Dom 31.05.2009
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BERNARDO KLIKSBERG: EL IMPACTO SOCIAL DE LA DEBACLE DE LA ECONOMíA MUNDIAL

“Los libretos ortodoxos se acabaron”

La recesión global está afectando el mercado laboral de los países centrales, y con más intensidad en los jóvenes y mujeres. Bernardo Kliksberg destaca que Argentina se encuentra en una situación relativa mejor.

› Por Natalia Aruguete

Las tasas de desocupación que alcanzaron los países ricos se instalaron en la agenda pública como el principal –y casi excluyente– impacto social de la actual debacle mundial. Para el economista Bernardo Kliksberg, asesor principal de la Dirección del PNUD/ONU para América latina, es el efecto “más visible”, pero no el único. Los efectos invisibles de esta crisis “son letales”, asegura el hombre que acaba de recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires. En diálogos con Cash durante su visita por Buenos Aires, Kliksberg analizó las consecuencias de la crisis económica sobre los sectores pobres y, entre éstos, sobre los más vulnerables: las mujeres y los jóvenes de América latina.

La desocupación se instaló como la principal consecuencia social de la crisis mundial. ¿Cree que es la única?

–Por primera vez en muchísimos años, la economía mundial va a decrecer cerca de un 2 por ciento este año. El comercio mundial va a retroceder, la economía de los Estados Unidos ha generado una tasa de desocupación del 8,9 por ciento (13 millones de desempleados), que junto con los subempleados y los desalentados es del 15,8 por ciento (16 millones de personas). Los efectos sociales son múltiples, desde los más visibles hasta los invisibles.

¿Cuáles son los visibles?

–Uno de los más visibles es el desempleo. Los pronósticos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indican que habrá no menos de 50 millones de desocupados nuevos en 2009. Y en América latina, entre 2,5 a cuatro millones. La OIT identifica a los “trabajadores pobres”, personas con trabajo que ganan por debajo del umbral de la pobreza. En América latina, el desempleo se está concentrando en los jóvenes y las mujeres. La tasa de desocupación joven es el doble de la tasa promedio.

¿Sólo en esta parte del continente?

–No. En Estados Unidos, la tasa de desocupación abierta es 8,9 por ciento, la joven supera el 20 y la de la población joven de color es mayor al 30.

¿Cuáles son los efectos invisibles?

–A nivel internacional, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, dice que este año van a morir 400 mil niños más a los que ya mueren por pobreza. El secretario de Agricultura de Estados Unidos, Tom Vilsack, dice que el número de personas con hambre en el mundo saltó de 865 millones a más de 1000 millones. Estos son los efectos invisibles, porque las personas con hambre y los niños pobres no tienen organización política. En América latina aumentará el nivel de jóvenes que está fuera del mercado de trabajo y del sistema educativo. Además, un porcentaje muy importante de las mujeres ocupadas está trabajando en las maquilas o en industrias secundarias. Y son de las primeras afectadas por la desocupación.

¿Cómo ve la situación de los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos?

–Las remesas migratorias eran de 65 mil millones de dólares a fines de 2007, la segunda fuente de ingreso de México y más del 15 por ciento del Producto Bruto de ocho países de América latina y protegían a 100 millones de personas. Bajaron un 8,1 por ciento en México en 2008. En Centroamérica retrocedieron del 8,0 al 11,0 por ciento. Un alto porcentaje de inmigrantes está pensando en planes de regreso. Y, además, en algunos sectores se ha desatado una xenofobia sin límites.

¿En qué países se ve con más intensidad la xenofobia?

–En Estados Unidos, Obama es un freno a la xenofobia. Pero en Italia se acaba de declarar el delito penado criminalmente a la inmigración ilegal.

La penalización de la inmigración ilegal en Europa es anterior al estallido de la crisis.

–Sí. Pero frente a las crisis, las sociedades, en lugar de buscar las causas profundas al problema, buscan un chivo emisario, alentados por las políticas públicas.

En España, el crecimiento que experimentaron hasta la crisis se debió fundamentalmente a los inmigrantes. ¿Qué sucede ahora que la tendencia se revirtió?

–El gobierno de España hizo la mayor amnistía e integración de inmigrantes de la historia de España. Pero con 17 por ciento de desocupación no hay mucho lugar para los inmigrantes en la economía.

¿Qué tipo de políticas cree que se deberían adoptar?

–Hay países cuyos gobiernos pueden optar por las políticas de ajuste y los organismos internacionales han presionado muy fuerte para ello. Hay países latinoamericanos donde esto sigue teniendo predicamento. Pero también es posible responder con política contracíclica.

¿Y qué ejemplos hay en la dirección contraria?

–En muchos países latinoamericanos hay una presión muy fuerte para que se recorte el gasto social, se baje el déficit público, se despida funcionarios, se reanalicen las prestaciones. Eso está impregnado en la atmósfera de casi toda América latina. Pero las relaciones de fuerza están cambiando.

¿En qué sentido?

–Se están produciendo cambios importantes en términos de democratización. Esta situación permite pensar que habrá grandes movilizaciones a favor de políticas contracíclicas, aunque los sectores de poder tienen posiciones muy importantes y, en muchos casos, los gobiernos no son consecuentes.

¿Y en el caso argentino?

–Argentina tiene buenas posibilidades de enfrentar la crisis pero no por las cuestiones que normalmente invocan los voceros tradicionales, como las reservas del Banco Central o que se aprendió a hacer ajustes. Es más importante que haya una sociedad movilizada, que aprendió en experiencia vivida lo que significa aplicar el ajuste ortodoxo en situaciones recesivas.

Al mismo tiempo, Argentina tiene dificultades para acceder a financiamiento externo y debe enfrentar una importante carga de deuda en el mediano plazo.

–Todo eso es absolutamente real, pero hay un largo camino que recorrer en la integración regional para enfrentar algunas dificultades. Argentina es un país importante para la integración latinoamericana. Los libretos ortodoxos se acabaron.

¿La vuelta al FMI no es una respuesta ortodoxa?

–Hay una enorme discusión sobre la dirección del Fondo. Por otra parte, no es la única institución en el concierto mundial. A pesar de todo, veo la situación argentina con esperanza, con una sociedad que está en marcha y va a exigir una economía con rostro humano.

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