Dom 19.04.2009
cash

LA ALIANZA DE PEQUEñOS Y MEDIANOS PRODUCTORES CON LOS TERRATENIENTES

“Tienen coincidencias objetivas”

Luego de la crisis de 2001 se ha abierto una fase donde hay una pugna social orientada a definir las características del nuevo patrón de acumulación en la economía argentina.

› Por Natalia Aruguete

Los actuales cambios en el comportamiento social que se relacionan con reformas estructurales impulsadas durante el patrón de acumulación basado en la valorización financiera (1976-2001) impulsaron al Area de Economía y Tecnología de la Flacso a celebrar sus 25 años con la publicación de los trabajos realizados desde 1983 hasta la actualidad. Son unas trescientas investigaciones compiladas en un DVD, que contó con el aporte del Banco Nación y es distribuido con la última edición de Realidad Económica. Cash dialogó con el investigador y coordinador del Area, Eduardo Basualdo.

–Llegamos a la conclusión de que la crisis 2001/2002 significó terminar un patrón de acumulación en Argentina basado en la valorización financiera, que tuvo una entidad equivalente a la industrialización o al modelo agroexportador. Fue un punto de partida de la estrategia que desarrolló el Area de ahí en más.

¿Por qué?

–Porque implicó la apertura de otra fase, donde hay una pugna social orientada a definir las características del nuevo patrón, donde la lucha ideológica adquiere otras características. Ya no se trata de enfrentar la revancha clasista que puso en marcha la dictadura militar, sino de tratar de aportar a un proceso que sería bueno que desencadene en un proyecto popular en la Argentina. Sobre esa base tomamos dos iniciativas: crear la maestría en Economía Política y compilar este DVD.

¿Por qué le otorga a la fase de valorización financiera la misma entidad que a los otros dos modelos?

–Porque constituyó un funcionamiento de la sociedad argentina que involucró no sólo variables como el endeudamiento o la fuga de capitales, sino cambios monumentales en el Estado y cambios estructurales en la economía real, como la disolución del mercado de trabajo formal. Transitamos de un proceso de industrialización a uno de desindustrialización, donde la prioridad fue la valorización financiera en base a la deuda externa y a un circuito de valorización en el mercado interno que culminaba con la fuga de capitales locales al exterior.

¿Cómo se creó el Area hace 25 años?

–Nació en 1983 con estudios sobre industria electrónica. Luego se agregaron Programas de Investigación como “Deuda Externa, Propiedad y producción agropecuaria”, que lleva dos décadas, “Privatizaciones”, un programa dirigido por Daniel Azpiazu que fue muy dinámico en los ’90.

¿Por qué la relevancia de publicar estas investigaciones en la actual coyuntura?

–Tiene que ver con características específicas de esta etapa, donde la disputa social gira alrededor de definir un nuevo comportamiento para la economía. En la ubicación de cada clase en ese proceso se expresan dinámicas relacionadas con modificaciones estructurales en etapas anteriores. El período que va de 1976 al 2001, si en algo es rico, es en transformaciones estructurales, que fueron adversas para los sectores populares. Y es bueno revisar hoy dónde se enclavan esas dinámicas. No porque todo cambio estructural genere unívocamente un comportamiento. Pero si hay cambios notables en el comportamiento social es porque hubo cambios estructurales que se procesaron de una manera determinada.

¿Puede dar un ejemplo?

–Un caso paradigmático es el del agro pampeano. Que por primera vez haya un proceso de tamaña cohesión de los distintos tipos de propietarios y productores rurales implica un cambio notable. Que esa cohesión haya superado el nivel de los reclamos económicos y se empiece a ubicar en el de las propuestas políticas también es notable. Empieza a constituirse en una nueva propuesta dominante para la Argentina y creo que es muy llamativo. Efectivamente, eso se relaciona con cambios estructurales en el sector.

¿Qué relación guarda esto con el proceso de “sojización”?

–La era de la soja en el agro pampeano implicó transformaciones tecnológicas y productivas notables. Todos ellos –junto a las privatizaciones– potencian las tradicionales economías de escala que estaban vigentes en el agro pampeano. Esto tiene mucha relevancia porque las economías de escala implican un aumento de rentabilidad cuando operan, no vía incremento de precios, sino vía reducción de costos. Esto está operando para los grandes, pero no solamente. La mayoría de los pools de siembra pertenece a los grandes propietarios terratenientes pampeanos, pero ello no significa que los pequeños y medianos no tengan también economías de escala cuando aumentan el tamaño de la tierra explotada.

¿Y esta particularidad cómo incide en la cohesión que mencionaba?

–Precisamente, este cambio hace que un sector de los pequeños y medianos tenga coincidencias objetivas con los terratenientes. Otro ejemplo es el proceso de extranjerización, también relacionado con las transformaciones en el agro. Desde el modelo agroexportador en adelante hubo un sector de la oligarquía agropecuaria que diversificó parte de su renta en inversiones industriales y fue central a partir de la dictadura. Estos capitales vendieron una parte significativa de sus activos industriales y fugaron esos recursos al exterior. Pero quedaron como grandes propietarios agropecuarios. Esto abrió dos interrogantes a partir del 2001/2002: que este sector intentara reconquistar sus posiciones industriales o que buscara consolidar sus posiciones agropecuarias. La respuesta está en esta última alternativa y ello tiene una incidencia política notable.

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