NOTA DE TAPA
› Por Natalia Aruguete
Las posibles alianzas estratégicas de Brasil con la Unión Europea en forma paralela a sus cruces verbales con Venezuela, los reclamos de los países pequeños al interior del bloque –Paraguay pidió a la Argentina que respete el libre tránsito de mercadería entre ambos países y Uruguay viene demandando un acceso a mercados extrarregionales– y la elaboración del acta constitutiva del Banco del Sur aparecen como avances y retrocesos en la consolidación de la integración del Mercado Común del Sur. Frente a este escenario y para analizarlo, Cash reunió a Aldo Ferrer, ex ministro de Economía y actual director de la estatal Enarsa; a Félix Peña, director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación BankBoston; a Hugo Varsky, representante especial para la Integración y la Participación Social; y a Carlos Quenan, integrante del Instituto de Altos Estudios de América Latina e investigador de la Universidad de la Sorbona. Debatieron sobre las asimetrías existentes entre los miembros del Mercosur, la necesidad de generar y financiar proyectos productivos que resuelvan estas divergencias y el desafío de lograr un equilibrio entre flexibilización y disciplinas colectivas al interior del bloque.
Carlos Quenan: –La problemática para esos países es que el Mercosur tiene una serie de asimetrías muy grandes. Se han dado factores que potenciaron esas asimetrías estructurales en lugar de reducirlas, con el agravante de que la crisis de fines de los ‘90 y principios de 2000 pegó muy fuerte en Brasil y, en buena medida, hubo un contagio regional. A esto se agrega que el Mercosur tiene un problema de relacionamiento externo, de concretar acuerdos con otros bloques, como la Unión Europea, y con Estados Unidos, fundamentalmente por el sector agrícola, pero no solamente. Entonces para los países pequeños las dificultades de seguir en el Mercosur son grandes, cuando además el mercado interno no se democratiza. Todos los países pequeños son deficitarios con Brasil, salvo Bolivia que tiene un excedente. Y también hay un problema de insatisfacción.
Hugo Varsky: –El tema de las asimetrías es un problema estructural del conjunto de la región. En el Mercosur hay asimetrías de países y asimetrías al interior de los países. Y esa desproporción, esa desigualdad y esas contradicciones son lo que nos lleva al camino de la integración.
Carlos Quenan: –Un primer paso sería el Fondo de Convergencia Estructural, que es modesto pero significativo políticamente, en vistas de las asimetrías estructurales. Brasil lo aceptó. Luego creo que debería plantearse algún tipo de flexibilización. Pero la cuestión será ver cómo compatibilizarla para la ecuación interna con la necesaria cohesión de grupo.
Aldo Ferrer: –Acá hace falta una política de inversiones para resolver las asimetrías, porque el comercio y una tarifa interna común por sí solos no resuelven esas diferencias enormes. Recuperar el instrumento de la política de inversiones, con programas sectoriales y de estructura es fundamental. Me parece que si no hay una política de inversiones regional es muy difícil resolver las asimetrías.
Hugo Varsky: –La solución de los temas puntuales entra en un juego natural de intereses para ver cómo buscar esos equilibrios. Hay defensas hacia adentro y hacia afuera. Por eso, cuando conversemos los caminos de las inversiones para la integración productiva estaremos encontrando formas de resolver a fondo esa cuestión. En ese sentido, hay acciones en materia comercial, como el intercambio compensado y las discusiones para usar monedas nacionales.
Félix Peña: –Si entiendo bien, Uruguay pide tres cosas. La primera es garantía de acceso al mercado de los otros socios. Yo creo que corresponde, claro que es un camino de doble vía. Todos los socios deben garantizarse el acceso a sus respectivos mercados. Y eso lleva a la pregunta de cuál es el origen de los productos que tendrán acceso al mercado, desde el momento que la Unión Aduanera aún no se ha desarrollado completamente. El segundo es un planteo lógico: financiamiento de ajuste estructural y reconversión productiva. En esto estoy totalmente de acuerdo con Aldo Ferrer en que se requiere abordar el tema de la integración productiva y de las inversiones en el Mercosur. Pero hay un paso importante que se ha dado –el Fondo de Convergencia Estructural– y hay que fortalecerlo.
Félix Peña: –Yo personalmente imagino que Venezuela tenga una participación fuerte y significativa en ese Fondo de Convergencia Estructural. Sería un aspecto muy valorado desde el punto de vista del desarrollo del Mercosur. Y el tercer punto que plantea Uruguay es la flexibilización de las negociaciones con terceros países. Yo supongo que es lo mismo que planteará Brasil ahora que establece una alianza estratégica con la Unión Europea. Creo que es un tema que debe ser debatido dentro del Mercosur. El punto central es cómo lograr un equilibrio entre flexibilización y disciplinas colectivas. Eso no sólo hay que discutirlo sino negociarlo.
Hugo Varsky: –Esto está en debate y cada país está presentando su visión. En el último Consejo del Mercado Común que se hizo hace poco en Asunción, Uruguay y Paraguay presentaron sus puntos de vista de cómo resolver el problema de las asimetrías, con lógicas propias. La cuestión es encontrar soluciones coyunturales frente a la necesidad de encontrar soluciones de fondo. Del equilibrio adecuado de estos dos factores va a depender que encontremos los consensos.
Hugo Varsky: –Por ejemplo, se crearon espacios como “Somos Mercosur”, donde participan gobierno, organizaciones sociales y órganos del Mercosur, donde se impulsa la participación social. Si se aspira a un Mercosur productivo, los actores de la producción, las pymes, las organizaciones sindicales y sociales, las cooperativas deben estar dentro del bloque. Es importante que la sociedad acompañe y esté dentro del proceso.
Félix Peña: –Yo no diría que hay negociación. La Unión Europea ha tomado la decisión de asignarle a Brasil el papel de socio estratégico, como si Brasil tuviera un liderazgo natural en la región. Creo que ningún país individualmente puede establecer un liderazgo, ya que el Mercosur es multipolar. Y los países con liderazgo son los que pueden enhebrar integraciones estratégicas. Por eso, hubiera preferido que la asignación de ese carácter se hubiera hecho con el Mercosur en su conjunto. Más que individualizar, la Unión Europea debe llevar adelante una asociación estratégica con el bloque como un paraguas dentro del cual se celebren acuerdos bilaterales y, en forma paralela, se generen mecanismos de comunicación y de convergencia en el tiempo.
Hugo Varsky: –El tema del Banco del Sur es clave. Si no hay financiamiento, no vamos a tener posibilidad de avanzar. Se han dado circunstancias importantes que nos han permitido vincular la capacidad de alimentos, de industria, de energía. Pero sin financiamiento es difícil llevarlo a cabo. La iniciativa de que haya un Banco del Sur, incluso con aportes equilibrados, donde todos tengan la misma participación y la misma capacidad de elección, son cuestiones trascendentes que no se hubieran imaginado en la región tiempo atrás. De manera que el Banco del Sur va a ser un eje sumamente importante de este proceso.
Carlos Quenan: –Hoy la región tiene circunstancias excepcionales para avanzar en una serie de campos que eran de difícil desarrollo en el período reciente, y que cubren financiamiento del desarrollo y de la modernización productiva. Hay abundancia de recursos financieros derivados de una coyuntura internacional bastante favorable. Por otro lado, se han hecho muchos progresos en el último tiempo en cuanto a la identificación de necesidades. Es indispensable que justamente se den los pasos prácticos para poner a tono esa demanda con esa oferta, pero debe hacerse de manera seria. Un banco no es ni puede ser un club de amigos.
Carlos Quenan: –En el sentido de que tiene que ser una institución con credibilidad, reputación, que tenga una gran calidad en cuanto a los recursos financieros que presta. Si el Banco del Sur se aborda con esa perspectiva, y con una participación y repartición equitativas de los beneficios, no puede ser visto sino como algo positivo. Y tiene una gran ventaja a nivel de las entidades financieras regionales, que es el sentimiento de pertenencia que se genera en los países que la constituyen. Y el hecho de que se genere una nueva instancia no necesariamente es negativo respecto de las entidades preexistentes, como la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), porque puede haber una sana competencia entre instituciones, como la ha habido entre la CAF y el BID. Pero hay que ver cómo esa competencia puede articularse con algún tipo de especialización particular de cada entidad financiera regional.
Aldo Ferrer: –Un aspecto de la integración energética apunta al área nuclear. La Argentina y Brasil son los dos países de América del Sur que tienen un potencial científico-tecnológico importante, hay dos centrales en operación y dos en construcción. Y los dos países están proyectando la cuarta central nuclear. Es un escenario internacional en el cual la energía nuclear tiene una proyección de desarrollo inmensa. Por lo tanto, creo que un proyecto de altísima prioridad sería crear una empresa binacional argentino-brasileña de energía nuclear para aprovechar el potencial industrial y tecnológico, y programar a mediano y largo plazo el desarrollo del sector. Los dos países cuentan con medios materiales, tecnológicos industriales y financieros para desarrollar este sector, que es de punta y que además es rama en otra serie de actividades. Prácticamente todos los campos de la ciencia y la tecnología están ligados a los avances en este campo. Más allá de que puede haber otros elementos de coordinación, el campo nuclear es una oportunidad extraordinaria para fortalecer la integración de la Argentina y Brasil. Cuando estuvo en la Argentina, uno de los puntos que planteó el presidente Lula fue la coordinación en el área nuclear.
Hugo Varsky: –La integración energética es una idea de base sobre la que se está trabajando y esto era impensable hace poco tiempo. La energía tiene un rol sustantivo en un modelo de integración pensado no sólo en términos comerciales sino sociales y productivos.
Carlos Quenan: –Plantear una OPEP del gas me parece impropio porque, dadas las características del gas, no es factible hablar de un mercado internacional, como se habla del petróleo. Lo que debería plantearse, sin duda, es una coordinación y organización del mercado regional del gas.
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