AGRO > SE MANTIENE LA RENTABILIDAD DEL CAMPO CON MAS SOJA
La mejora en la situación macroeconómica interna del campo se verifica por un tipo de cambio efectivo más alto y menores costos directos. Aumentó el área sembrada de soja.
› Por Claudio Scaletta
La simple respuesta a la pregunta de cuál es hoy la situación que se vive en el “campo” se vuelve difícil, pues todas sus dimensiones se encuentran saturadas por el conflicto con las corporaciones que representan a los terratenientes y arrendatarios de la Pampa Húmeda. Sin embargo, los números siguen existiendo y permiten conseguir algunas respuestas que superen los juicios de valor, las quejas y los ataques.
Como cuadra a toda actividad fuertemente vinculada con el mercado mundial, resulta impactada de lleno por la crisis internacional. La correa de transmisión son obviamente los precios. Según los indicadores de coyuntura que elabora mensualmente la Bolsa de Cereales, las cotizaciones de los principales productos agrarios se derrumbaron. En marzo, las caídas de precios en relación con un año antes eran del 33 por ciento para el trigo, 27,6 para el maíz y 30,6 para la soja. Hoy la soja paga 35 por ciento de retenciones, el maíz 20 y el trigo 23.
Hace un año, cuando el campo comenzó su lucha política, la situación era muy diferente. La cotización del trigo era 75 por ciento superior a las de un año antes, las de maíz un 31,3 por ciento superior y la de la soja un 53,6 por ciento mayor. La soja pagaba el mismo 35 por ciento de retenciones que hoy, y el maíz y el trigo 5 puntos más: 25 y 28 por ciento, respectivamente. El cambio de escenario es evidente. La baja en las retenciones a los cereales está lejos de compensar las caídas de precios.
Una segunda aproximación a los números indica también que las bajas de las cotizaciones no desanduvieron el recorrido iniciado en 2007. Lo que se produjo es una desaparición del componente especulativo de los mercados de commodities que llegaron a su cenit en 2008 y un regreso a los valores todavía altos de 2007. Las retenciones, sin embargo y a pesar de no ser móviles, bajaron 5 puntos para los cereales, pero se mantienen constantes para el principal cultivo, la soja.
Pero no todas son pálidas. Desde el capricho del dólar a 3,05 pesos por unidad durante buena parte del año pasado se pasó a una cotización 20 por ciento más alta, a lo que debe sumarse que los costos de los principales insumos también cayeron. Siempre según el ICA-Bolsa de Cereales, los costos directos para la producción de soja cayeron el 17,3 por ciento, los del trigo el 16,4 y los del maíz el 18. Para mantener una comparación con los dorados tiempos del 1 a 1, la Bolsa de Cereales elabora la cotización del llamado “dólar agrario”, que consiste en deflactar con el IPC el dólar actual en relación con 2001, restándole previamente el porcentaje de retenciones, es decir una cotización neta de inflación y retenciones. Dicho dólar se encuentra para todos los cultivos por encima de la época del 1 a 1. Es de 1,04 para la soja, 1,23 para el trigo y 1,28 para el maíz. Hace un año estas cotizaciones eran de 0,99; 1,19 y 1,15 respectivamente.
La mejora en la situación macroeconómica interna del campo se verifica por un tipo de cambio efectivo más alto y menores costos directos. Esto se tradujo en el aumento del área sembrada. En esta fecha del año solo finalizó la siembra de soja: el área implantada pasó de 16,9 millones de hectáreas a 17,7 millones, un crecimiento de 800 mil hectáreas o del 4,7 por ciento. Todo indica que el malquerido proceso de sojización está lejos de detenerse; antes bien, se profundiza. Al mismo tiempo, las expectativas de rentabilidad no decaen: el precio de la tierra se mantiene exactamente en los mismos valores en dólares que un año antes.
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