EL DESARROLLO DEL SECTOR AUTOPARTISTA
El boom de las terminales impulsó un fuerte crecimiento de toda la cadena sectorial. La industria de autopartes acompañó esa expansión.
› Por Tomas Lukin
El auge de la industria automotriz, con un aumento del 28 por ciento acumulado en lo que va de este año respecto al mismo período de 2006 y que alcanzará una producción record de 515 mil unidades, genera un importante crecimiento de toda la cadena de valor. Uno de los eslabones más beneficiados es el autopartista, que muestra signos de recuperación en términos de inversiones, niveles de empleo y facturación. Juan Cantarella, gerente técnico de la Asociación de Fábricas de Componentes (Afac), afirmó a Cash que “el desarrollo de la industria automotriz tracciona y estimula la fabricación de autopartes, aunque resulta difícil para el sector seguir el actual ritmo de crecimiento”.
La producción de autopartes tiene tres destinos principales: las terminales, el mercado de reposición y la exportación. Las casi 400 empresas del sector, que fabrican desde asientos de cuero hasta sistemas de frenos o arandelas, emplean un total de 62 mil trabajadores en forma directa y 90 mil trabajadores de manera indirecta.
En la AFAC estiman que la facturación en el 2007 ascenderá a 5400 millones de dólares, 20 por ciento más que el año anterior. Las inversiones, detalló Cantarella, “alcanzarán este año a 1300 millones de dólares”. Recientemente la empresa brasileña Plascar Group, dedicada a la producción de autopartes de plástico, anunció que desembolsará 100 millones de dólares en una planta que se instalará en Santa Fe, inversión que está directamente relacionada con la decisión de General Motors de fabricar un nuevo modelo en General Alvear. Según Fernando Rodríguez Canedo, director ejecutivo de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), “los autopartistas son parte fundamental de la industria automotriz. Las terminales siempre señalan que quieren un autopartismo fuerte, instalado lo más cerca de sus plantas produciendo con calidad y precio competitivo”.
Si bien la relación entre las automotrices y sus proveedores cambió durante la última década y ahora las fábricas de componentes tienen más responsabilidades, siguen siendo las primeras las encargadas de fijar las reglas de juego y mantienen bajo su control los sectores que consideran clave. Uno de los principales malestares de las autopartistas es la falta de herramientas técnicas para que las negociaciones con las terminales no sean desiguales. Argumentan que al momento de renegociar los precios con las automotrices, éstas postergan y estiran las tratativas por períodos que hasta superan el año. Para Cantarella, “la relación no está exenta de complicaciones: en un contexto de fuertes incrementos en el valor de la materia prima internacional, convenios salariales y variación en el tipo de cambio, ninguno quiere bajar precios. Sin embargo, las inversiones que están realizando las automotrices otorgan un importante dinamismo al sector”.
En 2006, el sector autopartista realizó el 13 por ciento de las exportaciones de manufacturas industriales y más del 4 por ciento de las exportaciones totales, y desde la consultora abeceb.com calculan que este año ascenderán a 2200 millones de dólares. Sin embargo, la balanza comercial se muestra altamente deficitaria, con un rojo que, según proyecciones de la misma consultora, será de 3700 millones de dólares, un 28,5 por ciento más que en 2006. El 63 por ciento de esas importaciones es realizado por las terminales que traen componentes de un alto valor agregado, como equipos de transmisión, electrónica y motores, que no son producidos en el país. “La voluntad de las fábricas de automotores locales es comprar la mayor cantidad de partes y piezas en el país, porque eso contribuye a reducir costos y mantener la competitividad. Pero para que eso suceda los proveedores deben tener la calidad y la cantidad necesaria”, sostuvo Rodríguez Canedo.
Además, las autopartistas deben enfrentarse con la amenaza que significa una sobrecapacidad instalada, principalmente en Brasil, que podría proveer a todo el Mercosur. En ese sentido, desde hace más de un año que se discute en la AFAC la necesidad de lograr una sustentabilidad a largo plazo y la posibilidad de crear una política coordinada con los socios del bloque que complemente las diversas producciones. De acuerdo con la regulación vigente, para que un automóvil sea considerado “hecho en el Mercosur”, el 60 por ciento de las autopartes debe ser de origen regional. Cantarella sostuvo que “depende de cada terminal, pero la incidencia en el precio final de las piezas nacionales no es superior al 25 o 30 por ciento”. El 30 de junio de 2008 concluye el actual régimen automotor pactado con Brasil. Durante el primer semestre del año que viene comenzarán las negociaciones para decidir cómo será el funcionamiento del sector y las autopartistas esperan que continúe un esquema de comercio administrado, muy parecido al actual.
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