LA ECONOMIA SOCIAL EN LA ARGENTINA
Virtudes y deficiencias de la economía social. La clave está en la asociación de productores.
› Por Natalia Aruguete
La clave de la economía social está en la asociación, en la plataforma compartida de apoyo de servicios a la producción, financiamiento y comercialización de grupos que se apoyen mutuamente. Desde esta perspectiva, el economista José Luis Coraggio dialogó con Cash sobre las características que debería tener “otra economía” donde circulen nuevos mercados, más solidarios.
–¿Cómo definiría hoy a la economía social?
–Hay que diferenciar el manejo hecho en la Argentina de la economía social de lo que pasa en el mundo. Aquí está muy marcado por el uso que le ha dado el Estado. Es una política con una matriz asistencialista muy fuerte y orientada hacia los más pobres entre los pobres. En este sentido, economía social es lo mismo que política social, que no garantiza el derecho de todos los ciudadanos.
–¿Cuáles son las consecuencias?
–Emprendimiento por emprendimiento, muchos desocupados y subocupados desalentados por la falta de empleo producen individual o familiarmente, se ubican en pequeños nichos de mercado, venden sus productos con mucho esfuerzo y sacan ingresos marginales. Siempre se repite el problema de la comercialización. Un poco de financiamiento ayuda y es valioso, pero caro. Y si uno mejora es a costa de otros que producen lo mismo. No siempre hay cooperación. Eso no es economía social. Muy pocos pueden salvarse, el resto quiebra, se queda sin expectativas, destruido moralmente por el fracaso.
–¿Cómo se pasa a la economía social?
–La clave está en la asociación, en la creación de una plataforma compartida de apoyo de servicios a la producción, financiamiento y comercialización de grupos complejos, complementarios, que se apoyen mutuamente. Está en la creación de nuevos mercados, más solidarios, exigentes en cuanto a calidad del producto y de la calidad de las relaciones que se crean participando. La otra cuestión es pensar quién impulsa la economía social. Acá la impulsa un ministerio ocupado de la asistencia y con una orientación clientelar. A esto se suma la impronta de que sea financiado por la banca internacional, que trata un subsidio para comprar una máquina como si se estuviera comprando una hidroeléctrica.
–¿Podría nombrar experiencias en la Argentina que se enmarquen en este tipo de economía?
–Las Ferias Francas de Misiones son 3500 productores que están trabajando juntos. Es una experiencia muy exitosa por escala porque venden juntos, hacen frente a los controles bromatológicos, dan respuesta a las necesidades del mercado, discuten estrategias y plantean una relación distinta con los consumidores. Otra es el Mercado de la Estepa, con 250 personas, mezcla de productores agropecuarios y artesanos que trabajan la lana, producen textiles y dulces. Ellos fijan sus propios precios porque tienen garantizada la subsistencia. Eso es una posibilidad distinta de ejercer derechos y están fuertemente asociados. Las experiencias más exitosas son también las que más se complejizan, como la mutual “Primavera” en la provincia de Buenos Aires. Empezaron con un servicio de transporte comunitario y ahora dan un curso de promotores sociales en la Universidad de General Sarmiento y dicen: “Ahora nosotros queremos formar nuestros propios cuadros dentro de la economía social”. Están desarrollando una actividad educativa autogestionada y reconocida por la universidad.
–¿Como ve la relación entre la economía social, la economía informal y la economía formal?
–La economía informal está puesta por la negativa. Lo formal es lo que gira alrededor de las empresas de capital, que es lo que además se registra como la verdadera economía. Se está produciendo mucho en los hogares para el autoconsumo y eso no está registrado como actividad económica. La economía social se pregunta qué clase de sociedad estamos construyendo, no sólo cuánto dinero se puede cobrar. Supone reconocer, integrar y no sólo al mercado.
–¿Qué rol juega la economía social en la redistribución de la riqueza?
–Tal como está ahora, ninguno. Hay una mínima redistribución del ingreso. Y significa mucho para el que está sin ingresos. Pero en las estadísticas nacionales, la riqueza se está concentrando más y no menos. Si no hay acceso a la tierra rural o urbana, al crédito en serio, al conocimiento, estas cosas se quedan en un nivel pobre.
–¿Cree que existe algún vínculo entre la economía social y la incapacidad del mercado para integrar a ciertos sectores?
–El mercado tiende a la precarización. No podemos proponernos competir en el mercado, que es una máquina de devorar iniciativas.
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