REPORTAJE EXCLUSIVO
› Por Roberto Navarro
La estrategia de la Anses para administrar los fondos del sistema de reparto, incluidos los casi 80 mil millones de pesos transferidos de las ex AFJP, será muy distinta de la que llevaban adelante las administradoras privadas. Sergio Chodos será el encargado de manejar el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del régimen estatal desde la Subdirección de Inversiones de la Anses. En una entrevista exclusiva con Cash, Chodos aseguró que “en 2009 se destinarán casi 5000 millones de pesos a inversiones productivas”. La nueva lógica de inversiones será impulsar el crecimiento económico y la creación de empleos para que esos fondos vuelvan a la Anses mediante más aportes previsionales e impuestos que completan el financiamiento del sistema. Chodos señaló que “se invertirá en infraestructura, en fideicomisos de consumo y también en proyectos privados”.
–Un primer mandato muy fuerte es realizar inversiones que tengan un retorno lógico y que sigan parámetros de seguridad. Por otro lado, y creo que es lo que brinda el toque distintivo, hay que lograr que los activos de garantía no deban ser utilizados. Esto se parece a cuando un banco otorga un préstamo hipotecario: el negocio del banco no es ejecutar hipotecas, sino prestar plata. Entonces la garantía está ahí para no ser usada.
–Cuando se hace una inversión financiera desde el fondo de garantía, la manera de que no sea usado el stock es ayudar a aumentar los recursos ordinarios de la Anses. El organismo recibe ingresos por los aportes jubilatorios y por las alícuotas que le corresponde por Ganancias, IVA, impuesto a los combustibles y cigarrillos. De manera tal que, si desde el fondo de garantía se realiza una inversión en la economía real que tiene un impacto en la creación de empleo y en la generación de riqueza, que termina en una mayor recaudación de ganancias, es fundamental. Además es importante que la tasa de retorno de la inversión sea positiva y que la inversión sea segura.
–Esa es la lógica. Una lógica extremadamente conservadora sería negativa desde la perspectiva misma de los objetivos del fondo de garantía. Si uno agarrase la plata y la pusiese en una caja de zapatos, estaría incumpliendo los objetivos, no solamente porque no estaría coadyuvando a la economía real, sino porque sería una mala administración, porque no estaría ayudando a que los activos ordinarios de la Anses se mantengan o se expandan.
–Esto también depende de otras prioridades y de cuánto termine siendo el flujo disponible. Si uno toma el stock de los activos y calcula cuánto deberían generar en términos de flujo en el 2009, asumiendo que no se toca el stock, sería entre 8000 y 9000 millones de pesos. Una de las canastas más fuertes es el financiamiento del sector público. En inversiones productivas, si se toman todos los elementos están bordeando el 50 por ciento. Es decir cerca de 5000 millones de pesos.
–Siempre obras públicas, de infraestructura, que es un multiplicador potente del crecimiento económico. Y cualquier emprendimiento productivo que tenga un impacto sobre el empleo. Pueden ser autopistas, pero también obras de infraestructura más generales, como expansiones de capacidad instalada, como de gasoductos, por ejemplo.
–Depende la estructura que se haga, pero obviamente si se tienen cargos específicos en alguna parte del proceso es más fácil. Esto es similar al fideicomiso Gas Uno, que en su momento las AFJP compraron, pero que a último momento, como estaban regateando demasiado la tasa, vinieron inversiones de afuera, les bajaron la tasa y dejaron afuera a varias administradoras. Es un episodio de hace un par de años.
–Las AFJP tenían la obligación de cumplir el 1 por ciento por año del total del fondo en inversiones de características productivas. Llegaron al 0,6 por ciento. Incumplieron en la primera implementación de una canasta mínima, que tenía un sistema en donde había un piso. La última canasta se agrega con la reforma de la Ley 26.222, que decía que la inversión en economía real tenía que llegar, como mínimo, a un 5 por ciento, a razón de 1 por ciento por año, o sea, un cronograma muy relajado. No llegaron ni al cronograma relajado. Y en la Anses lo que existe hoy del lado de fondo de garantías es prestamos a EPEC y a AYSA, que llegan a un 4,5 por ciento de la cartera que maneja el fondo la Anses.
–Hay que expandirlo, pero más allá de esa expansión, a lo que aspiramos es a que los análisis de los proyectos de inversión tengan que ver con esta doble sensibilidad de rentabilidad y creación de empleo.
–Esto va a ser difícil de mensurar, por eso es importante que los ejercicios empiecen a tener esta lógica de inversión en la economía real, porque si no quedamos encajado en una política procíclica de un sistema que en el fondo lo que predicaba a nivel inconsciente es que uno puede tener jubilados ricos en un país pobre, y esto no es posible. Nadie está blindado de las consecuencias de vivir en la realidad que pasa su país. Si se trabaja con una lógica donde el fondo puede efectivamente blindarse de la realidad en la que vive, va en una dirección que termina siendo procíclica, en donde se termina secando las necesidades de inversión y de expansión del crecimiento. Un ejemplo bastante sorprendente sobre el final del sistema fue que de los 7500 millones de pesos de plazos fijos que había, el 70 por ciento estaba depositado a 30 días. No tiene sentido. Eso pega después en la capacidad crediticia y de expansión de crédito de las propias entidades.
–Lo importante es tener una solvencia técnica que pueda certificar la viabilidad de los proyectos que se financian. Después las líneas directrices sobre cuáles son los sectores prioritarios vienen en parte definidas por decisiones políticas. Esto no significa que se tenga que renunciar a ejercer el mayor rigor técnico. La viabilidad es técnica. Ahora, las prioridades pueden ser políticas. No veo que haya una contradicción. En lo particular, en tanto la inversión requerida genere un adicional o apuntale los ingresos ordinarios de la Anses, el direccionamiento político entra perfectamente dentro de la lógica de inversiones de un sistema de reparto. Creo que la contradicción sería manejarse con estructuras más procíclicas, donde el único factor a tomar en cuenta sea la rentabilidad en sí del instrumento que se financie. En esta lógica no sería aceptable el manejo desde el Poder Ejecutivo, pero no por un problema de direccionamiento político, sino porque estructuralmente esta lógica requiere un cierto tipo de administración, sea por este Gobierno o por otro.
–No debería suceder, porque el tipo de inversiones y la participación de cada segmento de inversión va a estar reglamentada, al igual que lo estaba en el sistema de AFJP.
–Ya existe un comité de administración de inversiones conformado por el directorio ejecutivo de la Anses, el secretario de Hacienda y el secretario de Finanzas. Esto está siendo reformulado para tener misiones y funciones distintas, incorporando también el análisis de la Secretaría de Política Económica. Esto último porque el nuevo sistema tiene que ver mucho con el análisis de sensibilidad de la economía en general y el mercado laboral en particular.
–El Comité de Seguimiento tendrá un reglamento con amplias facultades para pedir información y actuar en relación con ese reglamento.
–Sí, la Anses va a ser un inversor institucional fuerte. Vamos a entrar en fideicomisos de consumo, con un componente importante para la industria nacional. Tanto de los activos que entran en los fideicomisos de consumo como de productos que tengan más que ver con inversión productiva y de infraestructura. Sería bueno que nos acompañen otros inversores. En un fideicomiso financiero uno no tiene por qué ser el único suscriptor.
–Tiene que ver con una idea de empezar a entender que la Anses es un inversor institucional fundamental de un mercado donde no tiene que ser el único y excluyente. Puede dar la idea de inversor testigo: si uno es socio de la Anses sabe que no va a estar urgido vendiendo las cuotas partes o la parte de deudas que tenga. El socio tiene una cierta estabilidad.
–-A mí me gustaría. Más que tener una definición tajante sobre dónde van a estar los directores, que creo que es un miedo infundado, resulta relevante precisar qué significa esa participación. Hay 14 empresas donde el Estado ya era socio minoritario desde hace muchos años, donde tiene una administración lógica, donde tiene directores que van a las empresas, donde quizás le pasan menos información que la requerida, donde votan, y no pasa nada. Piedra del Aguila, Central Dique y Central Güemes son algunos ejemplos. No hay preocupación por parte de esa empresas. Ahora hay como una cierta movida de preocupación de que “se viene la expropiación total y el dirigismo”. La verdad es que si uno toma estas empresas, que están en la web de la Secretaria de Finanzas y Subsecretaría de Servicios Financieros, uno no encuentra grandes conflictos, preocupaciones y problemas de interacción entre el accionista Estado y el privado mayoritario. Incluyendo casos como el Banco Hipotecario.
–Vamos a tener novedades. Las va a haber en el sentido del direccionamiento, obviamente. Parte tiene que ver con el tema de los plazos, desde una lógica donde uno coadyuva a la expansión del crecimiento. Tener la mayor parte de la cartera a 30 días no tiene sentido. Después obviamente uno tiene la vocación de empezar a direccionarlos con respecto a ciertas conductas objetivas de los bancos. Entonces estamos estudiando cuál es la mejor manera de implementarlo.
–Habrá manuales de procedimientos que definan la dirección y cuáles serán las condiciones para elegir una entidad para colocar depósitos. La discrecionalidad será dentro de un sistema de normas. No toda norma es una ley, a veces es un manual de procedimientos. Y en ese sentido lo vamos a tener.
–No. Puede depender de otros factores. Ese plazo fijo puede estar fondeando una nueva línea pymes en otra entidad. Hay varios ingredientes a tener en cuenta que quizás hacen saludable la dispersión, porque el sistema financiero argentino tiene que ser de entidades, no de un solo banco. En cierto sentido, también la diversificación de los plazos fijos tiene que ver con la diversificación de riesgos. Creo que el desafío, más allá de la entidad receptora, es cómo tratamos de generar que el plazo fijo termine influyendo en la estrategia crediticia del banco.
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