Dom 15.05.2011
cash

AJUSTE FISCAL, DESEMPLEO Y SOBREENDEUDAMIENTO

La opción ortodoxa

Europa no logra salir de la recesión porque no se recupera la demanda privada de consumo e inversión, frenada por el alto desempleo y el sobreendeudamiento. Pese a ello, insisten con el ajuste que debilita aún más la economía.

› Por Sebastián Premici

El economista de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (Unctad), Alfredo Calcagno, analizó en una entrevista con Cash el impacto de las medidas de ajuste fiscal en Europa y el rol del G-20. También reflexionó sobre la importancia de sostener el incremento del gasto público y la demanda interna como factores de crecimiento económico.

¿Cuáles serán las consecuencias en el mediano plazo de las medidas de ajuste en Europa?

–Entre las economías desarrolladas, las europeas son las que están recuperándose más lentamente. En 2010, la Unión Europea creció 1,7 por ciento, que se compara con el 2,8 por ciento en Estados Unidos y 4,0 en Japón. Hasta el momento, el crecimiento de todas las economías desarrolladas se apoyó en factores transitorios, como la dinámica de los inventarios, que habían caído a niveles muy bajos, y los paquetes de estímulo fiscal. En general, no se logrará salir realmente de la recesión si no se recupera la demanda privada de consumo e inversión. Pero esa demanda está frenada por el alto desempleo y el sobreendeudamiento. La retirada del estímulo fiscal luce hoy en día prematura, y está debilitando todavía más el crecimiento.

¿Qué medidas debería adoptar el G-20?

–Más que proponer nuevas medidas, debería avanzar en algunas que ya fueron aprobadas. En particular, se ha avanzado poco en la regulación del sistema financiero. Siguen sin control y con muy bajos requisitos de capital segmentos muy amplios del negocio financiero, en especial en los mercados de derivados. La especulación y los flujos de capital generan volatilidad y alteran fuertemente las cotizaciones de monedas, materias primas y otros activos financieros. Los centros off-shore siguen debilitando la capacidad de regulación y supervisión, y facilitando la evasión fiscal.

En el último informe de la Unctad se sostiene que “hay una subestimación del crecimiento de la demanda interna para la creación de empleo”.

–Durante muchos años se pensó que era posible crecer sin prestar atención a la demanda interna, solamente sobre la base de las exportaciones (era el paradigma del export-led growth). Sin embargo, muchas veces se dio un aumento de las exportaciones sin que redundara en desarrollo económico. Como complemento de esta visión, también hay que señalar que muchas veces se ha visto al salario como un costo que hay que minimizar para que las empresas ganen dinero, inviertan y empleen trabajadores, y no como un factor esencial de la demanda, sin cuya expansión las empresas no tendrían por qué invertir ni aumentar el empleo. En realidad, el último trabajo de la Unctad plantea que los salarios deben aumentar junto con la productividad, y no sólo por una cuestión de justicia social, sino porque de lo contrario no hay suficiente demanda interna y crecimiento económico. En muchos países en los que cayó la participación de los asalariados en el ingreso nacional, también disminuyeron la inversión y el crecimiento económico. Para mantener el consumo se recurrió excesivamente al endeudamiento, lo que terminó siendo una de las causas de la crisis mundial. En tales casos, una recomposición de la parte de los trabajadores en el ingreso sería no solamente justa, sino necesaria.

Los economistas más ortodoxos suelen criticar el aumento del gasto público y los incentivos a la demanda interna.

–Hay una corriente de pensamiento económico que quisiera minimizar el rol del Estado en la economía, postulando que los recursos que usa el gobierno se los quita primero al sector privado y segundo, que el sector privado usa mejor los recursos que el sector público. En la Unctad consideramos que el gasto público y el privado son complementarios más que sustitutos. Si el gobierno no gasta, por ejemplo, en salud, educación, investigación e infraestructura, el sector privado no podría invertir ni aumentar su eficiencia. Desde un punto de vista macroeconómico también vemos una complementariedad entre gasto público y privado, en la medida en que el primero puede sostener la demanda agregada, por ejemplo con la Asignación Universal por Hijo, y también por consiguiente el nivel de actividad y el propio gasto privado. Esa es la función contracíclica del gasto público. En Argentina el gasto público aumentó de 26 por ciento del PIB en 2000 a 37 por ciento en 2010. ¿Es eso excesivo? No en términos absolutos. En Brasil esa relación está en un 38 por ciento, y ambos países siguen muy por debajo de las economías desarrolladas, que están en general en torno del 50 por ciento.

También sostienen en Argentina que el aumento del gasto público está generando una espiral inflacionaria.

–Hay que entender que hay distintos tipos de inflación, con causas y significados diferentes, y también con diferentes remedios. La alta inflación que sufrió varias veces la Argentina (1975, 1982, 1989) estaba asociada a recesiones económicas con crisis externa, fiscal y bancaria. Claramente, la Argentina no está en esa situación. La inflación actual, además de ser mucho menor cuantitativamente, es distinta en su naturaleza. Se vincula con el crecimiento económico y con determinadas estructuras de mercado. También con una puja distributiva, por eso decimos que los ajustes de salario deberían darse en relación con la productividad, lo que generaría así la demanda necesaria para un crecimiento sostenido, pero sin convalidar las anticipaciones inflacionarias

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