad y manejan nada menos que 7608 millones de pesos. Aunque las primeras diez del ranking se reparten la mitad del negocio.
El rubro de los seguros generales es clave en el sector ya que incluye las pólizas de autos, que son la estrella del mercado: seis de cada diez pesos de este segmento corresponde a las primas para asegurar coches. El resto corresponde a las primas por incendio y robos. En este negocio hay una verdadera guerra de precios. Especialistas consultados por Cash destacaron que, en muchos casos, se trata de empresas que buscan efectivo o bien para destinar fondos hacia otros rubros o bien para tratar de superar una situación de crisis. En este último sentido, los expertos recuerdan los casos de Omega y de Lua, dos compañías que estuvieron entre las más grandes del sistema y que se convirtieron en los últimos escándalos en el sector. Antes de quebrar, ambas empresas aplicaron una agresiva estrategia de abaratamiento de costos.
Por ese motivo los expertos recomiendan una evaluación exhaustiva de la compañía antes de firmar un contrato: en caso de quiebra no existe un “salvador” de última instancia, como sí ocurre en el caso de los bancos. También es cierto que hubo empresas que quebraron y cumplieron con sus clientes. Tal fue el caso de Patagonia, que se autoliquidó pero pagó sus cuentas.
Entre las empresas dedicadas a los seguros generales, Liberty encabeza el ranking de las que más pierden. De acuerdo al último balance anual, el quebranto resultó de 32 millones de pesos. En el segundo puesto figuró Mutual Rivadavia, con un rojo de 25,9 millones. Y en el tercer lugar, Tradición Seguros con 20,5 millones de pérdidas. El ramo de “seguros generales” es el que agrupa la mayor cantidad de empresas en problemas: en total, 25.
En el ranking opuesto, de las que más ganan, La Estrella encabeza la lista general. Esa compañía dedicada a los seguros de retiro ganó en el último año un total de 199,3 millones de pesos. Entre las integrantes del rubro de “seguros generales”, Berkley está al tope, con una utilidad neta de 35,4 millones de pesos.
La Caja es la aseguradora más grande del sistema. En el último año facturó 744,8 millones de pesos. Le siguen Mapfre (568,8 millones) y Federación Patronal (566,2). El ramo de los “seguros generales”, al que pertenecen estas tres compañías, es la que tiene más jugadores. Las diez primeras del ranking manejan el 57 por ciento del segmento. Un hecho a destacar es que, dentro de ese lote, existen sólo dos grupos financieros: HSBC y Provincia de Buenos Aires (Provincia Seguros). En la city tienen una explicación: que los bancos prefieren concentrarse en los negocios vinculados al mercado financiero y no atarse al riesgo asegurador.
Por esa razón los conglomerados financieros están más presentes en el nicho de seguros de retiro ya que hay un vínculo directo con las AFJP. HSBC y Orígenes se encuentran en el primero y segundo lugar del ranking, pero también figuran Consolidar (BBVA); Nación, Metropolitan Life; Previsol (Banco Credicoop) y Grupo Financiero Galicia. Los seguros conforman una porción cada vez más importante en los costos que cobran las AFJP. Sobre una comisión total promedio de 2,6 por ciento, el componente de los seguros incide en 1,4 punto y la comisión neta en 1,2 punto.
Dentro del grupo de aseguradoras de retiro, hay dos casos que llaman la atención. Uno es el de La Estrella, que en su momento estuvo ligada al sindicato de los mercantiles y luego a la Banca Nazionale del Lavoro (BNL). Cuando el HSBC adquirió la BNL desistió de La Estrella, que al final fue absorbida por La Caja. El segundo caso es el de Swiss Medical Group. El grupo cuyo negocio central es la medicina prepaga lanzó una fuerte ofensiva en el mercado asegurador en los últimos años: adquirió las compañías St. Paul; Mass Life y Principal. En total, por sus participaciones en los segmentos de Seguros Generales, de Vida y de Retiro, Swiss Medical Group produjo pólizas por 222 millones de pesos en el último año, en partes similares.
A diferencia de lo que ocurre en los países centrales, y también de la región, en la Argentina el mercado del seguro automotor prevalece sobre los demás. En el último año, los autos abarcaron seis de cada diez pesos de facturación, a pesar de que es el segmento menos rentable de todos: del 5,3 por ciento contra 14,0 por ciento de las ART; el 18,4 por ciento de las compañías de retiro; y del 18,8 por ciento en las de vida. En Chile, el 70 por ciento de las pólizas son de “vida” y el resto de “seguros generales”.
A pesar de que ya van cuatro años de crecimiento económico, en el mercado calculan que de los 5,2 millones de automóviles que circulan por la Argentina, sólo la mitad se encuentra asegurado.
La expectativa de que en la Argentina ocurriese lo mismo que en otros países impulsó la llegada de grupos extranjeros durante los ’90. Pero ese escenario finalmente no se dio y la producción de seguros de vida se encuentra estancada. Incluso, la Superintendencia de Seguros tuvo que tomar medidas, en medio de la guerra de precios, para evitar que en ese contexto las compañías se desfinancien y quiebren. Hubo un aumento de los capitales mínimos y de las reservas que deben realizar las aseguradoras para operar. En la actualidad se contabilizan 18.600 juicios contra empresas que están en liquidación y que, por lo tanto, lo más probable es que nunca les paguen los siniestros a sus clientes.
El año pasado, entre el centenar de empresas dedicadas a asegurar automóviles abonaron siniestros por 753 millones de pesos, aunque todavía les queda hacer frente otros 519 millones. Prácticamente la mitad de la siniestralidad ocurre en la provincia de Buenos Aires (357 millones), seguido por la Capital Federal, con 162 millones, y Santa Fe (64 millones).
¿Qué hacen las compañías de seguro con los fondos que administran? Su actitud es similar a sus primas hermanas, las AFJP. De hecho, el Banco Central acaba de advertirles por los fondos que envían a Brasil en lugar de invertir en activos locales. Más de la mitad de los 24.500 millones de pesos que administra –exactamente el 53 por ciento– están colocados en títulos públicos. No muy diferente a la conservadora estrategia de las AFJP, que tienen invertidos en ese rubro el 60 por ciento de sus activos. En segundo lugar aparecen los plazos fijos, con el 21 por ciento del total. Y después, los Fondos Comunes de Inversión con el 9 por ciento. En este rubro están incluidos los fondos destinados a acciones brasileñas y japonesas, las preferidas por los grandes inversores domésticos al momento de elegir activos externos. El 7 por ciento está colocado en acciones de empresas argentinas y un 2 por ciento en Obligaciones Negociables, títulos de deuda emitidos por empresas.
Como suele ocurrir en otros mercados, en el del seguro también existen las modas. Por lo general acompañan tendencias de consumo o intentan cubrir falencias. En la actualidad son cada vez más extendidos los seguros destinados a golfistas. El hecho de que en los últimos años hayan irrumpido verdaderos novatos en el juego hizo necesaria la aparición de las aseguradoras de riesgo. Y lo notable es que hay todo tipo de coberturas. Desde los jugadores más experimentados que buscan cubrir gastos superfluos pero obligados por el manual del buen golfista, hasta los menos hábiles, que no quisieran verse en graves problemas por culpa de su mala praxis.
Entre los primeros figuran aquellos que quieren ponerse a resguardo de verse en la obligación de desembolsar de su propio bolsillo la ronda de champán para todos los participantes después de lograr un “hoyo en uno”. Este seguro puede formar parte de un paquete más amplio en el cual el deportista asegura sus palos de golf por unos 10 pesos mensuales.
También existe una gran emisión de pólizas para golfistas inexpertos. No es raro asistir a accidentes por culpa de ellos. Deportistas que recién están aprendiendo a jugar y que, a pesar de apuntarle al hoyo, terminan haciendo impactar la pelotita contra otro jugador o un asistente. Las pólizas cubren desde heridas leves a graves y casos de muerte.
Otro rubro que ascendió en los últimos tiempos fue el de las pólizas de salud. Son servicios complementarios a los ofrecidos por las empresas de medicina prepaga. Los clientes son de clase media alta y alta (ABC1) que no quieren correr riesgos en las clínicas argentinas, más aun ahora que se nota una sobreocupación en muchas de ellas. Por ese motivo, hay gente que paga una póliza para ser trasladados, si es necesario en avión sanitario, a las mejores clínicas de los Estados Unidos. Por este servicio, una pareja de recién casados está pagando un seguro de entre 15 y 20 dólares mensuales, monto que llega a duplicarse para el caso de una familia tipo.
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