Así como los argentinos estuvimos presos de la convertibilidad, los europeos padecen el anclaje del euro, encima en una peor situación, porque los países no tienen moneda propia para suplantar la circulación de la divisa del bloque. Esto provoca que los países de menor competitividad sólo puedan paliar sus déficit con préstamos o ajustes. Sumado a esto, la sobrevaluación del euro profundiza sus déficit comerciales. Además, sus tratados de libre comercio impiden políticas de protección a su producción local, lo que agrava el cuadro de situación. En este marco, los PIGS deberán darse una estrategia monetaria que los saque del ajuste sistemático y el endeudamiento (nótese que hablo del Primer Mundo y no de Argentina). En este sentido, establecer mecanismos de circulación monetaria interna no convertible, puede ser una salida intermedia al reestablecimiento de una moneda propia. En su defecto, para sostener las instancias supranacionales de la UE, se deben buscar políticas compensatorias que permitan superar las asimetrías económicas que prioricen la integración sobre el libre comercio. Estado o mercado: ésta es la cuestión.
Ricardo Romero
Politólogo UBA/UNSAM
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