› Por Roberto Navarro
Tres son los frentes fundamentales para enfrentar la crisis externa que está impactando en la economía doméstica:
1.Controlar el precio del dólar.
2. Mantener sólido el sistema financiero.
3. Asegurar el pago de la deuda pública.
En este último punto el Gobierno está trabajando en la estrategia de reducir deuda y sentar las bases para abrir los mercados internacionales para conseguir refinanciar parte de los pasivos. Luego del canje de Préstamos Garantizados (PG) en el mercado local, ha quedado un saldo de esos papeles a cancelar en 2009 de 13.445 millones de dólares; en 2010 vencen otros 10.700 millones de dólares y en 2011, 12.381 millones. El viernes se cerró el tramo internacional del canje de PG que permitió rescatar una porción de esa deuda entregando a cambio otros bonos a mediano plazo. El próximo paso será ofrecer el canje de los Boden 2012, que suman 8000 millones de dólares que vencen hasta 2012. Luego de allanar el camino de los próximos tres años, el Poder Ejecutivo se propone reabrir el canje con los holdouts. Por último, a mitad de año se jugará a emitir un nuevo bono de 1000 millones de dólares. Mientras tanto, el Gobierno busca alianzas con otros países para conseguir una reformulación de la estructura del FMI. El interés principal es conseguir que ese organismo internacional apoye a los países miembro sin el tradicional programa de condicionalidades, que van a contramano de lo que se está haciendo en el mundo para contrarrestar la crisis.
La deuda pública total de Argentina asciende a 133.723 millones de dólares. Entre 2009 y 2011 vencen un promedio de 12 mil millones anuales. Para la Secretaría de Finanzas se trata de montos accesibles para el tamaño de la economía. De todas maneras, intenta reducirlos para liberar fondos para utilizarlos en políticas de impulso a la actividad. En Jefatura de Gabinete aseguran que ya tienen pactado con bancos de inversión internacionales el canje del 50 por ciento de los PG en manos extranjeras. Y que de los 8000 millones de Boden 2012, se pueden canjear los 6000 millones que vencen en 2010, 2011 y 2012. De esa manera la deuda de corto y mediano plazo será, por lo menos, mucho menos pesada que la de la mayoría de los países subdesarrollados.
De los 13.455 millones que quedan por cancelar este año, Finanzas espera descontar mil millones del canje internacional de PG. Otros 2600 millones de dólares de bonos estaban en poder de las AFJP, deuda que ahora pasó a manos de la Anses y que será renegociada. También se ha empezado a conversar la refinanciación de los 1800 millones de dólares que se deben cancelar este año con el BID y el Banco Mundial. Así el saldo quedaría en 8055 millones de dólares. La idea del Ejecutivo es utilizar 3000 millones de dólares de los 12 mil que tiene depositado el Tesoro en el Banco Nación y conseguir otros 3000 millones de las cuentas de los entes descentralizados, como Anses, AFIP y Pami. Y los 2000 millones restantes pedir un adelanto transitorio del Banco Central.
En el Gobierno piensan que el superávit fiscal de este año va a ser, por lo menos, de 4000 millones de dólares. Pero el programa financiero detallado arriba está armado sin contar con esos fondos, para demostrar que el país puede cancelar sus pasivos aun sin superávit. El año que viene vencen entre capital e intereses 10.700 millones de dólares. La mitad de ese monto es deuda en poder de la Anses, el Banco Mundial y el BID. Del resto se esperan canjear 2500 millones de dólares entre PG en manos extranjeras y Boden 2012. De esta manera, el panorama financiero de 2010 queda prácticamente resuelto. En 2011 vencen 12.381 millones de dólares. Con un escenario de refinanciaciones similar al de 2010, quedarían aproximadamente 4300 millones de deuda, una suma que se puede saldar sólo tomando una parte de los depósitos públicos en el Banco Nación.
De esta manera la administración kirchnerista piensa que puede llegar al final de su mandato sin problemas con los pagos de la deuda pública, aun sin conseguir superávit fiscal en los próximos tres ejercicios. Pero tiene claro que para lograrlo debe llevar a cabo una fina administración de los pasivos. Es decir, conseguir la renegociación de los PG que faltan, los Boden 2012 y de los préstamos del BID y el Banco Mundial. Por eso el cambio de estrategia que lleva a renegociar con los holdouts y abrir la puerta para futuras negociaciones con el FMI.
Otro punto importante para mantener la tranquilidad de los mercados es que las renegociaciones se realicen en condiciones ventajosas, teniendo en cuenta el actual contexto internacional. El canje de PG en manos internacionales que se está realizando se renegocia ofreciendo la tasa Badlar más 2,75 puntos porcentuales. Durante el primer año el bono devengará directamente una tasa del 15,4 por ciento. Según Finanzas, dadas las condiciones actuales en que Argentina tiene un riesgo país de casi 1700 puntos, esa tasa es baja. Y, además, afirma que, resuelta la actual crisis, la Badlar debería reacomodarse en su nivel histórico de 9 a 10 por ciento anual.
En el Ministerio de Economía sostienen que la estrategia de aligerar la carga de pasivos de los próximos tres años tiene un doble propósito: el obvio de asegurarse los pagos “y el de diferenciarse del resto de los países fuertemente endeudados”. Por caso, Brasil tiene que afrontar el 70 por ciento de sus pasivos públicos entre 2009 y 2011, y México debe cancelar el 50 por ciento de su deuda en ese lapso. La mayoría de los países del este europeo, que fueron los elegidos de los inversores durante el último lustro como consecuencia de su resurgimiento económico, está cerca del default.
En la cartera económica especulan con que a partir de mitad de este año, aunque la crisis económica prosiga, los mercados financieros comenzarán a calmarse. “En ese momento los inversores buscarán los refugios más seguros para su capital y nosotros estaremos en un lugar privilegiado en esa lista”, señaló a Cash un importante funcionario de Economía. En un informe que maneja el ministro Carlos Fernández se especula con que algunos inversores comenzarían a vender bonos del Tesoro estadounidense. En esa cicunstancia se liberaría una cantidad enorme de fondos para ser invertidos en otros mercados de deuda.
Con un mundo con la mayor parte de sus países cayendo en la recesión, bancos de primer nivel internacional al borde de la quiebra e inversores que sacan sus fondos aun del sistema financiero de Gran Bretaña, cualquier estimación es, al menos, arriesgada. Por otra parte, los primeros datos del desempeño de la economía nacional muestran una fuerte desaceleración que podría incluso, en el peor de los casos, generar déficit fiscal. Es decir que, por ahora, en el Gobierno sólo pueden trabajar con la foto de la situación actual, sin poder atisbar cómo sigue la película de la economía internacional. De todas maneras, aun teniendo que recurrir a los ahorros generados en los años de bonanza, el perfil de deuda argentina aparece menos comprometido de lo que afirmaban la mayoría de los analistas de la city hace pocos meses.
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