AGRO > COLETAZOS DE UN FENOMENO MUNDIAL
El aumento de los alimentos es una preocupación generalizada en el planeta. La tensión es entre productores que se enriquecen y consumidores que se empobrecen.
› Por Claudio Scaletta
De acuerdo con datos del Ministerio de Economía, entre marzo de 2007 e igual mes de 2008 la cotización del trigo aumentó el 110 por ciento, la del aceite de soja el 100 y la de los porotos el 80 por ciento. Este salto extraordinario en los precios de los alimentos no es solo un dato de las actuales rispideces locales entre campo y Gobierno, sino que comienza a tener las dimensiones de amenaza mundial. Las mismas contradicciones que se viven en el mercado interno se reproducen a escala planetaria. Lo que en un polo, el de los vendedores, es riqueza y acumulación en el otro extremo es pobreza y, tratándose de alimentos, también hambre.
El problema, uno de cuyos coletazos locales fueron los piquetes VIP y la aceleración de la inflación doméstica, ya comenzó a ser tratado incluso por organismos tradicionalmente poco preocupados por el acceso a la alimentación. El Comité Monetario y Financiero Internacional del FMI advirtió que el “gran aumento en los precios de los alimentos y la energía tiene un impacto particularmente fuerte en los segmentos más pobres de la población, especialmente en los países de bajos ingresos”. El propio director gerente del Fondo, Dominique Strauss-Kahn, consideró que si los precios de los alimentos siguen su actual trayectoria “las consecuencias serán terribles. Cientos de miles de personas pasarán hambre, lo que llevará a un quiebre del sistema económico”.
Para colmo, el auge de los biocombustibles y las revoluciones industriales tardías de China e India, principalmente, ya no son las únicas, asequibles y solitarias explicaciones para la bonanza de las cotizaciones de las commodities, entre ellas las alimentarias. Como no podía ser de otra manera en la actual fase de desarrollo del capitalismo ingresaron a escena los capitales financieros. La crisis de Estados Unidos, con sus hipotecas subprime y el sobreapalancamiento financiero, no se traduce por ahora en recesión por el lado real de la economía, con depresión de la demanda y baja de precios. Por el contrario, los mercados de commodities parecen haberse convertido en uno de los refugios elegidos por los capitales especulativos que huyen de las inversiones basura.
Y qué mejor lugar para invertir que en aquellos activos cuyos mercados de futuro se proyectan al alza. En Estados Unidos, las publicaciones especializadas hablan de “burbuja”, en particular en los mercados de futuros de la Bolsa de Chicago. Estos mercados siempre fueron de gran utilidad para los productores primarios, quienes pueden vender sus producciones incluso antes de cosecharlas o bien a una fecha a la que apuestan que la cotización será mayor, aunque entreguen en el presente. Pero el ingreso de los fondos especulativos cambió las reglas del juego, sobre todo porque en estos mercados es posible hacer negocios con menor respaldo de capital y más crédito que en otros mercados. Por ahora, en pleno ciclo de alza, salvo en empobrecidos y remotos países donde sus habitantes no pueden cubrir los más altos precios de los alimentos, todos ganan.
Un dato a tener en cuenta son las medidas que algunos países toman para sus consumos alimentarios principales. La especulación financiera de los mercados centrales todavía no afectó los precios de arroz en China, India o Egipto, por ejemplo, debido a que los tres países establecieron fuertes restricciones a las exportaciones. La peor parte, en cambio, queda para los países que, a su condición de pobres, suman la de importadores netos de alimentos.
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