› Por Mariano Blejman
Microsoft, Apple y Google no pelean sólo por el mercado de Internet sino también por el del software, negocio que en 2008 movió 294 mil millones de dólares en el mundo, y podría llegar a los 537 mil millones en 2015. Mientras las empresas creadas por Bill Gates y Steve Jobs han hecho sus fortunas con desa-
rrollos de software propietarios, el modelo al que apuesta Google es al de software de códigos abiertos, conocido como open source. Según la consultora IDC, la facturación de software de código abierto crecerá un 22,4 por ciento al año, para llegar a facturar 8100 millones de dólares en 2013. Hay más de 50 millones de líneas de códigos escritos sobre licencias abiertas y, según Dirk Riehle de SAP Research, más del 90 por ciento ha sido escrito en el último lustro.
En el último año, Microsoft mostró una caída del 32 por ciento en su facturación. Si bien esos números podrían mejorar con el flamante Windows 7, los gerentes del software en Europa y Estados Unidos han declarado su interés en considerar (25%), testear (10%), implementar (17%) o expandir (13%) su interés por el código abierto, según una encuesta de SMB Software Survey. Es decir, más del 65 por ciento de los ejecutivos que toman decisiones con relación al software ha declarado su interés en usar código abierto, cuyo mayor exponente es GNU/Linux, contra el software de códigos propietarios como Microsoft o Apple. Y, si bien no hay cifras oficiales sobre la cantidad de usuarios de GNU/Linux, según la Mozilla Foundation serían entre 6 a 16 millones de usuarios finales.
Si el objetivo de un grupo de hackers era lograr en 1991 un sistema operativo que pudiese ser visto, modificado y usado libremente por otros programadores, empresas y gobiernos, lo que pasó en 18 años con las distribuciones de GNU/Linux fue exponencial. “En la contratación de desarrolladores y consultoría para quienes se benefician con el software libre, hay un boom impresionante”, explicó a Cash desde Alemania Christoph Hellwig, desarrollador del kernel Linux. El lanzamiento del código fuente de Chrome OS de Google el jueves 19 de noviembre, luego de una esperada conferencia de prensa en Mountain View, California fue disruptivo: liberar el código antes del producto. Pero, ¿será libre su uso?
El modelo de negocio del software se basó, históricamente, en empresas que creaban programas y vendían licencias. ¿Cómo es que miles de empresas apuestan al código abierto cuando éste es –principalmente, pero no sólo– libre? ¿Quiénes tienen notables ganancias con este modelo de software abierto, que no es igual que software libre (ver recuadro)? ¿Qué modelo de negocio permitió un cambio de paradigma que hizo a Bill Gates el hombre más rico del planeta, con 40 mil millones de dólares?
Quienes más han invertido en código abierto son, entre otros, Red Hat, IBM y Novell. Red Hat, fundada en 1994 por Bob Young y Marc Ewin, apoya el software libre y basó su negocio en servicios derivados. En agosto de 1999 salió a la Bolsa y obtuvo ganancias fabulosas, aunque sus acciones cayeron durante la primera crisis puntocom. IBM migró paulatinamente de Unix a GNU/Linux, sumando servicios asociados. Esta empresa ganó –en 2008– 103.600 millones de dólares, más de la mitad por consultoría y servicios. Por otra parte, Novell desarrolló el SUSE Linux Enterprise y el Novell Netware, y apostó a un sistema mixto de código abierto y propietario.
Otro paquete de líneas viene de la comunidad de programadores que contribuye con proyectos paralelos, desarrollando ámbitos educativos vinculados con el kernel Linux o con el movimiento Free Software. Entre ellos resalta Ubuntu, de Canonical Foundation, que aportó cientos de miles de códigos a GNU/Linux, con una amigable distribución basada en Debian. Subvencionado por el mecenazgo del sudafricano Mark Suttleworth, Ubuntu se financia en parte con servicios y soporte técnico.
Otro gran bloque de códigos lo aportaron organizaciones cuyo objetivo no es la venta de software sino otros negocios. El estudio DreamWorks adoptó GNU/Linux como escritorios, y para desarrollar programas de cgi y 3D invirtieron en software que pudiese ser modificado, sin necesidad de pagar licencias. Los aportes de DreamWorks han sido evidentes: en 2007, Edwin R. Leonard recibió una mención especial en los Anni Award por “la promoción de GNU/Linux en la animación, en los estudios y en el desarrollo de los juegos digitales”. Sin duda, los 20 millones de CPU bajo GNU/Linux para renderizar Shrek 3 hicieron su aporte. El primer software libre exitoso de animación 3D es el Blender, que arrancó como un proyecto del estudio NetGeo del alemán Ton Roosendaal, y adoptó la licencia GPL. El software corre sobre cualquier sistema operativo y, recientemente, su uso fue reconocido en El Hombre Araña 2 de Sam Raimi.
La cantidad de bancos y entidades financieras que usan Apache Web Servers (servidores de Internet) sigue creciendo y muchos de-sarrolladores de Wall Street participan en proyectos de código abierto, incluidos Morgan Stanley, JP Morgan y RBC Capital Markets, que usan el Eclipse, un entorno de desarrollo para Java libre, para crear aplicaciones indoor.
Mientras el modelo tradicional proponía un compromiso inicial, una larga espera hasta tener el producto, y quedar atado a un proveedor, empresas de código abierto como Alfresco, de contenidos on line, proponen que los clientes prueben sus productos antes de comprarlos, y recién entonces adopten un compromiso de soporte y mantenimiento. Es menos riesgoso, más barato, menos monopólico... y también redituable: los paquetes de software de Alfresco han llegado a 1,9 millón de downloads, corren en unos 50 mil sitios y entre sus clientes hay empresas de dudosa filiación comunista: las gigantes de los juegos como Activision o Electronic Arts, la Fuerza Aérea y La Poste de Francia, Cisco, la Fox, la Corte Suprema de Suiza y el MIT, entre otras mil empresas. “En Alfresco practicamos un modelo ‘open core’: tenemos el software disponible, pero algunas funcionalidades requieren licencia comercial. Es muy común en las start up”, explicó a Cash Matt Asay, vicepresidente de Alfresco y autor del blog sobre código abierto en el sitio Cnet, de CBS.
Es difícil saber si Vinton Cerf, el creador del protocolo TCP/IP, habla como gurú informático o como vicepresidente de Google cuando dice que el futuro de la red está en el “cloud computing”. Google –que está 117º en el ranking de Fortune y que facturó este año 21 mil millones de dólares, con ganancias de 4 mil millones, y cuyos ingresos provienen de la venta de publicidad en un 96 por ciento– piensa que todos los caminos conducen a su navegador... Chrome. Google es, en la actualidad, el mayor propulsor de código abierto del planeta, y ha contribuido con cientos de miles de líneas de aplicaciones abiertas bajo la licencia BSD, creada en la Universidad de Standford, y cuya segunda versión es compatible con la GPL.
Google deja su corazón cerrado –los algoritmos de búsqueda–, pero libera casi todo lo demás. No deja de ser irónico que su objetivo sea quedarse con Internet, liberando cada vez más código. Y, para ello, trabaja en varios frentes: además de la guerra de los buscadores y navegadores, busca destronar al iPhone como estándar de los teléfonos móviles inteligentes con el sistema Android (potenciado después de un acuerdo con Motorola), y pretende destronar a Microsoft con Chrome OS. “Pero si Chrome OS no permite instalar aplicaciones locales, estaremos dando un inmenso paso atrás”, señala Richard Stallman en exclusiva a Cash.
El Chrome OS, inicialmente para netbooks y hardware nuevo, tarda cuatro segundos en encenderse y tres más en navegar. Su código fuente fue liberado esta semana y en cinco horas había sido compilado por terceros y ya podía funcionar en entornos virtuales. ¿Qué pasaría si Microsoft regalara el código de Windows 7 antes de venderlo? Aunque Steve Jobs de Apple fue el CEO de la década para Fortune Microsoft obtuvo ganancias por 17 mil millones de dólares, ambos dependen de la venta de software. Así, la salida del Chrome OS será revolucionaria. Google redobla la apuesta: ¿qué sentido tendrá vender software si las aplicaciones podrían ser de código abierto y vivir dentro de un navegador?
Las bases del movimiento de software libre fueron escritas por Richard Stallman, quien en 1984 creó la Free Software Foundation para el software libre, frente al propietario o “privativo”. Gracias a que el kernel Linux fue liberado bajo la licencia Generic Public License en 1991 por Linus Torvalds, miles de personas han desarrollado código sobre el kernel y el sistema creció de manera robusta. Desde 1998, en cambio, la Open Source Initiative adoptó algunos valores del software libre, pero puso el foco en la industria, trató de apartarse de “software gratuito”, por la doble acepción de la palabra “free” en inglés. Antes, Stallman había creado la Generic Public License, la licencia que usa tanto las aplicaciones GNU como el kernel Linux, de la cual deriva GNU/Linux. Esa licencia da expresos derechos de redistribución de los programas.
El Open Source fue criticado por Stallman porque se concentraba en “ver el código fuente”, permitiendo el ingreso de software propietario. Pero, más allá de las terminologías, se trata de saber qué tipos de licencia tienen los programas “liberados” para su posterior utilización, redistribución y modificación. Las licencias de software libre más claras son la GPL (sobre la que corre GNU/Linux) y la BSD (sobre la que se basan muchas aplicaciones creadas por Google), pero no son las únicas. Todavía no queda claro si la totalidad del lenguaje de Chrome OS está liberado bajo licencias GPL o BSD, y cómo es que Chrome OS usa el kernel Linux. “Con cualquiera de esas licencias, el código fuente será libre. Pero, ¿serán libres también los archivos ejecutables en el producto? Depende de otros detalles. El producto tendrá un sistema para detectar versiones no firmadas. Si el usuario no puede instalar su versión cambiada y usarlo, el ejecutable no es libre”, explicó Richard Stallman a Cash. “Según la información que he visto, parece que Google ha decidido no imponer esa restricción, y que los ejecutables sí serán libres. Pero sólo al estudiar el producto estaremos seguros de esto.”
A mediados de año se lanzó la Codeplex Foundation, de cuyo comité participan tanto representantes de Microsoft como Miguel de Icaza, creador de Gnome, un entorno gráfico para GNU/Linux. Richard Stallman trató de “traidor” a De Icaza por participar en Codeplex Foundation, y De Icaza le respondió que simplemente veía posibilidades donde en el resto no. Matt Asay de Alfresco intenta contemporizar: “Codeplex tiene el potencial de ayudar a Microsoft a hacer código abierto. Creo que Miguel de Icaza estuvo bien y Richard Stallman estuvo mal. Stallman ha sido un fantástico emprendedor que promovió el software libre y ayudó a mantener la integridad del movimiento ‘open source’. Pero fue muy lejos con De Icaza. Stallman cree que trabajar con Microsoft es como trabajar con el diablo”.
Software libre (free software) Son los programas que se pueden estudiar, utilizar, modificar y redistribuir libremente, cobrando y pagando por ello si fuera necesario. La FSF promueve el “free software”, no tanto como software gratis sino como software libre: “Piense en libertad de expresión, no en cerveza libre”, dice Stallman. La Generic Public License (GPL), que impulsó la Free Software Foundation, fue escrita por Richard Stallman.
Código abierto (open source) El término fue acuñado en 1998, y entre ellos estaban Todd Anderson, Larry Augustin, Jon Hall, Sam Ockma, Michael Tiemann y Eric S. Raymond, y más tarde difundido en un encuentro organizado por Tim O’Reilly, poco antes de liberar una versión del código de Netscape. La industria trató de alejar la idea de que el código abierto era gratuito. Así, la industria del software adoptó el término “open source” y expandió ese concepto al que Stallman se opone porque se basa en cuestiones técnicas y no “éticas”.
Computación en las nubes (cloud computing) Si bien el término es algo difuso, se refiere a un conjunto de aplicaciones que funciona en servidores y no en modo local. El ejemplo más importante es el de Google, con su paquete de aplicaciones Google Docs, Google Wave, Google Maps, Gmail, entre otros.
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