› Por Tomás Lukin
Las políticas desplegadas por los Estados para enfrentar los efectos de la crisis internacional en sus propios países no se limitaron a la esfera financiera. Aunque la primacía del discurso hegemónico relegó a un segundo plano al escenario laboral, la necesidad de mantener los niveles de ocupación para evitar las consecuencias políticas, económicas y sociales del desempleo masivo se tradujeron en un difuso conjunto de herramientas en todo el mundo. De acuerdo con las posibilidades de cada gobierno, las respuestas al fenómeno fueron distintas: algunos decidieron extender la duración y el monto de los seguros de desempleo o lanzaron planes de infraestructura para crear puestos de trabajo, otros optaron por hacerse cargo de los aportes a la seguridad social, también incrementaron el salario mínimo y expandieron los programas de transferencias a las familias pobres.
En la Argentina existieron diferentes iniciativas, pero uno de los principales instrumentos para evitar que el impacto del desbalance externo y la desaceleración en el nivel de actividad golpearan de lleno en el mercado de trabajo fue el Programa de Recuperación Productiva. El Repro es un subsidio a las empresas a través del cual el Estado se hace cargo del pago de una parte del salario a los trabajadores del sector privado (ver aparte). De acuerdo con los últimos datos disponibles del Ministerio de Trabajo a los que accedió Cash, durante 2009 la asistencia alcanzó a 142.634 asalariados en 2750 firmas. Un año antes, la cantidad de inscriptos había sido de 23 mil, pertenecientes a 448 firmas.
Empresas textiles, metalúrgicas, autopartistas, comercios, frigoríficos, alimentarias, curtiembres, de salud, pesqueras y frutihortícolas concentran el 59 por ciento de los trabajadores dentro del programa. Los últimos tres rubros recurren al subsidio cíclicamente. El 96,6 por ciento de las firmas asistidas por el programa son pequeñas y medianas, con planteles que van de 1 a 300 trabajadores. Sólo 94 grandes empresas –con más de 300 asalariados– concentran el 36,2 por ciento de los empleados en el subsidio y el 40 por ciento de los fondos.
En la cartera que encabeza Carlos Tomada consideran que el Repro “se convirtió en una de las herramientas más importantes para frenar despidos colectivos y suspensiones” y están analizando utilizar el subsidio para financiar (ver aparte) la creación de nuevos empleos. La crisis financiera llevó a Inglaterra a implementar una política similar. La iniciativa local provino del sector privado y en la cartera laboral están analizándola con especialistas de la OIT. En la actualidad, la cantidad de trabajadores dentro del programa en forma activa asciende hasta los 84 mil en 1556 establecimientos.
Otras medidas que contribuyeron a preservar, con distinto grado de efectividad, puestos de trabajo y el nivel de actividad fueron las políticas de control a las importaciones y el programa “Ingreso Social con Trabajo”, que preveía la creación directa de 100 mil puestos de trabajo en cooperativas en el conurbano bonaerense.
El recorrido del desempleo desde que estalló la crisis fue creciente. Evolucionó desde 7,3 por ciento a fines de 2008 a 8,4 por ciento a comienzos del año pasado y llegó hasta 8,8 por ciento durante el segundo trimestre. Según estiman los especialistas del Cenda, durante los primeros seis meses de 2009 se destruyeron alrededor de 350 mil empleos. Precisamente, a mediados de 2009 se registró el pico de solicitudes y un fuerte incremento en la cantidad de beneficiarios del Repro. Para el tercer trimestre la desocupación fue de 9,1 por ciento y terminó el año en 8,4, evidenciando la evolución positiva en el mercado de trabajo registrado.
La cantidad de beneficiarios mantiene una evolución creciente desde fines de 2008, pero a mediados de la segunda mitad del año pasado se desaceleró la cantidad de inscriptos como resultado de la recuperación en algunas actividades impulsadas, fundamentalmente, por la evolución positiva de la demanda externa –brasileña– y el sector automotor. Sin embargo, la mejora en el mercado de trabajo es más lenta que la registrada en el nivel de actividad.
Desde la coordinación del programa aseguran que “el Repro se mantendrá todo el tiempo que sea necesario” y estiman que en marzo la cantidad de beneficiarios “debería” comenzar a caer significativamente: “Ya no está latente la amenaza de suspensión o despido, pero si se quita el Repro probablemente las empresas tengan algunas dificultades”, apuntaron a Cash.
Pese al quiebre de tendencia en materia de empleo registrado a partir del último trimestre y la mejora generalizada en las ventas, el escenario varía según la actividad. Empresarios que accedieron al Repro consultados por Cash remarcaron la relevancia del subsidio para atravesar la crisis minimizando suspensiones, recortes de jornada y despidos. Una parte significativa de las firmas asistidas acarreaban distintas dificultades, desde quiebras o concursos de acreedores hasta deudas de salarios.
En el sector metalúrgico las empresas que trabajan para las terminales ya están saliendo del Repro, mientras que las autopartistas cuya producción se destina al mercado de repuestos no muestra el mismo dinamismo. En total, 92 firmas de autopartes recibieron 10.420 subsidios 2009.
Algo similar sucede en las curtiembres, aquellas vinculadas con la industria automotriz y la exportación mejoraron, pero las compañías asociadas a la vestimenta y la decoración continúan con dificultades. Fueron 5800 trabajadores asistidos en 45 empresas. Un ejemplo es la curtiembre Becas. Su acceso al programa se remonta al conflicto agropecuario y el incremento de las importaciones. Durante 12 meses hubo 129 asalariados dentro del Repro. La firma adelantó vacaciones el año pasado y desvinculó a algunos trabajadores por jubilaciones o acuerdos. La compañía de Sarandí está concursada desde 2008.
En la industria siderúrgica, la recuperación de Acindar permite que la mayoría de las empresas satélites se ubiquen en niveles “normales”. Las fundidoras y la industria ceramista también siguen cobrando el beneficio.
La empresa productora de vajilla Ancers tuvo 72 de sus 90 asalariados dentro del programa: “Recurrimos al Repro porque estábamos sufriendo el aluvión de importaciones chinas. Nos quedamos sin capital de trabajo y teníamos muchas deudas con los trabajadores, estábamos al borde de cerrar”, explicaron. De todas formas, la empresa suspendió trabajadores y acordó renuncias a cambio del pago mensual de indemnizaciones.
En tanto, el sector de hotelería y gastronomía de la región patagónica y Mendoza, que recurrió al Repro para sortear la caída de demanda por la gripe A durante el receso invernal, ya se encuentran fuera del programa. Otro sector que recurrió compulsivamente al Repro fue el frutihortícola, principalmente en Río Negro y Neuquén: 6600 empleados en 830 firmas.
La industria textil mostró una fuerte recuperación a partir del segundo semestre asociado a las mejoras en las ventas externas e internas así como el impacto positivo del control de importaciones. Este fue el rubro con más beneficiarios: 14.800. La tucumana Hipania, que cerró sus puertas a mediados de 2008, el año pasado tuvo 92 trabajadores dentro del Repro durante 10 meses. Durante la prolongada paritaria del año pasado los obreros textiles de la región, cuyos salarios “de bolsillo” no superaban los 1200 pesos, argumentaron que el Repro permitió a las empresas recuperarse ante la postergación de los aumentos. “Experimentamos una fuerte pérdida de rentabilidad ante la caída en las ventas que dificultó el pago de salarios en fecha. El Repro nos permitió evitar las suspensiones”, señalaron desde la textil Agrest. La firma porteña, que está saliendo de un concurso de acreedores, llegó a tener 211 empleados subsidiados.
El mayor volumen de asistencia se concentró en la región pampeana –Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires y La Pampa– con un total de 48.374 trabajadores y la región centro –Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos– con 32.005. En el área patagónica el número alcanzó a 20.663 asalariados, principalmente del sector frutihortícola y el circuito turístico-gastronómico en el invierno por el impacto de la gripe A. En Cuyo se registraron 19.763 subsidios. En el noroeste y noreste del país existieron alrededor de 12.000 beneficiarios
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