Domingo, 30 de diciembre de 2007 | Hoy
FUERTE DINAMISMO DE LAS VENTAS EXTERNAS
Exportaciones del campo y la agroindustria superarán los 30 mil millones de dólares en este año.
Por Claudio Scaletta
Algunos datos conocidos esta semana permiten algunas predicciones sobre el panorama agropecuario para 2008. Esas cifras actualizan la continuidad y consolidación de tendencias en tres dimensiones: exportaciones, producción y política agropecuaria.
El número más brillante provino de las exportaciones. Según los números del Intercambio Comercial Argentino difundidos el pasado miércoles por el Indec, las exportaciones del campo y sus derivados crecieron en los primeros once meses del año el 43 por ciento en el caso de los productos primarios (PP) y el 25 por ciento en el caso de las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA). El alza de los precios internacionales tuvo muchísimo que ver: coincidió en 21 por ciento en ambos rubros. El impacto en las cantidades exportadas fue muy diferente. Las ventas de productos primarios crecieron en volumen el 18 por ciento y las de MOA el 4 por ciento.
Las cifras de las exportaciones surgen de las declaraciones FOB de las empresas. Bajo la existencia de fuertes alícuotas de retenciones, los economistas consideran muy probable la subdeclaración en los valores. Es posible que los casi 30 mil millones de dólares de exportaciones de productos primarios y MOA sean muchos más. Pero seguir esta línea es complicado, pues en ese caso habría que agregar, siempre en el plano de lo eventual, que el excedente por sobre lo declarado no ingresa en su totalidad al país. Como puede presumirse, el circuito negro implica demasiados supuestos y su dilucidación, de ser posible, no tiene mayor incidencia en el análisis de tendencias.
Regresando al ICA, la separación técnica entre PP y MOA descentra el dato de que el impulso exportador más fuerte provino del complejo sojero-aceitero. Los principales rubros vendidos por las empresas locales son los porotos de soja (PP), el aceite de soja (MOA) y el “desperdicio” de la industria del crushing: la harina de soja (MOA).
En cuanto a la composición de las exportaciones, el balance enero-noviembre, que prácticamente no variará cuando se agreguen los datos de diciembre, es que PP más MOA representan el 59 por ciento de las ventas al exterior, cuando hace un año sumaban el 52 por ciento. Es apresurado hablar de “cambio estructural”. El resultado actual combina los mayores precios de los bienes agropecuarios con la caída de las ventas de combustibles y energía. Eso no quiere decir que campo y agroindustria no hayan producido más cantidades –la cosecha primaria fue record–, pero no tanto como los porcentajes que surgen de la medición en divisas del total exportado.
Una paradoja es que si se relaciona el resultado de las exportaciones con las quejas por la política tributaria el resultado fue inverso al esperado. Los gravámenes decrecen con la agregación de valor pero las exportaciones crecen más en los bienes con menor valor agregado. La conclusión es que, a pesar del aumento de algunos costos y de la mayor alícuota tributaria, el efecto precios internacionales superó a las restas en la ecuación de ganancias. La mayor producción es el resultado de mayores inversiones. Y el motor de la inversión es la ganancia esperada.
Estas son las cifras globales, que como siempre esconden inevitablemente algunas particularidades, como el estancamiento en la evolución del stock de hacienda o la disminución de la producción de leche, dos problemas empujados hacia el futuro. Mientras tanto las políticas sobre los precios de los alimentos, aun con estos dos puntos endebles, parecen estar funcionando. La conflictividad en la relación gobierno-dirigencia agropecuaria continúa y quizá sea inevitable cuando se interfiere en la recepción de precios plenos, pero aun con importación de inflación por la explosión de precios internacionales, la política agropecuaria mantiene todavía la buscada escisión entre precios internacionales e internos. Un punto de llegada y un desafío similares a los de hace un año.
La Oncca dio de baja 739 empresas por no haberse inscripto en el Registro de Operadores del Comercio de Granos creado en marzo pasado.
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