Dom 19.04.2009
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AGRO > CRISIS INTERNACIONAL Y FRUTICULTURA

La exprimidora

Habrá más fruta y de mayor calidad conviviendo con un desplome de la demanda global, una situación que da lugar a predicciones sombrías.

› Por Claudio Scaletta

Uno de los motores del crecimiento de la economía en la posconvertibilidad fueron los complejos regionales exportadores de base agropecuaria. Entre ellos el frutícola, cuyas ventas al exterior superaron el último año los 1000 millones de dólares. La Argentina es el primer exportador mundial de limones y de peras. Ambos productos son los principales de dos circuitos regionales exportadores, uno en el norte de la Patagonia, el otro en el NOA y con epicentro en Tucumán. Actualmente, la temporada de peras llegó a su fin (aunque las exportaciones se extienden varios meses), sigue la de manzanas y comenzó la de los primeros cítricos. Pronto empezará la de limones.

A diferencia de los últimos años, cuando acompañados por la demanda los precios internacionales no dejaban de crecer, los exportadores ya no tienen como principal preocupación los mayores costos internos. Ahora miran con cuidado las señales que llegan del exterior, especialmente las de sus compradores en América del Norte, la Unión Europea y Rusia. Si bien internamente los aumentos de costos continuaron, también se devaluó la moneda y bajaron los fletes internacionales. Pero Estados Unidos y Europa están en recesión. El euro perdió terreno contra el dólar y Rusia también devaluó su moneda a la vez que subió sus demandas sanitarias. El efecto combinado no desplomó los precios internacionales, aunque éstos ya no son los mismos que en los últimos años. El efecto más palpable, sin embargo, no llega por la vía de los precios, sino por la caída de la demanda.

En una teleconferencia realizada a principios de abril entre los principales exportadores del Hemisferio Sur (Argentina, Sudáfrica, Perú, Australia, Chile y Uruguay), y a la que accedió Cash, se trazó el panorama para la presente campaña de cítricos. De la misma surgen algunos puntos clave para la economía local. La producción mundial caerá este año el 4,7 por ciento, pero debido a la pérdida de dinámica de la economía global las exportaciones lo harán aún más: 5,5 por ciento. Esta baja mundial será motorizada principalmente por el menor comercio de limones, producto para el que se espera una caída del intercambio de más del 18 por ciento. Una retracción de casi un quinto de las ventas globales no puede dejar de impactar fuertemente al primer exportador mundial.

Los números previstos en la teleconferencia para los cítricos argentinos son de una caída del 13 por ciento en la producción y del 27 por ciento en las ventas externas. Las bajas productivas responden principalmente a las sequías que afectaron las producciones de naranjas y mandarinas durante la primavera y el verano, que determinaron una caída del 30 por ciento para ambas frutas. Los limones, en cambio, son los únicos productos cuya producción no caerá, sino que se incrementará el 3 por ciento, al tiempo que se espera una caída del 26 por ciento en la demanda mundial, entre otras razones por la sobreoferta del Hemisferio Norte, donde esta fruta prácticamente no tiene precio. En España, por ejemplo, muchos productores primarios “regalaron” su fruta a los empacadores con tal de que la retiren de sus montes a fin de reiniciar el ciclo primario. El aumento del 3 por ciento en la producción argentina, en tanto, no refleja una característica cualitativa muy importante: frente a las buenas señales de los mercados internacionales en las últimas temporadas, muchos productores realizaron fuertes inversiones que dieron como resultado el aumento de la calidad de los limones (y por lo tanto también de sus costos de producción). Es decir, habrá más fruta y de mayor calidad conviviendo con un verdadero desplome de la demanda global, una situación que da lugar a predicciones sombrías. Es muy probable que, como sucedió en España, mucha fruta quede en las plantas esta temporada. También que mucha producción de calidad, destinada a las ventas en fresco, termine como insumo de la industria de jugos, esencias y aromas, lo que significa que recibirán un precio que no cubrirá sus costos. En consecuencia, la producción primaria que sólo se benefició parcialmente de la fase ascendente del ciclo sentirá ahora de lleno el impacto de la contracción. Por lo tanto es esperable que en esas regiones se asistirá a un importante aumento de la conflictividad social.

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