CRISIS GLOBAL, MEDIDAS DE PROTECCIóN A TRABAJADORES Y CRECIMIENTO ECONóMICO
Daniel Kostzer, coordinador del área de Desarrollo Social del PNUD, destaca que el programa de Recuperación Productiva (Repro) fue clave para amortiguar el costo en el mercado laboral de la crisis internacional.
› Por Tomás Lukin
El mercado de trabajo argentino recuperó los empleos que se destruyeron durante 2009 más rápido que en las últimas crisis. Sin embargo, el regreso a los niveles de empleo formal previos a la debacle financiera global no está siendo acompañado por el mismo dinamismo en la creación de puestos de trabajo que exhibió en los años previos. En diálogo con Cash, el economista Daniel Kostzer, coordinador del área de Desarrollo Social del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y miembro del Plan Fénix, sostiene que el modelo de creación de empleo no está agotado como aseguran desde distintas consultoras privadas.
¿Cómo evalúa el escenario del mercado laboral luego de la desaceleración que experimentó la economía en 2009?
–Se puede decir que se ha cumplido un semestre completo de crecimiento: económico y de empleo. Hay una fuerte recuperación del empleo en sectores productores de bienes, que fueron los primeros que sufrieron la crisis. En Argentina los grandes empleadores transnacionales anticiparon la crisis, ya que antes de la caída de Lehman Brothers comenzaron a postergar decisiones de inversión y a remitir utilidades para cubrir el racionamiento de crédito que enfrentaron sus casas matrices. Así, el freno en la creación de empleo en los sectores productores de bienes se empieza a ver a fines de 2007 y comienzos de 2008.
¿Y durante la crisis del año pasado?
–Entre la crisis y comienzos de 2010 se observó una destrucción de puestos de trabajo significativamente inferior a la que podría haber sido. Esto se debió a las intervenciones públicas. El programa de Recuperación Productiva (Repro) fue muy relevante. Además, se observó un típico comportamiento de las empresas cuando esperan que la crisis sea corta. En ese caso retienen a sus trabajadores más calificados, atesoran a los trabajadores aunque en el corto plazo no los necesiten porque esperan que se revierta el ciclo. A los trabajadores calificados los preservaron las mismas empresas y aquellos menos calificados, que son los primeros en ser despedidos, el Estado, pagando una parte de sus salarios mediante el Repro, permitió a las firmas mantenerlos. Así cuando la economía comienza a crecer no se parte de un nivel cero. Se comienza a reactivar las líneas de montaje con la dotación de personal completa ya que hubo atesoramiento de personal.
¿El modelo de generación de empleo está agotado como sostienen consultoras privadas?
–Cuando uno observa la relación entre la creación de empleo y el PIB en el corto plazo, parecería que ya no se va a generar más empleo en la economía. Es una señal engañosa sobre la capacidad de generar empleo en la economía: se crece al 8-9 por ciento y se genera 1 por ciento de empleo. Es un período demasiado corto teniendo en cuenta el atesoramiento de trabajadores que se hizo durante la crisis.
¿La dinámica de creación de puestos de trabajo va a mejorar?
–Sí, pero obviamente no se alcanzará el ritmo exhibido durante 2004 y 2005, pero se llegará a parámetros más que aceptables para una economía como la Argentina.
En esas condiciones, ¿es factible alcanzar un 5 o 6 por ciento de desempleo a fines de 2011 como plantean desde el Ministerio de Trabajo?
–Creo que sí, pero dependerá de cuáles sean los factores que expliquen el crecimiento de la economía. Si el país crece liderado por consumo conspicuo, como plasmas, autos caros, casas en countries, inversiones inmobiliarias sobrevaluadas y servicios financieros, entonces la posibilidad de que se limite la capacidad de creación de empleo es mucho mayor que si el crecimiento fuera liderado por el consumo masivo. Son los productos que consumen los sectores de menores ingresos, bienes textiles, agroalimentarios, servicios sociales y comunales –no paseadores de perros sino maestras–, e infraestructura productiva. Si los fideicomisos que utilizan los plasmas se utilizaran para vender cocinas serían seguramente más productivos en empleo. Además, hay que preservar una política de ingresos activa, no dejar atrasar el Salario Mínimo, la AUH, ni las jubilaciones y pensiones. Hay que dejar de hacer populismo para los sectores de mayores recursos, apoyar los consumos de los sectores populares y llevar infraestructura social a los lugares donde más se lo necesita.
¿Qué rol tiene en este proceso la reforma a la carta orgánica del Banco Central para ampliar sus objetivos e incluir además del control de la inflación, la creación de puestos de trabajo y el crecimiento?
–No es posible pensar la economía sin tener al mercado de trabajo como eje donde giran todas las decisiones económicas. Una banca central que tome decisiones ignorando lo que sucede en el mercado de trabajo es impensable. Se puede tener estabilidad monetaria por diez años y que el desempleo pase del 6,5 al 18,0 por ciento, como pasó en la década del ‘90. ¿Cuál fue la utilidad del Banco Central? Hay una especie de fetichismo atávico acerca de la independencia del Banco Central y la inflación. No existe, en cambio, un nivel de observancia igual sobre los costos y riesgos de la recesión y la depresión. Tomar decisiones de tipo de cambio ignorando el impacto que tiene sobre el mercado de trabajo es irresponsable. El Banco Central debe tener, como la Reserva Federal, un objetivo para cuidar el pleno empleo
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